Estados Unidos

Adiós a Jon Stewart, el gran azote televisivo de políticos y medios en EEUU

Jon Stewart durante la emisión del programa "The Daily Show with Jon Stewart"en 2011
Jon Stewart durante la emisión del programa "The Daily Show with Jon Stewart"en 2011larazon

Tras 16 años en antena, Jon Stewart se despide mañana del programa "The Daily Show", un espacio que ha convertido en todo un referente de la televisión gracias a su mezcla de información y sátira y desde el que se ha dedicado a sacar los colores a políticos y medios de comunicación de Estados Unidos.

En un país donde el debate político y las cadenas de noticias dejan continuamente frases y situaciones más propias de la ficción, el humorista neoyorquino supo aprovechar eso al máximo y ha triunfado utilizando la realidad casi como única inspiración.

Stewart, básicamente, se ha dedicado durante una década y media a tratar de dejar al desnudo los discursos extremos, la hipocresía, las contradicciones o las torpezas de políticos y medios a través del humor.

"Cuatro noches a la semana durante 16 años, Jon Stewart (...) ha salido en antena a exponer nuestras ridiculeces cívicas. Ha sido heroico y persistente", resume David Remnick, el director de "The New Yorker"en una columna en el último número de la revista.

Gracias a ello, Stewart ha conseguido a lo largo de los años una fiel audiencia, de entre 1,5 y 2 millones de espectadores cada noche, con especial éxito entre la población joven y progresista.

"The Daily Show"ha ganado 18 premios Emmy, ha tenido exitosos hijos como "The Colbert Report"y su popularidad ha llevado a Stewart a presentar en dos ocasiones la gala de los Oscar.

Pero, en paralelo a esos triunfos, el presentador se ha ganado muchos enemigos y críticos, principalmente en los sectores más conservadores, que le acusan de favorecer a la izquierda y de cebarse con los suyos.

FOX News, el Tea Party o George W. Bush han sido dianas habituales para Stewart, que, pese a ello, ha insistido siempre en su centrismo y en no tener vínculos con ningún partido político.

"Liberal y conservador han perdido su significado en Estados Unidos. Yo represento al centro distraído", bromeó Stewart en una ocasión.

En los últimos años, el presentador ha sido criticado a menudo por su supuesta cercanía al presidente estadounidense, Barack Obama, que le recibió en dos ocasiones en la Casa Blanca, pero al que también ha atacado repetidamente por incumplir algunas de sus promesas electorales.

Tras anunciar su marcha el pasado febrero, Stewart abandona "The Daily Show"precisamente en un momento que parecía hecho a su medida, con la campaña de cara a las elecciones presidenciales cogiendo ritmo y con un inesperado protagonismo de Donald Trump.

El magnate, con su polémico discurso, se ha convertido en uno de los objetivos favoritos del programa, que, pese a su tono cómico, también tiene momentos de seriedad.

"Algún día, cuando Trump sea presidente, todos miraremos atrás hacia esto y no nos reiremos", indicaba este miércoles el espacio en su cuenta de la red social Twitter, que tiene más de tres millones de seguidores.

Según los analistas y varias encuestas publicadas en los últimos años, "The Daily Show"tiene una influencia importante en buen número de votantes, que señalan el espacio como una de sus principales fuentes de noticias políticas.

Por ahora, poco se sabe del último programa de Stewart, que se emitirá el jueves y que durará alrededor de una hora, frente a los 30 minutos habituales.

En la cuenta atrás, el humorista ha optado por rodearse de otros cómicos y ha invitado sucesivamente a Amy Schumer, Denis Leary y Louis C.K. a su mesa, por la que han pasado todo tipo de personajes públicos, incluido el propio Obama.

"The Daily Show"ya existía antes de Stewart, que tomó las riendas en 1999 en sustitución de Craig Kilborn, y sobrevivirá a su rostro más conocido.

El elegido para dar continuidad al espacio es el sudafricano Trevor Noah, de 31 años, un colaborador del programa que ya ha probado la presión que lleva acarreado su nuevo puesto, tras ser blanco de numerosas críticas por varios chistes sobre judíos y mujeres que publicó en el pasado en las redes sociales. Mario Villar/EFE