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Las exequias

Un funeral más simple y una tumba «en la tierra»: así será la despedida de Francisco

El Papa dispuso que su cuerpo fuera velado «como cualquier hijo de la Iglesia: con dignidad, como cualquier cristiano, pero no sobre almohadones»

El día después de la muerte del Papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años a consecuencia de un ictus, los cardenales presentes en Roma se reunieron en la primera de las congregaciones de purpurados que a partir de este martes y hasta el inicio del Cónclave deberán organizar las exequias y preparar el terreno para la elección del sucesor del Pontífice argentino.

Con esta primera asamblea, que se celebró en el Aula del Sínodo y fue presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, se abre oficialmente el periodo de Sede Vacante en la Iglesia y comienza el precónclave. La primera de las decisiones que tomaron los purpurados fue concretar la fecha y algunos detalles relativos a la despedida del Pontífice, que en 2024 actualizó y modificó el ritual para eliminar los elementos superficiales que evocaran a los antiguos «príncipes de la Iglesia». Por ejemplo, después del funeral del Papa emérito Benedicto XVI en enero de 2023, que fue expusto en un catafalco, Francisco dispuso que su cuerpo fuera velado «como cualquier hijo de la Iglesia: con dignidad, como cualquier cristiano, pero no sobre almohadones». Y así será.

El Papa que intentó revolucionar la Iglesia haciendo de la misericordia y la humildad la brújula de su Pontificado también pasará a la historia por renovar las arcaicas normas que regían hasta ahora las exequias de los papas. Unas novedades que el propio Francisco introdujo en el «Ordo Exsequiarum Romani Pontificis», el libro litúrgico que regula este rito. Por primera vez no habrá tres ataúdes (de ciprés, plomo y roble) y el cuerpo será expuesto a los fieles para el homenaje no sobre un catafalco, sino dentro del ataúd, que se cerrará la víspera del funeral.

Velatorio y funeral Papa FranciscoT. NietoLa Razón

La actualización del ritual funerario «se hizo necesaria», como explicó el arzobispo Diego Ravelli, Maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias, a los medios vaticanos, «en primer lugar porque el Papa Francisco pidió, como él mismo declaró en varias ocasiones, simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración del funeral del Obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo Resucitado. El rito renovado, además, pretendía destacar aún más que el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo, y no el de un poderoso de este mundo».

Se mantienen, sin embargo, las tres «estaciones» clásicas. La primera, en la casa del difunto, en este caso en Santa Marta; la segunda, el velatorio y funeral en la basílica de San Pedro; y en tercer lugar, la sepultura, que por expreso deseo del Pontífice será fuera del Vaticano, en la basílica de Santa María la Mayor, en el centro de Roma. «La tumba debe ser en la tierra; sencilla, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus», dejó escrito el pontífice en su testamento publicado por el Vaticano.

Ravelli explicó que «la estructura interna de las estaciones y de los textos ha sido revisada a la luz de la experiencia adquirida con los funerales de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, de las sensibilidades teológicas y eclesiales actuales y de los libros litúrgicos recientemente renovados».

Por otra parte, el Vaticano difundió ayer las primeras imágenes de Francisco tras su fallecimiento en la capilla de Santa Marta, el pequeño hotel para religiosos en el corazón del Vaticano donde vivió desde su elección en el año 2013. El Pontífice descansa sobre un féretro de madera forrado de terciopelo rojo con una casulla púrpura y una mitra blanca y en las manos lleva un rosario. Está escoltado por dos guardias suizos. Las fotografías pertenecen al momento de la constatación de la muerte este lunes, y en ellas se observa a algunos de sus colaboradores más cercanos, así como a muchos de los cardenales presentes en Roma que acudieron a la pequeña capilla para dar un último adiós en privado.

El funeral se celebrará el próximo sábado a las 10:00 de la mañana y será presidido por el decano del Colegio de Cardenales, Giovanni Battista Re, pero los fieles podrán despedirse del pontífice argentino a partir de este miércoles en la basílica de San Pedro. Según las primeras estimaciones, se espera la asistencia de medio millón de fieles al funeral.

El Vaticano confirmó que, si el tiempo lo permite, la misa funeral se celebrá en la misma plaza vaticana donde el pontífice reapareció oficialmente ante los fieles el pasado Domingo de Resurrección e impartió su última bendición «Urbi et Orbi», a la ciudad de Roma y al mundo.

Algunos mandatarios y líderes internacionales han confirmado ya su asistencia. Uno de los primeros en hacerlo fue el presidente de EE UU, Donald Trump, que viajará a Roma acompañado por su esposa. También han confirmado su presencia los Reyes Felipe y Letizia, que encabezarán la delegación española; el presidente francés, Emmanuel Macron; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa. El presidente de Argentina, Javier Milei,y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, también viajarán a Roma al funeral.