Pakistán

Los ángeles del ácido que han salvado a 627 mujeres

Ayesha y Massarat dan ayuda médica a las víctimas de estos ataques machistas en Pakistán

Ayesha Taslim y Massarat Misbah dirigen la Fundación Depilex Smile Again para ayudar a víctimas del ácido y del queroseno en Pakistán
Ayesha Taslim y Massarat Misbah dirigen la Fundación Depilex Smile Again para ayudar a víctimas del ácido y del queroseno en Pakistánlarazon

Ayesha y Massarat dan ayuda médica a las víctimas de estos ataques machistas en Pakistán

Todo comenzó una tarde de finales de 2003 en uno de los 40 salones de belleza que Massarat Misbah tiene en Pakistán. «Estábamos cerrando cuando entró una joven, de unos 16 o 17 años, y me dijo: ‘‘¡Ayúdame!’’». Cuando se retiró el velo de la cara vio que tenía el rostro completamente desfigurado. «Le faltaba un ojo y tenía un agujero donde debía estar la nariz», recuerda Marrarat. Un familiar había terminado con su juventud, le había tirado ácido en la cara. «Ella sólo quería verse bella de nuevo», cuenta la fundadora de la fundación Depilex Smile Again, entidad que creó tras darse cuenta de que «debía ayudar a estas mujeres», destaca a LA RAZÓN. Estos días visitan España para dar a conocer su labor, «porque los ataques con ácido no es sólo un problema sólo de Pakistán, sino que la violencia contra la mujer es un fenómeno global. La actitud machista que persiste tiene que cambiar», afirma la directora de la entidad, Ayesha Taslim. En los 13 años que llevan trabajando desde la Fundación han conseguido darle una nueva oportunidad a 627 mujeres, además de intentar solucionar sus problemas de salud, también las dan cursos de belleza para que pueden «volver a ser productivas para la sociedad», indica Ayesha.

En lo que se refiere a salud, la mayoría necesita «más de 30 o 40 operaciones de cirugía estética sólo para recuperar la movilidad de los párpados o del cuello», añade Ayesha. En esta labor colabora un grupo de cirujanos españoles, de la Fundación Sigo Adelante, que se volverán a desplazar este año a Pakistán para operarlas: «Hasta que no llegas allí no te das cuenta de la verdadera tragedia que viven», dice Julio Murillo, uno de los cirujanos plásticos de la asociación.