Mitos

¿Las arenas movedizas son realmente tan peligrosas como dicen las películas?

Es cierto que si luchas contra ellas, estas te van succionando más y más. Pero, ¿Te hundirías lo suficiente como para ahogarte?

Arenas movedizas
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Lo de las arenas movedizas es realmente extraño: partículas sólidas que -al unirse- se comportan como un líquido y que -sin embargo- impiden el movimiento en su interior... hasta el punto de atrapar a cualquiera que cometa el error de pisarlas (o por lo menos así es como lo cuentan las películas de los años 60). Todos hemos visto esa escena donde alguno de los personajes ha pisado arenas movedizas por accidente. Trata de mover un pie... pero no hay manera. Cada vez que se mueve, se hunde más y más. Crecen su desesperación y su agonía... pero nadie escucha. Y poco a poco, cada vez quedan menos partes de él en la superficie. Finalmente, la cámara hace un zoom out y nos permite ver cómo las arenas movedizas lo están succionando por completo. Lo último que podemos ver es su mano, que se retuerce desesperada hasta que queda finalmente inerte.

Cuando vemos esta escena, los espectadores siempre nos preguntamos lo mismo: ¿Es esto realmente posible?, ¿O es simplemente fruto de la imaginación de los guionistas de Hollywood?

¿Qué son las arenas movedizas?

Esencialmente, las arenas movedizas son una mezcla muy poco densa de partículas muy finas de arcilla empapadas en agua. A diferencia de lo que sucede en las “arenas no movedizas”, donde el volumen que ocupa el espacio que separa los granos de arena que las componen supone alrededor de un 25% del volumen total; en el caso de las arenas movedizas, los espacios entre las partículas ocupa entre un 30 y un 70% del volumen total.

La distancia entre un grano y otro es tan grande, que el rozamiento disminuye hasta el punto de que el suelo pasa de actuar como sólido a actuar como líquido. Por lo que no soporta ningún peso. Las arenas movedizas suelen formarse alrededor de grandes masas de agua. Sobre todo a las orillas de ríos profundos, como el Amazonas.

También existe otro tipo de arenas movedizas, que son aquellas provocadas por los terremotos. La fuerza de las vibraciones es tan grande, que son capaces de presionar súbitamente las aguas subterráneas, que se mezclan con el terreno y hacen que se vuelva inestable. De esta forma, las casas, las edificaciones y las carreteras se hunden como si el suelo que las sustenta desapareciese súbitamente.

¿Las arenas movedizas pueden matar?

Hay mucho mito. Las arenas movedizas no son realmente tan extremas como en las películas”, explicaba el sedimentólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Alfredo Arche en una entrevista con RTVE. Además, tampoco existen en el desierto, como muestran por ejemplo en Lawrence de Arabia”, matiza.

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature en el año 2005, es físicamente imposible que las arenas movedizas engullan a una persona más allá de la cintura. Porque -por poco compactas que sean las arenas movedizas- la verdad es que el cuerpo humano siempre será menos denso. Ahora bien, esto no significa que no puedan matar:

Hay que tener en cuenta que la fuerza requerida para salir de las arenas movedizas es enorme: para mover un pie en las arenas movedizas -a una velocidad de un centímetro por segundo- se requiere la misma fuerza que hay que invertir para levantar un coche de tamaño mediano (ejercer una fuerza de más de una tonelada). Es decir, que el verdadero peligro está en no poder salir de ellas y morir de hambre, calor o agotamiento. Y en realidad, el ahogamiento solo es posible si quedamos atrapados cuando empieza a subir la marea.

¿Cómo debemos actuar si hemos caído en arenas movedizas?

Debemos aumentar la superficie de contacto. En vez de tratar de mover los pies, debemos dejarnos caer con cuidado, de espaldas o de bruces. Y después, debemos arrastrarnos hasta conseguir alcanzar un terreno estable. Al repartir el peso del cuerpo y ofrecer más superficie de contacto con el suelo, podremos flotar... sin hundirnos y sin quedarnos atrapados.