Investigación

La medicina psicodélica aterriza en el tratamiento de los trastornos gastrointestinales

Una investigación pionera estudiará la eficacia de la psilocibina para aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable (SII) resistente al tratamiento

Modelo tridimensional artístico de un intestino humano.
Modelo tridimensional artístico de un intestino humanoJimCooteCreative Commons

El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional del intestino grueso que causa síntomas como dolor abdominal, distensión, y cambios en los hábitos intestinales, que no están asociados a una enfermedad estructural o inflamatoria del intestino. Se estima que entre el 2,3 y el 12% de la población española padece esta enfermedad, que es más frecuente en las mujeres.

En la mayoría de los casos, el SII se puede controlar con cambios en la dieta, manejo del estrés, y medicamentos que ayudan a aliviar los síntomas específicos. Sin embargo, estos tratamientos no son suficientes para muchas personas, que experimentan un cuadro clínico muy debilitante de manera persistente, con el consiguiente perjuicio para su calidad de vida. Además, la presencia de otros problemas de salud, como la ansiedad o la depresión, puede agravar los síntomas.

Ahora, una investigación pionera podría suponer un antes y después para estos pacientes. Se trata del primer ensayo clínico que examina los efectos de un psicodélico, la psilocibina, en el SII resistente al tratamiento. Liderado por Erin E. Mauney, profesora adjunta de pediatría de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), el trabajo explora cómo este compuesto psicoactivo natural modula la interocepción, es decir, la forma en que las personas perciben su cuerpo y los síntomas gastrointestinales.

El protocolo del estudio consiste en dos dosis de psilocibina con sesiones de terapia integradas antes y después de la dosis, combinadas con neuroimagen mediante resonancia magnética funcional para rastrear los cambios cerebrales. Su metodología de investigación combina medidas cuantitativas como la citada, o las puntuaciones de dolor abdominal reportadas por los pacientes, con reflexiones cualitativas de los afectados. Este enfoque multifacético busca capturar tanto la experiencia subjetiva de la curación como los cambios biológicos objetivos.

"Me interesó mucho la aplicabilidad de este campo emergente de la medicina asistida por psicodélicos a pacientes que parecen estar en conflicto con sus cuerpos", explica la doctora Mauney en una entrevista para Genomic Press, que recoge Ep.

La medicina con psicodélicos está revolucionando ya áreas como la psiquiatría y, en un futuro muy cercano, seremos testigos de todo su potencial en la práctica clínica. Tras décadas de oscurantismo y complejo con respesto a los beneficios de su uso médico, los mejores centros de investigación del mundo exploran ahora todas las posibilidades de sustancias como la psilocibinala ketamina, el LSD o el MDMA para tratar la depresión mayor, el trastorno por estrés postraumático (TPEP), las migrañas y hasta las consecuencias cognitivas de los accidentes cerebrovasculares.

La investigadora parte de la base de que muchos pacientes con síntomas somáticos graves e inexplicables han experimentado traumas significativos, especialmente en sus primeros años de vida. Tal y como explica en la entrevista, a su juicio, la medicina, en especial la gastroenterología y la medicina de la obesidad, a menudo no comprende ni aborda adecuadamente los efectos acumulativos del estrés tóxico a lo largo de la vida. Esta perspectiva le llevó a investigar cómo el trauma infantil se "codifica somáticamente" y cómo la terapia psicodélica podría crear vías para la liberación emocional y la mejora funcional.

Integración mente-cuerpo

La importancia del estudio va más allá del tratamiento del SII. Mauney espera que su trabajo ayude a sanar lo que ella describe como "la división entre mente y cuerpo que tantos médicos practican". Esta separación artificial ha obstaculizado durante mucho tiempo el tratamiento eficaz de los trastornos gastrointestinales funcionales, donde se entrelazan los síntomas psicológicos y físicos.

También busca desarrollar opciones terapéuticas escalables. Para ello, prevé optimizar los protocolos de terapia psicodélica para que sean accesibles en entornos clínicos, ofreciendo así esperanza a los millones de pacientes con SII en todo el mundo que han agotado las opciones de tratamiento convencionales.