Jardinería
La planta que todos deberían tener: atrae abejas y aleja las plagas
Más allá de su belleza y fragancia, la lavanda se considera una planta con doble beneficio ecológico: atrae polinizadores como abejas y mariposas, y actúa como repelente natural de ciertos insectos molestos
Hermosa, resistente y con un aroma inconfundible. La lavanda se ha convertido en una de las plantas favoritas de los amantes de los jardines, y no solo por su aspecto. Esta planta mediterránea esconde un doble beneficio que la hace ideal para quienes buscan un jardín bonito y funcional: atrae a las abejas, fundamentales para el ecosistema, y al mismo tiempo actúa como un repelente natural de plagas.
Aliada de las abejas
Una de las principales razones por las que la lavanda es tan apreciada es su capacidad de atraer polinizadores, en especial abejas. Gracias a su abundante producción de néctar y polen, se convierte en un auténtico imán para estos insectos, fundamentales para la salud de los cultivos y la biodiversidad. Un estudio de la Universidad de Sussex en Reino Unido confirmó que los abejorros son especialmente asiduos a la lavanda, y un informe de la OSU (Oregon State University) confirma que tanto abejorros como abejas domésticas visitan habitualmente esta planta.
La lavanda florece en verano, justo cuando muchas otras plantas ya han completado su ciclo, ofreciendo a las abejas una fuente de alimento vital. Además, su aroma intenso y la vibrante tonalidad de sus flores hacen que no pase desapercibida en ningún jardín.
Un insecticida natural
Pero el papel de la lavanda no termina ahí. Mientras que atrae a los polinizadores, su composición química -especialmente los aceites esenciales- actúa como un eficaz repelente natural contra plagas como mosquitos, pulgones y otros insectos no deseados.
Estos compuestos volátiles, agradables para el olfato humano, resultan molestos para los parásitos, protegiendo así tanto a la lavanda como a otras plantas cercanas de posibles infestaciones.
Ventajas prácticas para el jardín
También es una planta muy resistente y fácil de cuidar. Se adapta a diferentes tipos de suelo, aunque prefiere aquellos bien drenados, y es extremadamente tolerante a la sequía, lo que la convierte en una opción ideal para climas cálidos o para quienes buscan un jardín de bajo mantenimiento.
Además, la lavanda tiene múltiples usos en el hogar. Sus flores secas se pueden emplear en saquitos aromáticos, infusiones o productos de belleza caseros. El aceite de lavanda, por su parte, es conocido por sus propiedades relajantes y su uso en aromaterapia.
Consejos para cultivarla
Para que la lavanda crezca sana y fuerte, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones básicas:
- Elegir la variedad adecuada, como lavanda inglesa (más resistente al frío) o lavanda francesa.
- Ubicación soleada, al menos seis horas de luz directa al día.
- Suelos bien drenados, evitar el exceso de humedad para prevenir enfermedades.
- Riego moderado, permitiendo que el suelo se seque entre riegos.
- Poda regular, especialmente tras la floración, para favorecer un crecimiento vigoroso.
Una apuesta por la biodiversidad
En un contexto donde las poblaciones de abejas y otros polinizadores están en declive por el uso de pesticidas y la pérdida de hábitat, cultivar lavanda en jardines privados es una forma sencilla pero efectiva de apoyar la biodiversidad. Al fomentar este tipo de plantaciones, no solo se protege el medio ambiente, sino que también se potencia la producción de alimentos de forma más natural y sostenible.