Criminalidad

Crimen de Castro Urdiales: Mamen, la estafadora que coció la cabeza de su marido

La Guardia Civil investiga si Carmen Merino asesinó a Jesús María Baranda y, tras descuartizarle, pidió ayuda a la empleada del hogar para deshacerse del cadáver.

Jesús Mari y Mamen levaban casi ocho años de relación y en Castro les conocía todo el mundo
Jesús Mari y Mamen levaban casi ocho años de relación y en Castro les conocía todo el mundolarazon

La Guardia Civil investiga si Carmen Merino asesinó a Jesús María Baranda y, tras descuartizarle, pidió ayuda a la empleada del hogar para deshacerse del cadáver.

Para cualquier criminólogo o experto en psiquiatría forense, la mente de María del Carmen Merino es un caso clínico interesantísimo, digno de un estudio serio y concienzudo. Mamen, como todos la conocen, nació hace 61 años en Utrera (Sevilla) pero se crió en Cádiz. Su padre, policía nacional, estuvo destinado en el País Vasco en los años de la lucha más intensa contra ETA y de hecho, ella conserva familia por el norte, donde acabó viviendo tras conocer a Jesús María Baranda, un vizcaíno ya jubilado del Banco Santander que fue directivo de varias sucursales cuando aún era el Central Hispano. Ambos habían estado casados antes de conocerse.

Ella en dos ocasiones: su primer marido falleció y del segundo se separó. Fue entonces cuando surgió su relación amorosa con Jesús Mari –como le llaman a él–, también separado y con dos hijos. La pareja residía en el número 2 de la calle Padre Basabe de Castro Urdiales desde hacía casi ocho años. Era el lugar de veraneo del hombre con su primera familia pero al separarse la convirtió en su vivienda habitual. Ella trató de integrarse en el pueblo y se apuntó a clases de Baile Español en la Casa de Andalucía de Castro Urdiales, donde hizo algunas amigas, como Ana y su hermana, Mari Carmen, a quienes mas tarde involucraría en su macabro plan. A él le conocían en Castro de toda la vida y nadie habla mal: un tipo afable, hablador y de costumbres fijas.

Tenía su cuadrilla en Castro pero también otra de jubilados y ex clientes del Santander, con quienes se reunía cada lunes a echar la partida en el bar Niza de Baracaldo. También organizaban quedadas anuales o cumpleaños, y entonces acudían también sus esposas, por lo que estos ex compañeros amigos conocían a Mamen, que nunca encajó demasiado en el grupo por su carácter «algo cambiante». «Tan pronto te gastaba bromas, como que algo le molestaba y de repente se le cambiaba el humor. No tenía problema en hacerle algún desaire en público a su marido», comentan los conocidos.

Sin embargo, nada que hiciera entrever el grado de maldad que parece encerrar la mujer. El Grupo de Homicidios de Policía Judicial de la Comandancia de Cantabria investiga ahora cuándo se llevaría a cabo el asesinato de Jesús Mari, uno de los casos más escabrosos que se recuerdan y que fue adelantado por «El Diario Montañés». No se descarta nada por el momento y hasta puede que hubiera contratado a unos sicarios para cometer el crimen.

Puede incluso que fuera el propio Jesús Mari quien lo pagara, ya que faltaban 12.000 euros de sus cuentas una vez estaba supuestamente desaparecido. La única certeza por el momento es que los indicios contra su última pareja son tan fuertes que el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Castro Urdiales decretó el pasado día 2 de octubre prisión provisional comunicada y sin fianza para ella.

Mamen fue la última persona en verle, tiene antecedentes por estafa en 2013 y 2017 a un gallego (cuando supuestamente ya mantenía una relación con Jesús Mari), hizo movimientos en sus cuentas una vez desaparecido y, además, dice que se encontró con su cabeza en la puerta de su casa, metida en una caja pero, sin embargo, no lo denunció.

Crimen como regalo de San Valentín

Según los datos que maneja la investigación, el asesinato de Jesús Mari debió cometerse la semana del 11 al 18 de febrero porque el primer día acudió a la última quedada con la cuadrilla y el 18 «alguien» haciendose pasar por él (a Mamen también la imputarían suplantación de identidad por este motivo) comunicó al grupo que no podía acudir a Baracaldo. Tres días después su móvil deja de funcionar y los investigadores creen que ella se deshace del terminal. Cuando los amigos contactan con su mujer, preocupados porque Jesús Mari estaba ilocalizable ésta les comenta que él la ha abandonado.

En abril les escribe desde otro número haciéndose pasar por Jesús Mari para, de alguna manera, ganar tiempo: «Estoy fenomenal, no os preocupéis, voy a estar un tiempo de pasota», venía a decir. Sin embargo, los amigos tenían claro que ése no podía ser él: no eran sus expresiones. La excusa del abandono también la amplía al resto de la familia: «Ha cogido 12.000 euros y se ha ido a Punta Cana», decía ella. Un primo del «desaparecido» se inquieta y acude a denunciar su desaparición: es muy raro que se esfume sin dejar rastro y deje su coche aparcado en la calle. Al parecer, es entonces cuando la Guardia Civil se pone en contacto con ella y les da la explicación del abandono amoroso. Pero ella sabe que ya se siente vigilada.

Quizá por ese motivo le urge deshacerse de la única parte del cuerpo de Jesús Mari que, por algún motivo, aún no había tirado. Sospecha que si lo tira al contenedor podrían recogerlo los agentes así que simula un regalo para una amiga: así la Guardia Civil no sospechará al verla transportar un paquete, si es que la están siguiendo. La gaditana había introducido la cabeza de su pareja en una olla hirviendo para deshacerse de las partes blandas, de modo que prácticamente solo quedaba el cráneo que, según el análisis de ADN practicado en el Instituto de Medicina Legal de Cantabria, en Santander, corresponde al banquero. Una vez secado, lo envuelve –no está claro si envasado al vacío o en papel de aluminio–, lo introduce en una caja y envuelve ésta en papel de regalo.

Así se lo lleva a Ana, amiga de las clases de baile y le dice que son juguetes sexuales. Como cree que la Policía puede ir a su casa, le da apuro que descubran eso. Esta mujer, sin embargo, le da la caja a su hermana Mari Carmen que es la que finalmente descubre el macabro «regalo». Lo abrió la madrugada del pasado sábado y entonces comenzó a destaparse todo. Poco después el guardia civil más experto en el hallazgo de restos biológicos, el famoso perro de aguas llamado Marley, ya estaba trabajando en la vivienda de la pareja. También quisieron buscar el resto del cuerpo en el vertedero de Meruelo pero ya se ha descartado.