Psicología

Esta psicóloga ha estudiado a más de 200 niños: los más felices tienen padres que hacen estas 9 cosas con ellos cada mañana

Algunos padres repiten cada mañana una serie de gestos sencillos que, según la psicología, marcan la diferencia entre empezar el día en piloto automático o hacerlo sintiéndose seguro, acompañado y de buen humor

Esta psicóloga ha estudiado a más de 200 niños: los más felices tienen padres que hacen estas 9 cosas con ellos cada mañana
Esta psicóloga ha estudiado a más de 200 niños: los más felices tienen padres que hacen estas 9 cosas con ellos cada mañanaUnsplash

Antes de que un niño haya salido de casa, su día ya tiene un "tono emocional" marcado. No lo define una agenda perfecta ni un desayuno instagramable, sino cómo de visto, seguro y acompañado se siente al lado de sus padres.

Reem Raouda, experta en crianza consciente y madre, ha analizado a más de 200 niños y llega siempre a la misma conclusión: los más felices y resilientes crecen en hogares donde, sobre todo por las mañanas, la conexión importa más que el control. Para lograrlo, sus padres repiten una serie de gestos sencillos que regulan el sistema nervioso del niño y le dan un punto de apoyo emocional para todo el día.

Las 9 cosas que hacen los padres de los niños más felices cada mañana

1. Se regulan ellos antes de pedir calma a sus hijos

Antes de despertar al niño, se conceden un minuto para respirar, tomar café en silencio o simplemente parar. Saben que los hijos "leen" primero el estado nervioso del adulto, no sus palabras. Por eso intentan no empezar el día desde el agobio.

2. Conectan antes de corregir

No arrancan con "date prisa" o "te has lavado los dientes", sino con contacto visual, una sonrisa o un abrazo rápido. El mensaje es claro: "tú eres más importante que las prisas". Y, curiosamente, así el niño colabora mejor.

3. Crean pequeños oasis de calma

Aunque la mañana sea un caos, introducen micro-rituales: música suave en el desayuno, unos minutos sin pantallas, una mini reunión familiar antes de salir. Es su forma de enseñar que la calma puede existir incluso en días acelerados.

4. Buscan al menos un momento de risa

Un chiste malo, una voz tonta, una mini batalla de baile en el pasillo. La risa descarga tensión y le muestra al niño que equivocarse, mancharse o ir con los calcetines distintos, no rompe el vínculo ni arruina el día.

5. Preguntan cómo está, no solo qué tiene que hacer

No se quedan en "¿llevas la agenda?" o "¿tienes examen?". También preguntan "¿cómo te sientes hoy?" o "¿qué es lo que más te apetece del día?". Con eso entrenan su vocabulario emocional y le ayudan a poner nombre a lo que siente.

6. Incluyen el contacto físico como algo no negociable

Abrazos, besos en la frente, un momento de acurrucarse en el sofá. Saben que el contacto libera oxitocina y baja el nivel de estrés, así que lo programan en tres momentos clave: al despertar, antes de salir de casa y al despedirse.

7. Protegen las mañanas de las pantallas

Durante los primeros minutos tras despertarse evitan móviles, tablets y tele, también para ellos. Ese momento sin estímulos digitales deja espacio para hablar, mirarse y arrancar el día desde la presencia y no desde el scroll.

8. Respetan que el ritmo del niño es distinto al suyo

Añaden unos minutos extra a las transiciones (vestirse, desayunar, ponerse los zapatos) y, cuando pueden, se adaptan a ese ritmo más lento. Entienden que lo que a veces parece "lentitud" es, en realidad, el cerebro del niño procesando el mundo.

9. Crean un pequeño puente antes de decir adiós

No se despiden a la carrera. Se toman unos segundos para mirarle, abrazarle y decirle: "Luego me cuentas cómo fue el experimento de ciencias" o "mañana hacemos juntos tortitas". Así el niño se va sintiendo acompañado, no soltado de golpe.

Raouda insiste en que no se trata de tener mañanas perfectas ni de cumplir las nueve pautas a diario, sino de priorizar una idea: la seguridad emocional va antes que la productividad. Incluso incorporar solo uno de estos gestos, de forma constante, puede cambiar por completo cómo tu hijo entra en el día… y cómo tú lo vives con él.

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