Vejez
No es caminar ni cuidar nietos: este es el pasatiempo que más estimula la mente a partir de los 65 años
Aunque puede parecer una tarea rutinaria o incluso de supervivencia, esta actividad tiene múltiples beneficios cognitivos
La salud y la resistencia física no son lo único que se ven afectados con el paso de los años. Con la vejez, también entra en riesgo la capacidad mental y cognitiva. Es normal que, al alcanzar edades avanzadas, la memoria, el lenguaje y la resolución de problemas comiencen a deteriorarse.
Para muchas personas, la pérdida de estas capacidades puede generar gran frustración y, al resignarse a ese destino, la situación puede empeorar. Sin embargo, existe una actividad común que ayuda a mantener la mente activa durante la vejez, ya que estimula el cerebro y fomenta la creatividad.
Una receta para cuidar la mente
La cocina es una de las actividades más recomendadas para las personas mayores. Aunque puede parecer una tarea rutinaria o incluso de supervivencia, cocinar para otros y probar recetas nuevas tiene múltiples beneficios cognitivos.
Más allá de una simple obligación diaria, se trata de explorar y preparar platos que no forman parte del repertorio habitual. Buscar nuevos ingredientes, adaptar recetas o experimentar con combinaciones distintas son acciones que implican planificación, coordinación, concentración e imaginación.
Cocinar como terapia
Desde la psicología se reconoce que la cocina favorece la salud mental. Ayuda a combatir enfermedades como la depresión y la ansiedad, muy comunes en la tercera edad. Además, fortalece la motricidad fina, mejora la atención y refuerza la autoestima, ya que cocinar implica cumplir con metas cotidianas y ver resultados concretos.
El psicólogo Raúl Carvajal afirma que la cocina es una experiencia que une el acto de preparar alimentos con un espacio de reflexión personal. Según él, la cocina “conecta los sentidos, la creatividad y la comunicación”.
Pero no solo es beneficioso el proceso de cocinar, sino también lo que ocurre después. Cuando se cocina para otros, la comida se convierte en una oportunidad para socializar y compartir. Las sobremesas, por ejemplo, estimulan el intercambio de ideas, anécdotas y valoraciones, lo cual es excelente para mantener activas las funciones cognitivas.
“Después de cocinar en conjunto, compartimos la comida y se generó un espacio muy agradable entre personas (...). La cocina empezó a ser un espacio de encuentro: primero para replicar recetas, luego para innovar y socializar”, explicó Carvajal.
Infinitos beneficios
La experiencia multisensorial, la exploración, el desafío, el aprendizaje constante y la expresión personal hacen de la cocina una fuente inagotable de estímulo mental. Y todo esto contribuye a mejorar el bienestar y la capacidad cognitiva de las personas mayores.