
Jardinería
La planta con frutos que tienen sabor a piña y fresa: cuál es y cómo cultivarla
Esta especie necesita buena exposición solar, riegos frecuentes y un sustrato rico en materia orgánica

Con flores decorativas y frutos exóticos, hay una planta que sorprende a quien se atreve a incluirla en su jardín o terraza. Su aspecto discreto no anticipa el perfume embriagador de sus frutos ni el espectáculo visual que ofrecen sus floraciones. Es una especie originaria de Sudamérica, pero perfectamente adaptable al clima mediterráneo.
Lo que más llama la atención de esta planta es su capacidad de ofrecer múltiples usos: desde la ornamentación hasta la gastronomía. Sus flores presentan un contraste de colores muy llamativo, con pétalos blanquecinos que viran al rosa. No solo son bonitas, también comestibles, y su sabor recuerda a la canela.
Hablamos de la feijoa, también conocida como Acca sellowiana. Este arbusto de hoja perenne puede alcanzar varios metros de altura, aunque en los jardines europeos suele mantenerse en un tamaño más compacto y ordenado. Se trata de una especie que, a pesar de sus orígenes tropicales (Brasil, Uruguay, Colombia y Argentina), muestra una notable capacidad de adaptación a climas templados e incluso resiste temperaturas cercanas a los -10 °C.
El fruto de la feijoa es tan peculiar como la planta que lo produce. De tamaño similar a una ciruela, tiene una piel verde gruesa que protege una pulpa gelatinosa con un aroma potente y una mezcla de sabores que recuerda a la piña con un matiz de fresa. Su recolección suele producirse en otoño, entre septiembre y octubre, y el momento ideal para consumirla es justo cuando cae por sí sola de la planta, signo inequívoco de maduración.
Condiciones óptimas para su cultivo
Esta planta se desarrolla mejor a pleno sol, aunque también tolera ubicaciones en semisombra, siempre que estén protegidas del viento fuerte. Prefiere suelos bien drenados y ligeramente ácidos o neutros. Para facilitar su desarrollo, conviene evitar encharcamientos, ya que sus raíces son sensibles al exceso de humedad.
Durante la primavera y el verano, es importante mantener una rutina de riego constante, especialmente si queremos favorecer la producción de frutos. La clave está en dejar que el sustrato se seque ligeramente entre riegos, evitando tanto la sequedad extrema como el exceso de agua. En la fase de maduración de los frutos, conviene intensificar el riego y añadir un fertilizante líquido universal una vez al mes entre marzo y octubre.
También en maceta
Quienes no disponen de jardín pueden cultivar la feijoa en una maceta grande (de al menos 45 cm de diámetro) preferiblemente de terracota o materiales bien drenantes. Al igual que en tierra, necesita buena exposición solar, riegos frecuentes y un sustrato rico en materia orgánica. En este caso, hay que vigilar más de cerca la humedad, ya que las plantas en contenedor se secan más rápido. La poda ligera ayuda a mantener la forma y eliminar ramas dañadas, mientras que la multiplicación por esquejes o semillas puede hacerse en primavera.

Posibles amenazas y cómo prevenirlas
Aunque es robusta y poco exigente, la feijoa no es inmune a plagas. Puede verse afectada por cochinillas, moscas blancas o pulgones, sobre todo si se cultiva en contenedores. Estas plagas pueden favorecer la aparición de enfermedades como la fumagina, un hongo negro que se alimenta de los residuos azucarados de los insectos. La mejor estrategia es prevenir utilizando tratamientos naturales y manteniendo la planta fuerte mediante una nutrición adecuada.
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