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Situación

Un chino reflexiona al volver a España tras cuatro años viviendo fuera: "El país ha sido vendido"

Este ciudadano asiático dejó cinco mensajes claros y contundentes

Dos ciudadanos chinos paseando por la calle Antonio López, Usera larazon

Nuestra casa es nuestro rincón de seguridad, el lugar donde uno se siente más seguro. Sin embargo, algunas personas a veces tienen que cambiarla en algún momento de su vida ya sea por motivos personales, familiares o profesionales. A veces la vida obliga a cambiar de aires pese a que uno esté cómodo en el lugar donde está establecido antes de hacer las maletas. Esto supone un cambio total para la vida diaria de las personas afectadas.

Sin embargo, como se dice de forma cotidiana, la vida da muchas vueltas y a veces se acaba volviendo al lugar en el que todo comenzó. Esto le sucedió a un ciudadano chino llamado Ma Wukong, que como relató en su cuenta de 'X' regresó a España tras cuatro años viviendo fuera: "Llevaba casi 4 años sin volver a la piel de toro y toca hilito con pequeñas reflexiones", explicó en una publicación iniciada con la bandera de España.

La reflexión de un chino que vuelve a España

Este ciudadano no se anduvo con medias tintas y explicó lo siguiente: "Cosas que me llamaron la atención de mi vuelta a España". Comenzó hablando de algo básico: "La mayoría de las infraestructuras se han quedado atrás respecto a la Asia desarrollada, como una década". Las estaciones ferroviarias se colocaron en su punto de mira y la crítica no era algo puntual: "Ya no hablemos de China, que está en otro nivel, pero hay infraestructuras directamente tercermundistas, como la Estación de tren de Chamartín. La T1 es otra ratonera".

Su crítica no se quedó ahí y también fue a otro tipo de transporte: "Conduje bastante y noté muchas carreteras en mal estado, también". Las autopistas también se colocaron en su foco: "El atraco de los peajes en Galicia lo dejamos para otro día".

Los precios, en el punto de mira

Este ciudadano chino estuvo muy molesto en su vuelta por otro motivo clave: "Todo es absurdamente caro"."No hay relación directa entre datos de salarios más comunes y el coste de vida. No entiendo cómo la gente puede sobrevivir si no es de la beneficencia", critica en su publicación en 'X'. Explica que pese a ello la gente no se corta: "Comer fuera es un atraco, y cualquier restaurante de medio pelo te sale por lo mismo que un restaurante de lujo en Shanghái. No tiene sentido alguno. Eso sí, las terrazas llenas".

Además, Ma Wukong afirma que el servicio deja bastante que desear: "La gente trabaja, de cara al público, abiertamente mal". Cuenta su experiencia: "Cuento con los dedos de una mano la gente que me atendió profesionalmente. Desgana, malas caras... hubo trabajadores que hasta se me encararon por pedir un servicio". Lo resume así: "Hay un claro desinterés de cara a todo lo que implica trabajar y las normas básicas de trato".

Achaca todo a la salud mental

También observó que la gente no está en su viviendo de forma ideal: "Hay un porcentaje relativamente importante de la población que está fuera, mental y físicamente". Apunta directamente: "Ya no hablemos de vagabundos o locos, que bastantes hay, sino de gente que está claramente afectada por un consumo excesivo de alcohol y otras drogas". Incluso siente pánico: "Hay ciertos barrios que asustan, solo con pasear por ellos".

Su último mensaje es sobre los turistas: "El país ha sido vendido a los guiris". No solo se centra en las zonas más recurrentes: "Muchas partes de ciudades importantes ya se sienten como un decorado para que los guiris paseen". Concluye con un claro mensaje: "No me quiero ni imaginar cómo será en Mallorca, Alicante o Málaga, cuando esto ya ocurre en Santiago de Compostela, o en Coruña con los cruceros". La visión de la gente de fuera no es siempre similar, pero es útil para hacerse una idea de la situación del país.