Andalucía

400 kilómetros y 300 euros para la vacuna de la varicela

Acusan al Ministerio de Sanidad de causar el desabastecimiento del fármaco sin dar explicaciones al respecto

Los padres de Leire, que mañana cumple 19 meses, aprovecharon el puente de mayo para ir a Navarra a ponerle la primera dosis de la vacuna
Los padres de Leire, que mañana cumple 19 meses, aprovecharon el puente de mayo para ir a Navarra a ponerle la primera dosis de la vacunalarazon

Leire cumple mañana 19 meses. Ella no lo sabe, piensa que el viaje a Pamplona fue una excursión, un viaje con sus «papis», pero Esther Atencia y su marido saben que no era una simple aventura. Hace unos tres meses, Esther fue a ver su pediatra de un centro médico de las afueras de Madrid. En su calendario vacunal, el que le dieron cuando nació la «peque» aún se incluía la vacuna de la varicela de los 12 meses. No había entrado en vigor la decisión del Consejo Interterritorial de Sanidad que establecía un calendario único para todas las comunidades y la vacuna de la varicela se fijaba a los 12 años, en lugar de al año de edad. Madrid, desde 2006, se guiaba por la primera pauta. Esther, antes de que su pediatra se lo prescribiera, «quería vacunar a mi hija. Me da más seguridad y desde el principio sabía que se la quería poner». En esa última revisión, cuando se lo propuso a la pediatra, ésta le confirmó su duda: a una edad tan temprana ya no la cubría la Seguridad Social. «La infección natural por el virus de varicela produce protección (inmunidad) frente a la enfermedad que dura toda la vida», aseguran algunos de los expertos que han asesorado al Ministerio de Sanidad y que han hecho que éste determine que nuestro calendario «recomienda la vacunación frente a la varicela con dos dosis a los 12 años de edad en personas que no hayan pasado la enfermedad ni hayan sido vacunadas con anterioridad». Hasta aquí todo suena correcto. Pero, ¿y qué ocurre con los padres que, por decisión personal, como Esther, deciden que quieren vacunar a sus hijos antes de los 12 años? Hasta ahora, con una prescripción de tu pediatra, en cualquier farmacia te daban la vacuna –de unos 40 euros–. Sin embargo, como denuncia el laboratorio Sanofi Pasteur-MSD, «desde julio de 2013 no se están liberando lotes para el canal farmacia», por motivos que la empresa desconoce, ya que la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) deniega la liberación de Varivax, el nombre comercial de la vacuna. Salvo por este comunicado oficial, la empresa evita comentar el problema, ya que están metidos en un proceso judicial. Han optado por denunciar al Ministerio porque, como afirma David Moreno, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, «nos tienen a todos desconcertados porque no nos han sabido dar ningún motivo concreto».

Sin más opciones y, «con la angustia que está provocando en algunos padres», afirma Moreno, Esther, por el boca a boca y las noticias de los medios decidió irse a Navarra a conseguirla, la única comunidad autónoma, junto con Ceuta y Melilla, en la que no siguen la decisión adoptada por el Interterritorial y en cuyas farmacias las dan con la prescripción médica correspondiente.

