Educación

Desajustes

España registra la segunda peor tasa de empleo en Europa de los estudiantes universitarios

La ingeniería, industria y construcción e informática son los ámbitos que ofrecen más oportunidades laborales y, en cambio, ha bajado la matrícula de alumnos

Imagen de archivo de un examen del MIR
Imagen de archivo de un examen del MIRjuan carlos cardenasAgencia EFE

España tiene cada vez más titulados universitarios, una circunstancia positiva si no fuera por el hecho de que esto no está alineado con las necesidades que tiene el sector productivo. Provoca desajustes entre la cantidad de graduados superiores que ofrece el sistema y los puestos de trabajo que en realidad hay disponibles para esos estudiantes cuando acaban sus estudios.

Esto se refleja en que, en 2021, España registraba la quinta menor tasa de actividad de la UE para sus egresados superiores, la segunda menor tasa de empleo, la segunda tasa de paro más elevada, la mayor tasa de temporalidad y contaban con un porcentaje de parados de larga duración también superior, según refleja un informa de la Fundación CYD presentado hoy.

Por ámbitos de estudio, son muchos los estudiantes españoles que eligen estudios relacionados con la educación y la salud, más incluso que en la UE-27. Sin embargo, en los ámbitos STEM, es decir los relacionados con la ingeniería, manufactura y construcción, y tecnologías de la información y comunicación, España tiene un menor peso. “Estos datos contrastan con la importancia de estas disciplinas en el mercado laboral y la respuesta a los retos tecnológicos del futuro, por lo que habrá que tenerlo en cuenta en el diseño de la oferta universitaria y en la orientación de los estudiantes que han de escoger titulación”, se advierte en el informe.

De hecho, avisa de que los ámbitos de estudio de ingeniería, industria y construcción e informática son los que ofrecen más oportunidades laborales y, en cambio, ha disminuido la matricula en los últimos 20 años. En cambio, en otros ámbitos como las artes y humanidades, con oportunidades de empleo inferiores, la demanda y el número de graduados ha aumentado. De ahí que los autores del estudio consideren que es necesario mejorar la información y la orientación de los futuros universitarios para disminuir los desajustes entre oferta y demanda de titulaciones.

Cada vez más títulos y plazas sin cubrir

Paralelamente, sigue aumentando el número de titulaciones que ofertan las universidades pero casi 10 de cada 100 plazas ofertadas en grados en las universidades públicas presenciales no se cubren en el proceso de preinscripción y una quinta parte de las titulaciones dejan el 25% o más de las plazas ofertadas sin cubrir. “Estos datos alimentan el debate sobre la pertinencia de la oferta universitaria, la cual debería tener en cuenta las necesidades del mercado laboral y, por tanto, dimensionarse en base a criterios relacionados con el ámbito de estudio, la cobertura geográfica de las universidades y el nivel educativo de la oferta (grado y máster)”, dice el estudio. Y es que, en el entorno actual, “los jóvenes universitarios deben recibir conocimientos y competencias que les permitan desarrollarse profesionalmente y adaptarse a la realidad cambiante de la sociedad. Para ello, es imprescindible aumentar la agilidad en la respuesta del sistema”.

Las mujeres, peor paradas

El informe también constata que la universidad debe mejorar y potenciar su función de ascensor social porque “se constata una infrarrepresentación de los alumnos procedentes de un contexto socioeconómico más humilde (progenitores con un nivel de estudios inferior a los superiores)”. También alerta de la falta de equidad del sistema en la medida en que en todos los niveles educativos se registra un mayor número de mujeres matriculadas que hombres pero, a medida que aumenta el nivel formativo ( máster y doctorado), la presencia de mujeres disminuye. Y eso pese a que las mujeres obtienen mejores resultados que los hombres.

Por ámbitos de estudio, en los STEM es donde la situación es más preocupante, especialmente en las tecnologías de la información y comunicación, donde las mujeres no llegan a representar el 14% de los estudiantes de grado (5,5 puntos por debajo del dato de la UE). También se registran cifras bajas en ciencias naturales, matemáticas y estadística. Aquí las mujeres son minoría en los tres niveles educativos, mientras que en la UE esto solo ocurre a nivel de doctorado. En cambio, en el ámbito de la ingeniería, industria y construcción, aunque con poca participación femenina, España mejora su situación relativa en la UE, tal y como expone el informe.

Tampoco se ha dado un salto importante en cuanto a la igualdad de oportunidades de la mujer en su inserción laboral en la universidad. Según el informe, el porcentaje de mujeres entre el personal dedicado a la I+D en el sector de la enseñanza superior ha pasado del 40,4% de principios de siglo al 46,3% de 2020, lo que es una buena noticia, sin embargo, a medida que aumenta la categoría profesional del PDI, desciende la representatividad femenina. Estos datos contrastan con el número de mujeres matriculadas y egresadas. “Sigue habiendo todavía una segregación horizontal en la elección de los estudios, así como una segregación vertical o techo de cristal, tanto en el avance de la carrera investigadora, como en la inserción laboral de las egresadas y en puestos de responsabilidad en la gestión universitaria. La equidad debe seguir avanzando y el sistema tiene que seguir insistiendo en facilitar su mejora”.

Reformas legales insuficientes

El informe concluye que las reformas legales que se han emprendido “no define las bases sobre las que se debe asentar el modelo de universidad al que se aspira, ni abre el sistema a una estrategia de modernización. Se requiere un modelo de aportación y de gestión diferente”. La Fundación CYD identifica siete aspectos prioritarios para la universidad: mayor inversión, atracción de talento, empleabilidad, transferencia de conocimiento, internacionalización, acceso y equidad, y transformación digital.