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Simón Pérez

En qué consiste el negocio de la humillación: el nuevo “trabajo” de Simón Pérez

Simón Pérez convierte la humillación pública en una fuente de ingresos a través de retos grabados y difundidos en redes sociales

Simón Pérez convierte la humillación pública en una fuente de ingresos a través de retos grabados y difundidos en redes sociales laSexta

Simón Pérez, conocido inicialmente por sus intervenciones como economista en televisión, ha terminado protagonizando uno de los fenómenos más polémicos de la era digital: el llamado “negocio de la humillación”. Lo que comenzó como una carrera respetada en medios especializados, explicando hipotecas y economía en horario de máxima audiencia, ha derivado en una exposición pública marcada por la degradación voluntaria. Su nuevo “trabajo” consiste en aceptar retos públicos que lo exponen al ridículo, grabarlos y difundirlos en redes sociales, donde se convierten en contenido viral y monetizable.

“Me dieron 80 euros por raparme las cejas y si me das 50, lo hago ahora”, confiesa Simón en una entrevista concedida al programa Equipo de Investigación de laSexta. La frase resume con crudeza el tipo de dinámicas que han definido su actividad actual. De ser un economista solicitado por medios durante la crisis financiera, ha pasado a convertirse en un personaje recurrente en vídeos de TikTok, YouTube y plataformas de streaming, donde realiza acciones extremas como disfrazarse, gritar en la calle, consumir sustancias en público o someterse a pruebas físicas y estéticas degradantes, todo a cambio de pequeñas sumas de dinero.

Este modelo de “trabajo” se basa en la monetización de la vergüenza, los vídeos que lo muestran en situaciones humillantes generan miles de visualizaciones, likes y comentarios, lo que permite a los creadores de contenido obtener ingresos, mientras Simón recibe pagos simbólicos. Él mismo se define como un “mendigo digital”, consciente de que su imagen se ha convertido en una herramienta de entretenimiento masivo, y que su reputación profesional ha sido sustituida por una identidad construida desde el escarnio.