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Asturias

«Me encañonó y, sin mediar palabra, disparó a bocajarro»

El guardia civil herido en el atraco en Cangas de Onís tuvo la sangre fría de regresar al lugar cuando le dieron los puntos. «Es la primera vez que me disparan»

El agente del cuartel de Arriondas Marcos Aguirre recibió un impacto de bala en el hombro durante el atraco del pasado martes en Asturias larazon

El guardia civil herido en el atraco en Cangas de Onís tuvo la sangre fría de regresar al lugar cuando le dieron los puntos. «Es la primera vez que me disparan» .

«Mi compañero y yo estábamos por Arriondas y a las 09:10 horas recibimos una llamada de la central para un servicio. Nos indicaron que se estaba produciendo un atraco en una sucursal bancaria en Cangas de Onís y que posiblemente había rehenes», explicaba ayer a este periódico Marcos Aguirre, el agente herido por el impacto de una bala durante el atraco frustrado. Tras asegurarnos que se encuentra bien, detalla cómo lo vivió. Tras el aviso, «paramos inmediatamente el vehículo, nos pusimos el chaleco y fuimos al lugar donde se estaba produciendo el atraco. Al llegar, un agente que ya estaba en la zona de la sucursal nos dijo que había gente dentro. Es en ese momento cuando mi compañero salió del vehículo y justamente cuando iba a la dirección principal de la sucursal salieron los dos atracadores».

«Uno de ellos –prosigue– iba con las manos en alto y y se tiró al suelo (el detenido José Manuel Sánchez Vidal). El de atrás (el fallecido Juan Carlos Sahagún Gobantes) portaba dos pistolas. A mi compañero, este último atracador ya le había disparado desde el interior del banco».

Nada más salir, el atracador fallecido «se puso a dispararme. Yo era el que estaba enfrente de él. Mi vehículo recibió, al menos, cuatro impactos».

«Me encañonó y me disparó a bocajarro sin mediar palabra alguna. Yo estaba aún dentro del vehículo, no me dio tiempo casi ni a parar el coche. Una de las balas atravesó la luna y me impactó en el hombro. A la que me iba seguía disparándome igual», relata. En ese momento, «conseguí bajarme del coche y me parapeté en la parte de atrás del vehículo. Los disparos continuaron».

«El disparo fue de entrada y salida, no llegó a penetrar en el interior del hombro, sólo unos centímetros. En el hospital me quitaron la carne quemada por el impacto de bala, me limpiaron la herida y me dieron unos siete, ocho o nueve puntos de sutura». Fue «un buen susto, la verdad. Aunque sentí alivio al saber que el impacto había sido en el hombro. En el chaleco no recibí ninguno».

«Era la primera vez que me disparaban», afirma el agente del cuartel de Arriondas, que estará unos días de baja hasta que se le cure la herida. «Antes estaba en la unidad de Antidisturbios de la Guardia Civil, teníamos que hacer entradas en viviendas y estábamos más expuestos, pero como este caso nunca», asegura el agente. Una vez que le dieron el alta en el hospital regresó a la zona del atraco «para ver cómo estaba la situación».

Entre medias, el atracador que se suicidó –porque al parecer no quería volver a prisión– «no pidió nada en concreto al negociador: ni coche, ni dinero», afirma.

Una vez pasado el susto, este agente, padre de un pequeño de cinco años, aseguraba ayer: «Mi madre de momento no lo sabe, o eso creo. Se lo he dicho a mis hermanos porque es una tontería asustarla para nada». Aguirre destaca la frialdad del atracador: «Por cómo lo hizo, disparando sin decir nada. Desde luego no era su primera vez». Y tanto, el año pasado Sahagún Gobantes estaba en prisión. No fue la primera vez. Este individuo –que de pequeño sacó el balón de honor en un partido de fútbol disputado entre el Miranda y Tenerife el 4 de octubre de 1970 tras haber salvado a dos niños–, tenía 50 antecedentes, principalmente por robos. «Era politoxicómano», explicaron otras fuentes consultadas por este periódico.

En cuanto al detenido, se acogió ayer por la mañana a su derecho a no declarar. Hoy pasará a disposición judicial, según informó la Guardia Civil de Gijón.

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