Iglesia Católica

Carlos Osoro: «Hemos visto a una Iglesia viva, que quiere salir al encuentro de los jóvenes»

El cardenal asegura a este periódico entre reuniones sinodales que está abierto a «escuchar a los que están y a quienes viven fuera de la Iglesia. Entre todos nos tienen que enseñar a anunciar con más fuerza el Evangelio».

Carlos Osoro: «Hemos visto a una Iglesia viva, que quiere salir al encuentro de los jóvenes»
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El cardenal asegura a este periódico entre reuniones sinodales que está abierto a «escuchar a los que están y a quienes viven fuera de la Iglesia. Entre todos nos tienen que enseñar a anunciar con más fuerza el Evangelio».

Carlos Osoro sale del aula Paolo VI buscando a su interlocutor. Lleva tres semanas casi recluido entre estas dependencias del Vaticano, donde se desarrolla el Sínodo de los Obispos, y el lugar en el que se hospeda en Roma. En este tiempo apenas ha tenido tiempo para otra cosa que no sea debatir con el resto de padres sinodales sobre la juventud. El cardenal arzobispo de Madrid acepta la charla en el intermedio de uno de estos encuentros con la condición de no entrar en el detalle del contenido del documento final, que sólo será oficial hoy sábado. A unos metros le espera el cardenal Juan José Omella para ir a comer algo. Hay poco tiempo que perder.

Durante la inauguración del Sínodo, el Papa Francisco animó a los representantes de la Iglesia a acometer acciones valientes. ¿Se ha cumplido ese objetivo en estas tres semanas de debates?

Se están dando pasos hacia ello. La presencia de tantos padres sinodales de todo el mundo, jóvenes y otros expertos ha hecho que pongamos en primer lugar al joven que vive en cualquier parte de la Tierra. Ellos deben tener un gran protagonismo en la vida de la Iglesia, aludiendo a un Jesús que también fue joven y que entregó su vida por amor y por anunciar el Evangelio.

¿Habrá medidas o conclusiones de fuerte impacto? Por ejemplo, en todas las comparecencias diarias ante la prensa, el tema de los abusos sexuales ha sido una constante. ¿Ha sido ésta la principal preocupación?

Hay que esperar a ver el documento final. Pero puedo decir que lo primordial ha sido poner el acento en los jóvenes, el discernimiento vocacional y la fe. No se puede trasladar al centro lo que no lo ha sido. Se ha tratado como un elemento más. Otro tema que ha acaparado gran atención mediática ha sido la homosexualidad. Incluso se habla de que el documento final incluirá el término LGTB. Ya estaba en el documento preparatorio que nos ha servido de base para los diálogos. Por tanto, ha sido igualmente otro punto más de los muchos que hemos tocado.

¿Dónde hay que poner el foco, entonces, en la lectura del texto definitivo?

En la atención a todos los jóvenes, no solamente a quienes son cristianos. Estamos hablando de una oferta de vida y de salvación, de una manera de estar en el mundo. Hemos visto a una Iglesia viva, una Iglesia que quiere salir al camino, a las realidades concretas que viven los jóvenes en todas partes. A todos los caminos, sin exceptuar ninguno. Y por último, hay que verlo desde la sinodalidad. Es decir, contando con toda la Iglesia y con los protagonistas de su misión.

¿Era importante una reunión de este tipo para demostrar la unidad? Sobre todo, teniendo en cuenta unos últimos meses turbulentos...

Pero hay una comunión excepcional que ha quedado demostrada. Cuando salimos de las reuniones se ve esa alegría que compartimos pese a las diferencias que tenemos por venir de distintas partes del mundo.

¿Cómo ha sido su experiencia en particular?

Muy positiva, de mucha alegría. Entre los jóvenes de todas las procedencias he visto que tienen algo en común: ese deseo por transformar este mundo. Presentar esa idea de un Jesús vivo que quiere cambiar es apasionante. Creo que ese espíritu ha conquistado a los jóvenes y a todos los presentes durante el Sínodo.

¿Cómo ha sido trabajar con ellos mano a mano?

Muy bonito. En Madrid contamos con esa experiencia a través del Parlamento diocesano, formado por jóvenes de las ocho vicarías. Para mí ha sido apasionante ver cómo los jóvenes quieren anunciar a Jesucristo y cómo otros que no demuestran tanta adhesión a la Iglesia también han aportado sus ideas y lo que ellos viven.

Se ha hablado también del rol de la mujer. Algunas, como la hermana María Luisa Berzosa, presente en el Sínodo, han reclamado mayor protagonismo. ¿Cómo se han desarrollado estos diálogos?

En un ambiente muy fraterno, muy cordial y dando un papel muy importante al papel de la mujer dentro de la Iglesia, porque ciertamente lo ha tenido. La primera mujer que hace posible que Dios tome rostro es María. ¿Cómo no va a ser importante la mujer?

¿Qué le dice usted a toda esa juventud que está fuera de la Iglesia o que se ha apartado de ella?

Que nos perdonen si no les hemos hecho el caso suficiente. En segundo lugar, que sean capaces de mirar la persona del Señor. Y por último, que yo estoy abierto a escucharles a todos, a los que están y a quienes viven fuera de la Iglesia. Entre todos nos tienen que enseñar a anunciar con más fuerza el Evangelio.