Antes de tomar la decisión, se lo consultó a su pediatra, que la animó a hacerlo. Eso sí, «me dijo que no la pidiera por internet porque es una vacuna muy sensible –tiene que permanecer en un ambiente frío, de entre 2-8 grados– y, aunque con algunas mensajerías te aseguran que te lo traen en congeladores, no me quería arriesgar». Su farmacéutica habitual conocía una en Pamplona y en seguida se puso en contacto con ella. Le aseguraban que le guardaban la vacuna. Sólo quedaba fijar la fecha del viaje. Los padres de Leire no son los únicos que han tenido esta misma idea, como explica Marta Galipienso, farmacéutica de Navarra y tesorera del Colegio Oficial de la Comunidad: «Cada día recibimos unas cuatro o cinco peticiones y tememos que nos podemos quedar sin suministro pronto». Es más, en su farmacia, la única que le quedaba también la ha comprado una madre de Madrid. Y no sólo llegan de la capital, «también tenemos clientes que se hacen más de 1.000 kilómetros desde Andalucía sólo para conseguir la dosis para su niño». Y es que, como algunos pediatras prescriben dos dosis con 18 meses de diferencia entre una y otra, «algunos niños se han quedado sin la segunda, porque la primera sí que se la incluía la Seguridad Social». A Ceuta y Melilla, como hay que trasladarse en avión, no están llegando tantos padres, pero muchos padres se han trasladado de Galicia a Portugal, y los que viven en Cataluña, por cercanía, se decantan por Andorra. Desde la Farmacia Meritxell, confirman la demanda: «nos llaman a diario y el problema es que nuestros lotes vienen de Francia y tampoco nos están llegando más», sostienen.

Sin información previa

En el puente de mayo, cuando la mayoría de los madrileños colapsaba las carreteras en dirección a Valencia en busca de sol y playa, Leire y sus padres optaban por el norte. Salieron un jueves y aprovechando que el viernes sólo era fiesta en Madrid, «compramos la vacuna y se la pusimos en un centro médico pegado a la farmacia. La dueña nos aseguró que no dejaba de llegar gente pidiendo lo mismo». Es más, en el mismo hotel en el que ellos se hospedaron, otros dos matrimonios también habían tenido la misma idea y se habían trasladado ese mismo fin de semana. «La broma nos salió por más de 300 euros, entre gasolina, hotel, clínica y vacuna», afirma Esther. Ahora ya en Madrid y ya que en su entorno también hay madres con niños de una edad parecida a la de su hija está escuchando de todo. Es más, «una amiga me ha dicho que en una clínica privada se la ponen y si es así, para la segunda dosis me ahorro el viaje». Es cierto que, como ha comprobado este diario, en cualquier centro se puede pedir cita para que, si los padres llevan la vacuna y la receta médica, le puedan inyectar la dosis al niño, pero su venta en estos centros no se está dando. Fidel Rodríguez, vocal de Atención Primaria de la Organización Colegial de Enfermería, insiste en que «cualquier enfermero puede poner la vacuna si un pediatra la prescribe. No se puede negar. Es más, no existe ningún motivo por el que si está aprobada por la Aemps nosotros no podamos ponerla». Rodríguez está de acuerdo con la posición de pediatras como Moreno que aseguran que «a nadie se le puede obligar a pasar una enfermedad», pero considera que el principal problema es que Sanidad «no se está haciendo responsable del problema porque no está dando información fidedigna». A lo que se refiere el enfermero es a que «el Ministerio debería ejercer de portavoz oficial y no lo está haciendo». Desde el equipo de vacunas que forma parte del Consejo Asesor del Ministerio, al que pertenece el vocal, «una de las propuestas que le hemos transmitido a la ministra es que cree un ente que dé la información necesaria a los padres y a los profesionales sobre las vacunas para que no se creen estas situaciones».

Y es que la forma de actuar del equipo de Ana Mato también tiene desconcertados a los farmacéuticos porque, como explica Jaime Giner, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Valencia, «lo normal habría sido que la Aemps nos hubiera enviado una circular con instrucciones previas a las farmacias para explicarnos la situación, pero no prohibirnos, a través del desabastecimiento, la venta de vacunas de la varicela». Normalmente, mantiene Giner, «se hace un estudio del medicamento y se nos indica cómo podemos dispensarlo y, en caso de que lo determinen así, lo restringen sólo a uso hospitalario». Mientras «esta irracionalidad» se mantiene, algunos consejeros de Sanidad, como el de Valencia y el de Murcia, ya han salido al paso reclamando al Ministerio que tome cartas en el asunto y se decida: o se permite su venta en boticas o se restringe a los hospitales. Hasta entonces, «voy a ir buscando una manera de ponerle la segunda dosis a Leire aquí en Madrid».