Cierra hoy el XXV Congreso Católicos y Vida Pública

«No me enfado con Dios, sino con quienes provocan la pobreza»

Magnus MacFarlane-Barrow. Ganador del Premio Princesa de Asturias 2023 por salir al rescate de 2,5 millones de niños en 18 países

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Un imprevisto de salud impidió a Magnus recoger en Oviedo el Premio Princesa de Asturias 2023 de la Concordia. Hoy podrá resarcirse porque clausura el XXV Congreso Católicos y Vida Pública organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación CEU San Pablo. Para este escocés, salir al rescate de 2,5 millones de niños empobrecidos en 18 países a través de la fundación Mary’s Maels, que creó hace veinte años, no es cuestión de altruismo sino de fe encarnada.

Dice que la Virgen de Medjugorje le ha cambiado la vida. ¿No teme que le tomen por loco?

No me preocupa que se piense que soy un loco. A menudo pienso en mí mismo como un loco. Y si voy a ser considerado un loco me gustaría serlo como un «loco por Cristo» (ser un loco por su Madre es, por supuesto, ser loco por Él). San Pablo, entre otros, hablaba de «ser un loco por Cristo». Y estoy encantado de reconocer que mi vida se vio transformada por Nuestra Señora en Medjugorje. Contar mi historia y la historia de Mary’s Meals sin confesar esa parte no sería auténtico y haría muy difícil entender cómo «un loco» acabó fundando Marys Meals.

¿Cómo acabó llevando un jeep de ayuda a Bosnia en 1992?

Ese noviembre mi hermano y yo vimos en la televisión un telediario en el que se informaba de cómo sufría la gente en Bosnia, en los alrededores de Medjugorje. Nos sentimos conmovidos y, mientras nos tomábamos una cerveza en un pub, empezamos a hablar de la idea de pedir una excedencia en nuestro trabajo (éramos piscicultores de salmón) para recoger donativos y llevarlos a Bosnia. Tres semanas más tarde salíamos de nuestra casa en las Tierras Altas de Escocia con un Land Rover lleno de ropa y comida que entregamos en un campo de refugiados. Mi intención era volver a trabajar en la piscifactoría, pero la gente seguía dándome donativos. ¡No pude pararles! Así que, dejé mi trabajo, vendí mi casa y alguien me dio un camión. Durante el año siguiente conduje hasta Bosnia 22 veces.

Clausura el Congreso Católicos y Vida Pública. ¿Cómo debe «mojarse» un cristiano en sociedad?

Hoy sufrimos una crisis de liderazgo y una falta de confianza en las instituciones públicas. Tenemos una enorme necesidad de personas en la vida pública que actúen con una integridad y honestidad extraordinarias, que sirvan al bien común de forma desinteresada. Todo el mundo, especialmente los jóvenes, es muy sensible a la hipocresía. Por lo tanto, si las personas eligen profesar su catolicismo en la vida pública, deben estar dispuestas a establecer los más altos estándares. Eso no significa que podamos esperar la perfección, pero sí que mostremos ciertas virtudes como la honestidad, la humildad, la valentía y la generosidad de espíritu. Profesar que somos católicos –decir que somos seguidores de Cristo– no es poca cosa porque nos exige comportamientos y normas diferentes a los «usos del mundo». La Doctrina Social de la Iglesia nos exige que vivamos una «opción preferencial por los pobres» por lo que, independientemente de nuestras opiniones políticas, los católicos deberían demostrar de diversas maneras un auténtico deseo de ayudar a los más vulnerables.

Malawi, Somalia, Haití… ¿No se desespera viendo que esos lugares donde vuelcan todos sus esfuerzos no acaban de despegar?

Sin duda puede ser frustrante ver la falta de progreso en países como éstos. Sin embargo, podemos evitar esta desazón centrándonos en la parte que podemos cambiar. En Mary’s Meals, aunque a veces sea difícil ver progresos inmediatos a escala nacional, sí es posible ver cambios positivos en la vida de un niño, o de mil niños, o de dos millones de niños. La vida de cada uno de ellos mejora porque comen cada día en la escuela y porque están recibiendo una educación. Y, por tanto, pueden convertirse en las personas que, en última instancia, cambien las cosas a mejor en sus países. O tal vez sean sus hijos o los hijos de sus hijos. Tenemos que empezar por algún sitio, y sin duda el lugar por el que debemos empezar es por los niños. Nunca es culpa suya vivir en un lugar azotado por la pobreza, la guerra o gobiernos corruptos. Así que no, nunca desespero porque en cada niño rebosa la esperanza.

¿Regaña a Dios al ver que los pobres son cada vez más pobres?

No, no me enfado con Dios por esto, porque vivo en un mundo increíblemente abundante, un mundo en el que producimos alimentos más que suficientes para todos nosotros, y con la posibilidad de producir muchísimo más. Dios nos ha dado, a la familia humana, todo lo que necesitamos. Dios no ha creado la pobreza ni las situaciones que hacen que los pobres sean cada vez más numerosos y más pobres. Nosotros, como seres humanos, somos responsables del problema y de las soluciones. Si queremos enfadarnos, enfadémonos con las personas que están provocando esto, o que podrían ayudar a cambiarlo si quisieran. Eso nos incluye a usted y a mí. Millones de niños pasan hambre en el mundo no porque no haya comida suficiente, sino por las decisiones que muchos de nosotros tomamos o dejamos de tomar.

Los Papas insisten en que la Iglesia no es una ong. ¿Cómo hace ver que su fundación no ejecuta mera filantropía sino que evangeliza?

Mary’s Meals es una misión universal sencilla. Existe para alimentar a niños hambrientos y cuenta con el apoyo de personas de todas las religiones y de ninguna. Al mismo tiempo, hemos fundado y dado forma a esta misión de acuerdo con el mensaje del Evangelio y la doctrina social católica, que nos dice que cuando proporcionamos alimentos a los hambrientos debemos hacerlo libremente y no coaccionar a quienes necesitan nuestra ayuda en cuestiones de fe. Por eso, si Mary’s Meals ayuda a las personas a acercarse a Dios no es a través de las palabras, sino más bien a través de lo que hacemos y de cómo lo hacemos. Cuando llevamos a cabo este trabajo con amor incondicional, a gente puede querer saber de dónde viene ese amor. Y quizás se pregunten por qué este trabajo se llama Mary’s Meals.

Francisco insiste en que no se puede trabajar «para» los pobres sino «con» los pobres. ¿La Iglesia ha sido capaz de pasar del asistencialismo a la dignificación?

Mary’s Meals se basa en caminar con los más pobres y darles la «propiedad» del trabajo diario en sus comunidades. Y al posibilitar la educación se intenta liberarles de la pobreza y de la dependencia de la ayuda. Como escribió Juan Pablo II: los pobres no son el problema, sino los principales constructores de una existencia mejor y más humana para todos nosotros. Al mismo tiempo, debemos tener cuidado con pensar que actos básicos de caridad –como dar de comer a los niños– están pasados de moda. A veces esa caridad básica es necesaria, para los que no tienen forma inmediata de ayudarse a sí mismos.

¿Cuál es su siguiente sueño?

Para ser sincero, a menudo sueño con que Escocia gane la Copa del Mundo (¡sí, soy un loco!). Incluso clasificarse para un Mundial se ha convertido en un sueño para los escoceses. Y, por supuesto, sueño con que todos los niños del mundo puedan comer cada día en su lugar de educación. Este sueño no es una tontería. Es mucho más alcanzable que mis sueños sobre el fútbol.