Virus
Estas son las pistas para saber si tu hijo tiene catarro o la cosa es más seria y se trata de una bronquitis
Se conocen hasta 200 posibles tipos de virus involucrados en la aparición de resfriados, siendo los más frecuentes los rhinovirus
Con la llegada del otoño, de la estación fría, dejamos atrás los típicos virus de tripas para dar la entrada a los respiratorios, más característicos en esta nueva etapa del año, y especialmente entre los niños. Identificarlos y tratarlos a tiempo suele ser clave para una mejor evolución de estos episodios. En concreto, los resfriados son súper frecuentes en estos meses y representan la consulta más habitual en Pediatría en otoño. El doctor Javier Sánchez, pediatra en el Hospital Quirónsalud Zaragoza, mantiene que los catarros representan una inflamación de la vía respiratoria superior (nariz y laringe), que genera mocos y tos. “También pueden provocar fiebre, especialmente si se trata de niños más pequeños”, apunta el especialista.
En concreto, dice que se conocen hasta 200 posibles tipos de virus involucrados en la aparición de resfriados, siendo los más frecuentes los rhinovirus. Explica que, tal y como nos ha demostrado la COVID-19, las manos representan una de las principales vías de entrada de estos virus, aparte de la tos o los estornudos. “En los niños es bastante frecuente que compartan juguetes en las guarderías o en los colegios, en los que diseminan fácilmente secreciones al chuparlos, por lo que muchos contagios se producen por esta vía”, agrega el pediatra.
Suelen resolverse en un periodo de una semana a 10 días, y sin dejar secuelas, prosigue este especialista del Hospital Quirónsalud Zaragoza. Cuando hay fiebre suele durar los 2-3 primeros días; y si hay tos puede perdurar hasta 2 o 3 semanas, mientras que los dolores de garganta y los síntomas nasales suelen terminarse en la primera semana.
El tratamiento indicado en estos casos, según apunta, es el lavado nasal, una adecuada hidratación y, si tiene fiebre, el empleo de antitérmicos. “Asimismo, en este caso se recomienda que el paciente permanezca en el domicilio evitando asistencia a centro escolar", apunta el especialista.
Cómo detectar las bronquitis
Por otro lado, son frecuentes, aunque menos que los catarros, los episodios de bronquitis o bronquiolitis entre los menores, con una media de unos 100.000 casos anuales, según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y necesitando muchos de ellos ingreso hospitalario. Esta patología, según indica, afecta a las vías respiratorias inferiores y dificulta la respiración, por lo que, en su opinión, hay que tener más cuidado.
Sostiene que es más frecuente en los menores de 2 años, y especialmente en los que tienen menos de 6 meses, precisa este pediatra. Recuerda que el virus responsable de estas infecciones respiratorias es el virus respiratorio sincitial o VRS, para el que precisamente desde este otoño se va a proteger a muchos niños en España.
Concretamente, y por primera vez en nuestro país se ha incluido en el calendario vacunal la inmunización frente a la bronquiolitis para los menores de seis meses, y hasta los dos años de edad para los menores de riesgo, a quienes se les inyectará un anticuerpo monoclonal (‘nirsevimab’) con el que se espera, según la Asociación Española de Pediatría, una reducción del 80% de casos de bronquiolitis.
En cuanto a los síntomas que la diferencian de un catarro, el pediatra destaca en la bronquitis o bronquiolitis, la aparición de dificultad respiratoria, que se puede percibir como una sensación de hambre de aire, al respirar con la tripa, tirar más de las costillas, así como una tos más intensa y profunda.
“Para este tipo de patologías, además de los lavados nasales, en ocasiones se necesita otro tipo de tratamiento. Generalmente, se recomiendan broncodilatadores y, si no es suficiente, corticoides orales. Asimismo, se precisa una valoración por parte del pediatra para hacer un seguimiento y una evaluación de ese cuadro médico; por lo que en caso de sospecha de bronquitis se debe acudir a su centro sanitario para valoración de un pediatra", indica Javier Sánchez.
Cómo podemos prevenir estos episodios
En última instancia, y con el objetivo de evitar contagios, este experto del Hospital Quirónsalud Zaragoza aconseja fundamentalmente lavarse bien las manos, "al menos unas cinco o seis veces al día, tanto el paciente como las personas que puedan estar en contacto con él".
Asimismo, considera que es igualmente fundamental el que los menores no compartan objetos ni alimentos, así como que el niño tosa lejos del resto de familiares, aparte de eliminar los mocos de la nariz con pañuelos desechables limpios en cada ocasión, para posteriormente lavarse.
“Desinfectar adecuadamente las superficies comunes como mesas o encimeras de forma diaria es otra de las medidas a seguir si se quieren evitar estos episodios tan frecuentes entre los menores en los meses de otoño", concluye el pediatra.
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