Sociedad enferma (I)
¿Humano? No tan humano
Nuestro conocimiento técnico y científico nos ha hecho prósperos, pero egoístas y endiosados
Introducción 1940, líder de Tomania: «En este mundo hay sitio para todos. La Naturaleza es rica, y nos alimenta. Pero la falta de conocimiento de su verdadera esencia está envenenando lo sustancial. Hemos progresado mucho y muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. La ciencia y la tecnología, pese a que aportan salud y abundancia, no colman nuestra necesidad existencial. Nuestro conocimiento técnico y científico nos ha hecho prósperos, pero cínicos, egoístas y endiosados. Avanzamos técnicamente, pero profundizamos muy poco. Más que máquinas, necesitamos más humanidad. Más que inteligencia técnica, necesitamos más bondad y dulzura, más inteligencia humana. Sin estas cualidades la vida será violenta, y todo se perderá». Transcripción libre y extractada del memorable discurso final de Chaplin en la satírica película de «El Gran Dictador».
Sociedad enferma
Datos recientes: Los niños interactúan más con pantallas que con amigos. Sólo tres de cada 10 niños hacen ejercicio físico. Más del 33% tiene exceso de peso. Uno de cada 4 niños sufre acoso escolar. Uno de cada 4 hogares es unipersonal. Dos millones de hogares son monoparentales. Más de 2 millones sufren depresión, 5% ansiedad, y somos líderes en ansiolíticos y antidepresivos. Se ha triplicado la tasa de suicidios en los últimos 50 años. Aumento exponencial de abortos, de violencia doméstica y de género, frente a un alarmante descenso de natalidad. El 38,5% de las empresas padece absentismo, falta de motivación y mal ambiente laboral. ¿Hemos progresado? Y otro dato: Geoffrey Hinton, el llamado padrino de la Inteligencia Artificial, abandona Google para advertirnos de que pronto no distinguiremos lo que es real del peligro que supone para la humanidad, y que irá más allá del ser humano.
El diagnóstico
El conocimiento científico y técnico (médico, mecánico y tecnológico) está floreciendo como nunca antes en la historia de la humanidad, logrando un exitoso progreso material y sanitario jamás visto. Pero, a la par, ha habido un progresivo y patológico olvido, también como nunca antes visto, sobre el conocimiento cultural (historia, geografía, literatura, arte, sociología y antropología) y, lo que es más preocupante, sobre el conocimiento humanístico existencial (filosofía y teología), poniendo en peligro no sólo el desarrollo del ser humano, sino también su propia identidad. Sólo equilibrando esos conceptos básicos del conocimiento humanístico se alcanza el verdadero progreso, la sabiduría del ser humano. Es decir, un equilibrio entre su parte material, biológica y biográfica, que engloba la tecnología, ciencia y cultura, y su parte inmaterial, espiritual y metafísica, que es consustancial al ser humano, por racional. Somos biológicos, pero también biográficos. Somos materia, pero también tenemos vida, proyectos de vida y un sentido de la vida en cada uno de nosotros. Lo material y lo tangible, armonizado con lo inmaterial y lo intangible. Durante siglos prevaleció el conocimiento humanístico, facilitando la evolución del conocimiento científico y técnico y, con ello, la revolución industrial, que impactó en todos los ámbitos de la sociedad: éxodo masivo del campo, de un modelo feudal a otro industrial; surgimiento de ideologías atemperando el poder de unos pocos sobre los demás. En definitiva, un cambio radical en el modo de vida. Pero también ha impactado en el medio ambiente, ha precarizado las condiciones de vida en las grandes urbes, ha estimulado unas necesidades materiales que la mayoría no alcanza; pérdida de productividad y empleo; aumento del dinero por encima del valor productivo; confusión de identidades a causa de la globalización. ¿Realmente hemos progresado? Con la revolución industrial y tecnológica se ha marginado el conocimiento humanístico, que fue precisamente el que lo hizo posible. Por lo que las dos grandes ramas del conocimiento deben ir a la par. Podemos alargar mucho la vida, pero ¿vacía? Podemos comunicarnos, pero ¿en soledad?; ¿sin calidad humana? Mientras la ciencia habla, el humanismo calla. Y es el alma lo que nos distingue como seres humanos. El cuerpo progresa, pero se extingue. Lo tangible fenece, y lo intangible permanece.
Si todos los individuos tuviéramos conocimiento sobre lo humano, prevalecería la solidaridad, la responsabilidad. Y sin responsabilidad no hay libertad, hay obediencia. No hay moral ni derecho, hay esclavitud. Sin moral, volvemos a ser animales, dejamos de ser humanos. La moral nos hizo libres e iguales. Y la libertad y la solidaridad nos hace humanos. La esencia de la tecnología no se encuentra en la propia tecnología, sino en la cultura que la hace posible (Heidegger). Formación de la cultura de los pueblos para su organización social, y formación metafísica para hacer efectivo su destino histórico. De ahí la necesidad de armonizar ese tándem de conocimientos, para alcanzar la sabiduría de lo humano. El cómo, lo veremos más adelante.
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