Jardinería
Quitar las malas hierbas sin arrancarlas: un truco sencillo que ayuda a largo plazo
Una solución eficaz, económica y sostenible para olvidarte de las malas hierbas sin esfuerzo ni químicos
La batalla contra las malas hierbas es una de las más persistentes (y agotadoras) para cualquier aficionado a la jardinería. Por más que se arranquen, vuelven a aparecer entre las baldosas, en los huertos, o entre las plantas ornamentales, estropeando el aspecto del jardín y compitiendo con otras especies por agua y nutrientes. Sin embargo, un truco simple y natural ha comenzado a ganar adeptos.
Este método, además de práctico y económico, tiene una ventaja clave: permite controlar el crecimiento de la maleza sin necesidad de arrancarla una y otra vez ni utilizar productos químicos que puedan afectar al suelo o a las plantas circundantes.
El truco para quitar las malas hierbas sin necesidad de arrancarlas
El truco aunque sea difícil de creer es utilizar cartón. Este material, especialmente el no plastificado y libre de tintas o adhesivos, actúa como una capa opaca y biodegradable que bloquea el paso de la luz solar a las malas hierbas. Sin acceso a la luz, estas plantas no pueden realizar la fotosíntesis y mueren progresivamente, debilitándose desde la raíz. Además, al cubrir directamente el terreno, se impide la germinación de nuevas semillas de malas hierbas.
Por otro lado, tiene una doble función, ya que el acolchado con materiales orgánicos como cartón puede mejorar la estructura del suelo y ayudar a retener la humedad, lo que beneficia también a las plantas cultivadas.
Cómo aplicar el truco paso a paso
La técnica no requiere conocimientos técnicos ni herramientas sofisticadas. Cualquiera puede implementarla con unos simples pasos:
- 1. Preparar el terreno: Retira las malas hierbas más grandes o gruesas a mano o con una azada. No es necesario desenterrar las raíces de todas, ya que el cartón hará ese trabajo por ti con el tiempo.
- 2. Seleccionar y cortar el cartón: Utiliza cartones sin tinta de color, sin cinta adhesiva ni grapas. Lo ideal son cajas de embalaje limpias. Córtalas en secciones manejables para adaptarlas al área que deseas cubrir.
- 3. Colocar el cartón: Extiende las piezas de cartón sobre el suelo, solapándolas unos 5 cm para que no queden huecos por donde puedan brotar nuevas hierbas.
- 4. Cubrir el cartón: Añade una capa de mantillo orgánico, compost, tierra o incluso hojas secas sobre el cartón. Esto no solo mejora la estética, sino que acelera la descomposición del material y lo fija en su sitio.
- 5. Esperar y observar: Con el tiempo, el cartón se descompone de forma natural, enriqueciéndose en el suelo y dejando un terreno más fértil y limpio.
Beneficios a largo plazo
- Reduce el esfuerzo físico: Adiós a las interminables sesiones de deshierbe a mano.
- Evita el uso de herbicidas: Un método completamente libre de químicos.
- Mejora el suelo: Al descomponerse, el cartón se convierte en materia orgánica, lo que ayuda a mejorar la estructura del suelo y favorece la actividad microbiana.
- Ahorra agua: Al mantener la humedad del terreno, se reduce la necesidad de riego frecuente.
Aunque este método es muy beneficioso, no todo cartón es igual. El cartón reciclado puede contener residuos de tintas industriales o adhesivos que no son aptos para el contacto con cultivos comestibles. Es importante optar por cartón marrón sin impresiones a color y libre de plásticos. A pesar de que el cartón no fue diseñado originalmente como material para jardinería, su uso puntual y consciente puede tener más ventajas que inconvenientes si se toman las debidas precauciones.
Cubrir las malas hierbas en lugar de arrancarlas puede parecer contraintuitivo, pero es una forma inteligente, sostenible y eficaz de ahorrar tiempo, cuidar tu espalda y mimar tu jardín. A veces, la solución más sencilla, como una caja de cartón olvidada, es también la más eficaz.