Investigación

Descubren en ratones una nueva estrategia frente al tumor cerebral más mortal

Los pacientes con glioblastoma tienen una supervivencia media de 12 a 18 meses, incluso con el mejor tratamiento disponible

El glioblastoma es un tipo de tumor cerebral muy agresivo
Cada año en España se diagnostican unos 1.600 casos nuevos al año de glioblastomaHospital 12 de Octubre

El glioblastoma es un tipo de cáncer cerebral muy agresivo, que tiene una supervivencia media tras el dignóstico de 12 a 18 meses, incluso con el mejor tratamiento actual (una combinación de cirugía, quimioterapia y radioterapia). El tumor crece a partir de células cerebrales normales que desarrollan mutaciones patológicas.

Cada año en España se diagnostican unos 1.600 casos nuevos. Para comparar, se diagnostican 34.000 casos nuevos de cáncer de mama al año y 30.000 de pulmón, aproximadamente.

Una de las principales dificultades en su tratamiento es que generalmente se diagnostican cuando ya están muy avanzados. Por ello, el reto es conseguir entender cómo se formaron y evolucionaron los tumores en sus etapas iniciales. Para ello, un grupo de investigadores del UCL (University College London) utilizó ratones cuyos genes habían sido editados para desarrollar glioblastomas comparables a los tumores humanos para observar estas etapas tempranas.

Los hallazgos de su investigación muestran que los tumores en etapa temprana dañan partes de las células nerviosas llamadas axones (extensiones largas y filiformes que conectan las neuronas), y que la respuesta natural del cerebro a esta lesión (descomponer y eliminar estos axones dañados) aceleraba el crecimiento del tumor. Los ratones en los que se desactivó esta respuesta natural desarrollaron tumores menos agresivos, vivieron más tiempo y mantuvieron una función cerebral normal que persistió hasta casi el final de sus vidas. Por el contrario, los ratones que respondieron al daño nervioso con normalidad desarrollaron tumores más agresivos y discapacidad progresiva, según los investigadores.

El estudio, publicado en Nature, evidenció que los tumores cerebrales se expandían preferentemente en las regiones de sustancia blanca del cerebro, ricas en axones. Los glioblastomas comprimían y lesionaban los axones, lo que desencadenaba un proceso denominado degeneración walleriana, en el que la proteína SARM1 descompone estos axones dañados destruyendo su fuente de energía. Este proceso, que aumenta la inflamación en el cerebro, coincidió con el aumento de la agresividad de los tumores, lo que sugiere que utilizaron la respuesta del cerebro a la lesión como combustible para su propio crecimiento.

En la actualidad, ya se están desarrollando fármacos, en ensayos de fase 1, dirigidos a bloquear la proteína SARM1 en enfermedades neurodegenerativas en las que los axones también están dañados, como la lesión cerebral traumática (LCT) y la enfermedad de la neurona motora (EMN). Por ello, los invetigadores señalan que el siguiente paso sería probar si también podrían utilizarse para tratar esta forma agresiva de cáncer cerebral.

“Nuestro estudio revela una nueva forma en la que podríamos retrasar o incluso prevenir que los glioblastomas progresen a un estado más avanzado. Esto es especialmente importante ya que las terapias actuales no funcionan bien para el glioblastoma, que es extremadamente difícil de tratar, en parte porque generalmente se diagnostica cuando ya está muy avanzado", señala la autora principal del estudio, Simona Parrinello, del Instituto de Cáncer de la UCL.

El coautor principal, el Sr. Ciaran Hill (Instituto Oncológico UCL y neurocirujano consultor del UCLH), por su parte, manifiesta que "nuestros hallazgos demuestran que existe una etapa temprana de esta enfermedad que podríamos tratar con mayor eficacia. Al interferir con la respuesta del cerebro a las lesiones antes de que la enfermedad se vuelva intratable, podemos modificar el comportamiento de los tumores, conservándolos en un estado más benigno".