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«Sí, yo maté a la peregrina»

El detenido por el homicidio de Denise Thiem cambia su declaración y confiesa. La autopsia confirma que el cadáver es el de la desaparecida

El sospechoso de haber asesinado a la peregrina norteamericana a su llegada ayer a los juzgados de Astorga
El sospechoso de haber asesinado a la peregrina norteamericana a su llegada ayer a los juzgados de Astorgalarazon

El detenido por el homicidio de Denise Thiem cambia su declaración y confiesa. La autopsia confirma que el cadáver es el de la desaparecida

A última hora de ayer, Miguel Ángel Muñoz Blas se derrumbó y confesó. Reconoció ante la Policía y el juez haber matado a Denise Thiem, la peregrina desaparecida en el Camino de Santiago el pasado mes de abril. Y no sólo habérsela encontrado muerta, como apuntó en su primera declaración. Lo hizo tras el informe de imputabilidad realizado por el médico forense. La autopsia reveló que el cadáver encontrado cerca de Astorga es el de Denise.

Miguel Ángel ha tenido cinco meses para pensar en qué responder si le preguntaban por la desaparición de la peregrina. Probablemente temía que las pesquisas policiales acabarían donde empezaron, con los investigadores llamando a su puerta y así ocurrió, pero el pasado miércoles a los agentes sólo los recibió el silencio de una casa vacía. Cuando, por fin, dos días después fue detenido en Grandas de Salime (Asturias), Miguel Ángel Muñoz Blas lo negó todo: «Yo no maté a la peregrina. Estaba muerta cuando la encontré. Tuve miedo de que me culparan y por eso no dije nada». Los investigadores ponderaron la revelación y entre refutar su versión y hacerse los crédulos, optaron por la segunda. Sin duda, mucho más inteligente. Si se había topado casualmente con el cadáver y no tenía ninguna responsabilidad en la muerte, obviamente Miguel Ángel estaría dispuesto a colaborar y revelar su paradero. Cuando le preguntaron, el detenido comprendió que no podía negarse, porque si lo hacía parecería sospechoso. Él mismo les llevó al lugar. Después se encerró en sus pensamientos y no volvió a hablar.

Ésta no ha sido la primera vez que lo abordaban. Tal y como reveló LA RAZÓN en su edición dominical, el detenido giró la señal del Camino de Santiago hacia su casa para cazar a sus potenciales víctimas: mujeres que caminaran solas. La primera en perderse y ser asaltada fue una peregrina de origen chino. Al llegar a la altura de la casa de Miguel Ángel, un hombre con la cara tapada con un pasamontañas negro surgió de la nada y se abalanzó sobre ella. La mujer le propinó una patada y salió corriendo. La segunda en caer en la trampa fue una peregrina alemana. El modus operandi fue el mismo. Miguel Ángel, oculto en un apostadero como el que utilizan los cazadores, la abordó por sorpresa. La mujer forcejeó con él y en la refriega se le cayeron al suelo las gafas y se rompieron. Para librarse del asaltante le dio 50 euros y salió corriendo. Nerviosa y aturdida, acudió a la comisaría de Policía a denunciar. Los agentes la acompañaron al lugar donde había sido abordada. Allí descubrieron sus gafas, hechas añicos, todavía en el suelo.

Una de las lógicas líneas de investigación tras la desaparición de Denise fue cribar las denuncias por asaltos en esa zona del Camino de Santiago. Dos agentes acudieron a casa de Miguel Ángel y llamaron a su puerta. «¡Mucho habíais tardado en venir! ¡Yo no sé nada!», les espetó sin siquiera haber sido preguntado. A pesar de haber colocado primero el parche, los agentes le insistieron. Él, cerrado en banda, negó cualquier conocimiento. «¿Nos dejaría entrar a su casa?», pidieron los investigadores, «sólo por descartar». La respuesta los dejo secos: «Sólo si me traen una orden judicial». Los policías, cargados de reticencias, regresaron sobre sus pasos y pidieron por escrito al juez instructor una orden de entrada y registro del domicilio de Miguel Ángel Muñoz. El magistrado se la concedió. Volvieron a la casa prefabricada del sospechoso. Esta vez no se pudo negar, y tras comprobar que todo estaba en regla, les franqueó la entrada. Los investigadores llevaron perros también. En aquella inspección no se encontró nada. Aún así, no fue descartado como sospechoso. Había tenido casi un mes para deshacerse de cualquier prueba que lo pudiera incriminar.

Desde entonces se le sometió a una discreta vigilancia, aunque no permanente, que ha desembocado en su detención y puesta a disposición judicial.

El juez, a pesar de escuchar a Miguel Ángel esgrimir su inocencia, abrumado por las pruebas que los agentes de la Policía Judicial de León y la UDEV Central le han presentado, ha decretado su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza. Se le acusa del homicidio de Denise. Aún así, el caso sigue abierto y los investigadores siguen trabajando a destajo en Astorga y alrededores tratando de recabar todavía más indicios que supongan su condena en un futuro juicio. Entre otras cosas buscan las ropas de la peregrina.