
Entrevista
Juan José Omella: «El Papa es el consejero espiritual de la humanidad»
El cardenal arzobispo de Barcelona participó en el cónclave y asistió a la misa de inicio de pontificado

El cardenal Juan José Omella y León XIV no son ni mucho menos dos extraños. Además de compartir cónclave, de alguna manera Robert Prevost era hasta hace unas semanas el «jefe» del purpurado español, en tanto que era el prefecto del Dicasterio para los Obispos, departamento vaticano del que Omella forma parte activa analizando las ternas de quienes están llamados a pastorear las diócesis del planeta y abordando los desafíos que se presentan a los prelados en uno u otro país. Ayer no podía faltar a la misa de inicio de pontificado del misionero agustino que ahora es más jefe todavía.
¿Qué sensaciones le deja esta misa de inicio de pontificado?
Ha presentado un punto clave, que es la centralidad de Jesucristo, que ha traducido en tres palabras que llegan al corazón como tres fogonazos: comunión, unión y paz. Si como Iglesia queremos estar presentes en el mundo de hoy, León XIV nos ha explicado que tenemos que ser referentes a la hora de ser hermanos, porque solo así va a ser posible que contagiemos esa comunión, unión y paz a los demás. De la misma manera, valoro especialmente que en cada una de sus intervenciones, y también en esta homilía, haya insistido en la necesidad de caminar juntos. Para quienes no estén muy familiarizados, ese caminar juntos nos remite directamente a la sinodalidad que promovió el Papa Francisco y que León XIV refuerza y ejercita. Y, por supuesto, todo ello enmarcado en una espiritualidad agustiniana. Es un regalo poder escuchar cómo nos lleva directamente a la sabiduría de San Agustín cuando nos recuerda que «nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».
Tiene a Francisco como referente, pero no es un clon…
Por supuesto que no es un doble. Él tiene su personalidad y su manera de ser, pero, reconoce, acepta y abraza la labor que ha hecho el Papa Francisco, de la misma manera que en estos días también se ha referido a otros Papas, recogiendo así la tradición de la Iglesia. Está claro que quiere seguir ese impulso que ha dejado Francisco, que remite directamente al Vaticano II. En el fondo Francisco nos invitaba a escuchar la voz del Concilio, porque a él le tocó tanto Pablo VI y la «Evangelii nuntiandi» que quiso aterrizar todos aquellos anhelos misioneros que ahora retoma un Papa misionero.
Haberse llamado León XIV le está marcando. Ayer enumeró los desafíos sociales, como el «paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres»…
Es una llamada firme a seguir trabajando en la Doctrina Social de la Iglesia, en el mundo de hoy, con el mundo de hoy, pero sin seguir los dictados del mundo. Ante estos problemas nuestra palabra será muy original, como siempre lo es el Evangelio. Por lo que vamos viendo de León XIV, va a insistir mucho en anunciar la Buena Nueva de Jesús en el tono propositivo que hizo León XIII en tiempos de cambios tan convulsos como los de hoy.
La presencia en la eucaristía de tantos líderes internacionales refleja que la Iglesia cuenta mucho…
¡Por supuesto! Yo diría que el Papa es como el consejero espiritual del mundo. Todos necesitamos a alguien de confianza que nos asesore, a quien consultamos sin que nos diga necesariamente lo que queremos escuchar sino lo que en conciencia nos tiene que decir. Cuando los dirigentes salían de sus encuentros con Francisco, siempre decían que salían consolados, con palabras de ánimo para asumir sus responsabilidades y con deberes para comprometerse con los últimos. Esa voz la va a ejercer también León XIV porque el mundo necesita del Papado, que está por encima de los vaivenes políticos y de los intereses de poder y de dinero.
En el caso de León XIV, se está implicando de primera mano como mediador de paz en Ucrania…
Exactamente. Y de alguna manera, es una llamada también a nosotros a que seamos portadores de paz. Cuando se asomó a la logia de las bendiciones por primera vez, nos invitó a todos a llevar una paz desarmada y desarmante. Y él es el primero que lo está asumiendo. Si nosotros no portamos convivencia y concordia, no podemos construir una paz global. Si decimos que callen las armas, antes tenemos que reconocer al otro como hermano y no como enemigo.
De puertas para adentro, reclamó una Iglesia que no se encierre en sí misma y abierta al mundo. Eso suena a Bergoglio, ¿no?
¡Claro! Es la no autorreferencialidad y la Iglesia en salida. Tenemos que llevar el mensaje del amor que no es nuestro, sino que nos supera, porque viene de Cristo. Esa es la riqueza de la Iglesia, el tesoro que le quema y que no se puede guardar. Si no te quema el corazón por la Buena Noticia de Jesús, no podremos dar nada, no podremos ser esperanza para el mundo.
Felipe VI ha invitado al Papa a viajar a España. ¿El cardenal de Barcelona ya le ha pedido que visite la Sagrada Familia?
Todavía no he tenido la oportunidad de formalizar la invitación, pero cualquier día de estos me lanzo. ¡Qué más quisiera yo que viniera a España para visitar todas las regiones! Evidentemente, me gustaría que peregrinara a Barcelona, pero también a Canarias, que era un deseo que expresó Francisco. De momento, al menos su palabra, su espíritu, su oración y su cariño están presentes porque él ciertamente está muy unido a España por los agustinos y por cultura española que ha vivido en Perú.
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