
Vaticano
Becciu: «No renuncio, decido no ir al cónclave»
El cardenal defenestrado anuncia de forma oficial su baja en la elección del Papa. Tras resistencias previas y un intenso debate en las congregaciones generales, no participará «por el bien de la Iglesia»

La trama con más pimienta del precónclave para elegir al próximo Papa llega a su fin. Ayer por la tarde, la Santa Sede hizo público un comunicado en el que se anuncia que Angelo Becciu, el cardenal defenestrado por el Papa Francisco, no entrará en la Capilla Sixtina. Se trata de una nota en la que el implicado se expresa en primera persona sobre su postura.
«He decidido obedecer como siempre he hecho a la voluntad del Papa Francisco de no entrar en el cónclave permaneciendo convencido de mi inocencia», asegura en el texto. Además, detalla que da este paso a un lado «teniendo en el corazón el bien de la Iglesia, a la que he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, así como contribuir a la comunión y serenidad del cónclave».
Según ha podido confirmar LA RAZÓN, el escrito no habría sido elaborado únicamente por el purpurado italiano, sino que sería fruto del consenso al que se llegó por la mañana durante un avivado debate en la sexta sesión de las congregaciones generales. Becciu, primer cardenal condenado por malversación en la historia reciente de la Iglesia, se negó a respaldar el primer borrador del comunicado puesto que se incluía el término «renuncia». Después de solicitar la palabra, expuso con rotundidad: «No renuncio, pido no participar en el cónclave». De esta manera, quiso dejar claro ante el Colegio cardenalicio que, bajo ningún concepto habría abdicado de su derecho a elegir al próximo Obispo de Roma, sino que simplemente habría ofrecido un gesto de fidelidad a la Iglesia y al Pontífice fallecido.
En cualquier caso, de alguna manera, acepta el castigo impuesto por el Pontífice fallecido y da legitimidad a la carta firmada por Jorge Mario Bergoglio en la que expresaría el veto a adentrarse con el resto de los purpurados menos de 80 años en la Capilla Sixtina. Pero, sobre todo, allana el camino al próximo Papa, puesto que de haberle impedido entrar, siempre podría haber impugnado el proceso electoral.
Becciu se autodescartó el pasado lunes después de que el cardenal camarlengo Kevin Farrell mostrara ante las congregaciones generales este lunes un escrito que tenía en su posesión el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, firmado con la «F» del Papa Francisco y que el interesado había visto previamente.
Si hasta la fecha el purpurado defenestrado había mantenido que este texto no tenía validez jurídica porque no se trataba de un decreto pontificio, quizá la presión mediática y eclesial le habrían llevado después a reconsiderar su postura. Desde el entorno del que fuera sustituto de la Secretaría de Estado cuentan que «aunque se ha hablado mucho de la posibilidad de que llegara a impugnar la elección del próximo Papa, Becciu no llegaría tan lejos. Siente que ha sido una víctima del sistema y por ello ha querido visibilizar su enfado por lo que considera una injusticia, pero nunca llegaría tan lejos».
Fue el 16 de diciembre de 2023 cuando el Tribunal Vaticano dictó una sentencia inédita en la historia de la Iglesia. Por primera vez un cardenal era condenado a prisión por delitos vinculados a la corrupción.
Becciu, que llegó ser el número 3 de la Santa Sede tanto con Benedicto XVI como con Francisco, fue condenado a cinco años y medio de cárcel por defraudar más de 200 millones de euros del cepillo vaticano a través de una operación inmobiliaria. Junto a una multa personal que asciende a 8.000 euros, se suma el pago solidario junto a los otros ocho condenados en el juicio a una indemnización al Vaticano por el daño causado de 200 millones de euros. Aun contando con la rotundidad de la sentencia, Becciu ha interpuesto un recurso para intentar anular o rebajar su condena.
Al margen de este castigo de los tribunales eclesiásticos, Francisco le despojó verbalmente de todos sus privilegios como cardenal, incluida la participación en el cónclave. Sin embargo, los abogados de Becciu, hasta que ayer se oficializó su renuncia, siempre mantuvieron que esa sanción verbal no tenía validez alguna, más aún después de haber fallecido el Sucesor de Pedro. «El Papa Francisco fue engañado», dicen que llegó a asegurar el pasado lunes ante el foro cardenalicio, como el propio Becciu ha denunciado en otras tantas entrevistas y ante los tribunales.
Con la baja de Becciu, serán 133 los cardenales que participarán en la elección del próximo Papa. A la ausencia del purpurado italiano se unen otras dos ausencias, una de ellas las del cardenal Antonio Cañizares. Ayer confirmó este extremo Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Además, desveló que en la sexta congregación general estuvieron presentes 183 cardenales, de los cuales 124 eran electores.
Al igual que el lunes, hubo una veintena de intervenciones sobre la Iglesia, los desafíos que afronta y cómo puede responder. «Entre los diversos temas de reflexión figuraron las cuestiones sociales, el individualismo, el relativismo, la soledad, la centralidad de Jesús para responder a las necesidades del mundo moderno, la necesidad de consolación, la evangelización y la responsabilidad de la Iglesia en favor de la paz», expone la Santa Sede. En total, los purpurados permanecieron reunidos durante tres horas y media, un encuentro que arrancó con un momento de oración, seguido de una meditación a cargo de Donato Ogliari, fraile de la Orden de San Benito y abad de San Paolo.
La Oficina de Prensa también ofreció más detalles sobre cómo se desarrollará el cónclave. El 7 de mayo, a las diez de la mañana, se celebrará la Misa «pro eligendo Pontifice» en la basílica de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Giovanni Battista Re. Por la tarde, los electores se reunirán en oración en la Capilla Paulina, la primera logia del Palacio Apostólico Vaticano, y después, a las 16:30 horas, se dirigirán en procesión a la Capilla Sixtina para iniciar el Cónclave que elegirá al nuevo Pontífice de la Iglesia universal. También en la Capilla Paulina, pero el lunes 5 de mayo, a las cinco y media horas, tendrá lugar el juramento de los oficiales y asistentes al cónclave.
Junto al comunicado de Becciu, la Santa Sede también hizo pública una nota en la que el Colegio Cardenalicio agradece la presencia de los responsables de otras religiones, y de los jefes de Estado y de Gobierno como «participación en el dolor de la Iglesia», así como «homenaje» al «incesante compromiso en favor de la fe, la paz y la fraternidad entre todos los pueblos de la Tierra» del Papa Francisco. De la misma manera, los purpurados agradecen su «gran empeño y generosidad» a las autoridades italianas, al Ayuntamiento de Roma, del servicio de orden, de la Protección Civil, de los medios de comunicación y de los trabajadores, incluidos los empleados de la Santa Sede y del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Por último, los purpurados no olvidan «a los miles de adolescentes y jóvenes que participaron en el Jubileo del domingo», que ofrecen «el rostro de una Iglesia viva con la vida de su Señor Resucitado».
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