Nuevo pontífice

Hospitales
Aunque la tarea de lavar la ropa parezca inofensiva, una investigación reciente ha encendido las alarmas sobre los riesgos ocultos de uno de los electrodomésticos más comunes en los hogares: la lavadora. Científicos de la De Montfort University, en Reino Unido, advierten que muchas no alcanzan las temperaturas necesarias para eliminar las bacterias presentes en prendas tan sensibles como los uniformes de los profesionales sanitarios.
La investigación se centró en evaluar la capacidad de diferentes modelos de lavadoras para descontaminar uniformes expuestos a Enterococcus faecium, una bacteria asociada a infecciones graves como la endocarditis o la meningitis neonatal. Los resultados fueron contundentes: ninguno de los electrodomésticos analizados alcanzó los 60 °C recomendados por las autoridades sanitarias británicas para garantizar una limpieza efectiva. Incluso en ciclos normales, varias lavadoras se quedaron por debajo de esa marca y en los programas rápidos el rendimiento fue aún peor.
Más allá de la temperatura insuficiente, los investigadores hallaron otro problema preocupante: la presencia de biofilms bacterianos en el interior de las lavadoras. Estos depósitos microscópicos albergaban microorganismos peligrosos como Pseudomonas, Acinetobacter y Mycobacterium, todos ellos conocidos por causar infecciones resistentes a los tratamientos convencionales. Los especialistas subrayan que el contacto continuo con detergentes puede, paradójicamente, fortalecer la resistencia de estas bacterias.
Este hallazgo tiene implicaciones especialmente relevantes para el sector sanitario. En muchos casos, el personal de hospitales y centros de salud lava sus uniformes en casa, lo que podría estar facilitando la entrada de bacterias patógenas en entornos domésticos. Con millones de profesionales sanitarios en Europa, el riesgo de una propagación silenciosa se vuelve considerable.
Ante esta situación, la profesora Katie Laird, responsable del estudio, defiende la necesidad de reformular los protocolos actuales. Propone que los hospitales dispongan de sistemas de lavandería propios, con equipamiento industrial capaz de garantizar una higienización real. Esta medida, asegura, no solo protegería al personal sanitario, sino también a sus familias y a los pacientes con los que trabajan a diario.
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