Redes sociales

La realidad es lo de menos

Desinformar en lugar de informar. Es la principal característica de las denominadas «fake news», un producto que amenaza al periodismo para inducir a error

La realidad es lo de menos
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Los expertos coinciden en que la popularización del término «fake news» coincide con el final de la campaña electoral de las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos en las que Donald Trump se proclamó presidente. El propio Trump se encargó de utilizar el término en varias ocasiones para desmentir algunas noticias publicadas por los medios de comunicación norteamericanos. Si nos trasladamos a Europa, el impacto de la distorsión de la realidad que provocan estas publicaciones también quedó plasmado en las elecciones de Francia, durante el Brexit o en el desafío independentista de Cataluña. Un reciente estudio sobre la presencia de las redes sociales en nuestra vida cotidiana demostró que casi el 50% de los lectores comparten noticias por algunas redes como WhatsApp, Facebook o Twitter, las cuales figuran como el principal medio para la distribución de contenido «fake». Sin embargo, los lugares de la web más visitados del mundo, Google y Facebook, ya tratan de combatir esta lacra para la información veraz.

En España, el 86% de la población no es capaz de distinguir entre una noticia engañosa de una verdadera, ante lo cual la red social de Mark Zuckerberg ha introducido recientemente una nueva herramienta con la que se enseña a los usuarios a distinguirlas. Además de comprobar las «urls» para verificar que las fuentes son oficiales, Facebook recomienda no confiar en los titulares de los artículos que contengan un exceso de mayúsculas o exclamaciones. No obstante, al margen de estos consejos, uno de los mejores ejemplos de lucha contra las mentiras en la red es Francia, que hace dos meses aprobó dos proyectos de ley dirigidos a controlar las noticias falsas en períodos electorales. La legislación permitirá desde ya a un candidato o a un partido recurrir a un juez para que emita un recurso que frene la difusión de informaciones falsas durante los tres meses precedentes a las votaciones. Una medida que está considerada como el principio de la lucha real contra las «fake news» y que debe servir de ejemplo para el resto de países.