Belén Tobalina

“Gabriel estuvo entre 45 y 90 minutos agonizando”

Ana Julia Quezada testificará mañana martes. “Gabriel estuvo casi una hora con posibilidad de salvarse si Ana Julia hubiera hecho una mera llamada”, sostiene el abogado de los padres del menor

Ana Julia Quezada durante la primera sesión del juicio/Foto: Gonzalo Pérez
Ana Julia Quezada durante la primera sesión del juicio/Foto: Gonzalo Pérezlarazon

“Gabriel estuvo casi una hora con posibilidad de salvarse si Ana Julia hubiera hecho una mera llamada”, sostiene el abogado de los padres del menor

Gabriel podría haberse salvado. No fue un accidente. Así de tajante y claro se mostró la acusación ejercida por Francisco Torres. El abogado de los padres de Gabriel sostuvo durante su exposición la “frialdad estremecedora” de la acusada, Ana Julia. Una frialdad que demuestra que la muerte de Gabriel no fue un accidente, sino un asesinato. “Le asestó golpes en la espada, en la cara y cabeza que le causaron un derrame y un edema cerebral. Aun así podría haber sobrevivido. Ella se subió sobre él, le golpeó y asfixió... y pasaron entre 45 y 90 minutos” hasta que falleció.

Entre medias, “mientras él agonizaba en el suelo, ella cavó un agujero”. “Gabriel - prosigue - estuvo casi una hora con posibilidad de salvarse si (la acusada) hubiera hecho una mera llamada”. Insistiendo en que no se trató de una muerte accidental, recordó al jurado popular que “tras fumarse varios cigarros (tras hacer el agujero), entra y ve que aún respira”. Fue entonces cuando “o se arrodilló encima de él para asfixiarle o se echó el cuerpo encima”. Con la misma intención, recordó al jurado que Ana Julia pintó la puerta tras enterrarle. ¿Quién hace eso y después se pone a fumar?. Y es para Torres, “lo primero que quiso seguramente fue descuartizarle de ahí esa grabación en la que se le escucha: “os voy a dar yo pescaíto por mis cojones”. Eso no lo dice alguien que está arrepentido.

El abogado de los padres también hizo hincapié en las discrepancias con la Fiscalía: “Nosotros establecemos un delito contra la integridad moral que no ve el Ministerio Fiscal. Era innecesario ese daño a la familia, dándoles ánimos, diciéndoles que iba a aparecer. Era innecesario poner una camiseta a 4 km de donde estaba enterrado. Dormía con el padre de Gabriel al que había matado - demostrando - una falta de escrúpulos brutal”.

Mientras, dentro de la sala se escucha a Ana Julia que dice “¿qué?” a sus abogados negando con la cabeza los hechos hasta el extremo de que pregunta a Beatriz Gámez, colaboradora del despacho de Thiel, algo así como que ¿por qué dice eso? y le responde: es su trabajo.

Previamente fue el turno de la fiscal Elena Fernández: “Ana Julia Quezada privó de la vida a un niño de solo ocho años de forma consciente, deliberada y a sangre fría”. “Ustedes no se tienen que preocupar del móvil, eso no tiene transcendencia a efectos judiciales, sino si fue un homicidio o un asesinato por alevosía. Y yo les digo que el Ministerio Fiscal mantiene que la acusada, de forma consciente, deliberada y a sangre fría, procedió a darle muerte de forma tan imprevisible que el menor no pudo reaccionar, máxime cuando - la acusada - formaba parte de su núcleo familiar. Gabriel no pudo defenderse, no tuvo oportunidad”, añadió.

Un extremo en el que coincide el abogado de los padres, no así respecto a lo del móvil: “El móvil no es irrelevante. El móvil es por un lado económico, ya que la madre de Ángel tiene dinero. Casi 500.000 euros vale la finca, la misma que le dice a su hija esta casa de la vieja puede ser para ti y tu novio”. El otro móvil es que “Gabriel le estorbaba y ese desprecio a la vida humana es absolutamente incomprensible. He asistido a decenas, cientos de juicios y no he visto nunca tanta maldad”, concluyó.

La Defensa, en cambió, optó por presentarse como lo hizo en su día a los medios de comunicación, recordando que fueron asignados a este juicio por turno de oficio hasta el punto que el abogado de Ana Julia Quezada, Esteban Hernández Thiel, dijo al jurado que él mismo había compartido por Facebook la foto del pequeño cuando desapareció por si alguno de sus contactos podían ayudar.

“Tras encontrar el cuerpo, yo estaba de guardia ese día. No siempre es fácil la Defensa. Somos seres emocionales y ciertamente el motivo por el que estamos aquí de alegre no tiene nada. El objetivo: un juicio justo, que se haga justicia, lo que no quiere decir venganza”. Esta presentación le sirvió para hacer hincapié en que, según él, las pruebas demostrarán que fue un accidente: “No le estranguló ni hubo una sucesión de golpes como ha afirmado la acusación. Le presionó sobre la pared tapándole la boca para que se callara. Matarle o callarle, ésa es la intención que tenéis que valorar”, afirmó en su exposición al jurado popular, al que recordó que Ana Julia no huyó del país, no había un plan preconcebido porque le dice a la abuela y al niño que le acompañar a pintar la casa y esto no cuadra con que fuera intencionado. Aquí no se niega la muerte, hay que dirimir si hubo o no intención”. En este sentido, Hernández Thiel trató de explicar que si la acusada no lo confesó fue porque “no sabía qué hacer, cómo explicarlo”.

Durante las casi dos horas que duraron las exposiciones, Ana Julia Quezada, vestida completamente de blanco salvo por unas zapatillas azules, no soltó el pañuelo que Beatriz Gámez, colaboradora del despacho de Thiel, le dio cuando en el segundo mudo, esta vez ante las cámaras de televisión, se le cayeron un par de lágrimas. Su testimonio finalmente tuvo que posponerse hasta mañana martes.