¿Son necesarios los suplementos de omega-3?

Durante años las autoridades sanitarias han recomendado incluir ácidos grasos omega-3 en la dieta y con razón. Estas grasas son esenciales para el organismo y tienen un efecto antiinflamatorio. En la naturaleza se encuentran a partes iguales con los ácidos grasos omega-6, que son inflamatorios, pero necesarios. El problema es que en los alimentos procesados, donde las grasas provienen de aceites de semillas como la soja, maíz o girasol, hay un exceso de omega-6 y poco omega-3, que se encuentra de forma natural en cantidades apreciables en los pescados grasos y semillas. De ahí que durante años se hayan vendido esas cápsulas amarillas con aceite de pescado para compensar este desequilibrio. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que la suplementación no tiene los efectos que se le atribuían y no ofrece protección contra las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión ni la hipercolesterolemia. ¿Quiere decir que no necesitas omega-3? No, sigue siendo imprescindible, pero en lugar de gastar en suplementos es más efectivo conseguirlo de la comida. Basta con pescado azul como atún, caballa o salmón tres veces por semana o más. Esto incluye el pescado de lata y el de piscifactoría, que tienen las mismas ventajas.

En el gimnasio, ¿mejor máquinas o peso libre?

Si te has apuntado al gimnasio verás que está llenos de máquinas de musculación de aspecto moderno. Eso no quiere decir que sean más efectivas. Tienen la ventaja de ser fáciles de usar con lo que no requieren (demasiada) supervisión. También son más seguras, porque es difícil lesionarse con ellas. Todo son grandes ventajas... para el gimnasio. No obstante, está comprobado que a la hora de desarrollar la fuerza y la masa muscular los ejercicios con peso libre son los que ganan. Las máquinas restringen el movimiento en una sola dirección, pero si estás usando una barra o una mancuerna, tus músculos, además de levantarla, tienen que evitar que se caiga hacia los lados. Esto hace trabajar a los pequeños músculos estabilizadores y así se utilizan más fibras musculares en total. Más fibras, más estimulación, más ganancia de fuerza y volumen, y un mayor aumento del metabolismo el resto del día. Con el peso libre también trabajan los músculos del cinturón abdominal, el «core» que es tan importante para prevenir lesiones y que no trabaja con las máquinas. Eso sí, necesitas aprender la técnica correcta para hacer ejercicios como las sentadillas, peso muerto o «press» de hombros. Tus resultados en el gimnasio serán bastante mejores.

El valor curativo de decir tacos

Si alguien te pisa un callo o te golpeas las espinillas contra un mueble, hay altas probabilidades de que sueltes un juramento. Esta reacción tan natural tiene más beneficios de los que parece y la ciencia ha podido estudiarlo con varios experimentos analizando los efectos sobre la percepción del dolor y el rendimiento deportivo. En un estudio se pudo comprobar que estos exabruptos aumentan la tolerancia al dolor de los voluntarios que soltaban tacos, comparados con los que guardaban silencio. En otro estudio, en el que se midió la fuerza máxima de los participantes y su capacidad de esprint, en unos casos se les pedía que soltaran tacos al hacer el esfuerzo, mientras que en otros tenían que gritar palabras neutras, como mesa, silla o semáforo. Cuando los sujetos juraban en arameo conseguían ejercer más fuerza que cuando sus gruñidos eran moderados. Ya que el esfuerzo físico intenso activa los receptores del dolor, este resultado es coincidente con el estudio anterior. También se ha visto que las personas que utilizan más palabrotas suelen tener un vocabulario más amplio que las más comedidas. En un país tan dado al juramento como este es de extrañar que no haya más récords olímpicos.