Camino de Santiago

Un cambio de señales, la trampa mortal para Denise

El detenido movió las indicaciones de un cruce de sendas para equivocar a las peregrinas. Dirigía a mujeres solitarias a las inmediaciones de su casa, donde las asaltaba

Cruce entre Astorga y El Ganso donde el presunto asesino cambió las señales del Camino
Cruce entre Astorga y El Ganso donde el presunto asesino cambió las señales del Caminolarazon

El detenido movió las indicaciones de un cruce de sendas para equivocar a las peregrinas. Dirigía a mujeres solitarias a las inmediaciones de su casa, donde las asaltaba

Y por fin, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) Central resolvió el misterio. A Denise Pikka Thiem, de 41 años, se la tragó el Camino de Santiago el pasado 5 de abril. El día anterior descansó sus fatigadas piernas en el albergue de San Javier, muy cercano a la Catedral de Astorga. A primera hora, a pesar de las agujetas, se calzó sus botas de trekking grises con reflectantes amarillos, cargó a su espalda la mochila turquesa con la que inició el viaje, fular rosa al cuello porque hacía frío, y en cada mano un bastón en los que se apoyaba al caminar. Había planificado una etapa corta. Poco más de trece kilómetros. A paso relajado podía tardar poco más de tres horas en recorrer esa distancia. Denise viajaba sola, a pesar de que a las mujeres se les recomienda que hagan los trayectos siempre acompañadas porque el camino no es seguro. Nunca llegó a su destino.

Denise llevaba tres meses fuera de su casa, recorriendo mundo. Primero estuvo en Asia, después en Francia. Su última etapa del viaje terminaba en la Catedral de Santiago. Comenzó el camino en Pamplona un mes antes, el pasado 6 de marzo. No llevaba móvil, pero se comunicaba con su hermano, Cedric, cada dos o tres días vía Skipe o le enviaba correos electrónicos con sus planes. También con sus amigas. De repente todos dejaron de recibirlos. Cedric, que vive en Phoneix, alarmado por la ausencia de noticias, dio la voz de alerta. Primero entró en el correo de Denise, del que tenía el usuario y la clave, para comprobar si había alguna pista que le indicara qué había sucedido, pero no halló nada. Veinte días después viajó a España para formalizar la denuncia ante la Policía.

Los investigadores del Grupo de Homicidios y Desaparecidos de la UDEV Central con décadas de experiencia en la resolución de casos complejos, apoyados por agentes de León y por la Unidad de Inteligencia Criminal, comenzaron a trabajar. Se recopiló la información de cientos de peregrinos que habían podido coincidir espacial y temporalmente con Denise durante su recorrido en el Camino de Santiago. Desentrañar el misterio se hacía más complicado porque muchos de ellos, extranjeros, habían regresado a sus países. A pesar del ingente trabajo, se descartó que hubiera ocurrido nada en las jornadas previas que hubiese motivado su desaparición. «La conocí haciendo el Camino», relató a la Policía uno de los peregrinos con los que coincidió. «Ella era una chica muy inteligente, educada y prudente. Hicimos buenas migas y hasta recorrimos una etapa juntos. No le noté nada extraño. Estaba feliz».

Todos los datos recabados llevaron a los investigadores a una conclusión. Lo que le hubiera ocurrido a Denise tenía que haber sucedido durante la jornada del día 5 de abril, la que inició en Astorga y pensaba concluir en la localidad de El Ganso. Aquella jornada nadie se fijó en ella. Los policías no lograron recabar ningún testimonio de peregrinos o vecinos que hubieran reparado en su llamativa mochila de color turquesa, o en sus atractivos ojos orientales. La lógica indicaba que el número de probabilidades de que alguien la hubiera visto aumentaba con el número de kilómetros, ergo, debió recorrer pocos. Agentes de León hicieron el recorrido andando y a unos seis kilómetros localizaron una solitaria casa en mitad del campo. No estaba propiamente en el camino principal, sino que había que desviarse unos 500 metros para toparse con ella. Averiguaron que el dueño era un tal Miguel Ángel Muñoz Blas, de 39 años. Escarbaron en su pasado y hablaron con sus vecinos de Castrillo de los Polvazares. La información que llegó a manos de la UDEV hizo que saltaran las alarmas y que las luces de emergencia comenzaran a girar brillando. El individuo está divorciado y tiene una hija. Se trataba de un ser asocial, que apenas hablaba y no se relacionaba con nadie. Desde que se instaló en la localidad, hasta aquel momento tranquila, comenzaron a sucederse pequeños robos. Los vecinos lo miraban de reojo, desconfiados. Además, al revisar las denuncias policiales de la zona se encontraron que una mujer china y otra alemana habían denunciado asaltos muy cerca de la casa de Miguel Ángel. Las dos, que como Denise, caminaban solas, pensaron, ¡Pies para que os quiero!, y consiguieron evitar a su asaltante sin sufrir un solo rasguño. Pero ¿por qué estas dos mujeres se habían salido del Camino de Santiago y desviado por la senda que se dirigía a la finca de Miguel Ángel? La respuesta asustó a los investigadores. Cerca de la casa de este individuo hay un cruce de caminos con una señal que indicaba la dirección que el peregrino había de seguir hacia la Catedral de Santiago. Al inspeccionar el lugar, los investigadores detectaron que alguien la había girado intencionadamente para que los peregrinos se confundieran. Lo había hecho Miguel Ángel. Al menos, tres mujeres cayeron en la trampa. Dos consiguieron huir, Denise murió. En un primer momento, los agentes de León se acercaron a la casa de Miguel Ángel para preguntarle si había oído o visto algo. Él se hizo el sorprendido y con gran tranquilidad negó saber nada.

Se habló con su entorno. Sus datos fueron analizados y cribados. Ya en el mes de junio se centró a Miguel Ángel como único sospechoso. No había ninguna duda. El convencimiento personal de los investigadores es que habían localizado al asesino, pero faltaban las pruebas que sirvieran para que una vez que se levantase del banquillo de los acusados, su único camino le dirigiese a prisión. Se desplegó una discreta vigilancia sobre sus pasos y movimientos. El objetivo era localizar el lugar donde había ocultado el cadáver, al menos de forma aproximada. La extensión de su finca y de los terrenos de alrededor hacía imposible que se buscara de forma manual. Sobre todo después de recabar el testimonio de algún vecino del pueblo que lo había visto cavar a él sólo un agujero de cuatro por cuatro y dos metros de profundidad con una simple pala en tan sólo en cuatro horas. Podía estar enterrada en cualquier lugar.

Las pesquisas estaban tan definidas y avanzadas que el Gobierno y el director general de la Policía rechazaron de plano la ayuda del FBI, porque su apoyo no era necesario, y porque, aunque con menos marketing, la Policía y la Guardia Civil españolas, dan mil vueltas a otros grupos de investigación extranjeros. Durante el mes de agosto los agentes encargados de la investigación suspendieron sus vacaciones y acecharon con sutileza a Miguel Ángel. A falta de pruebas que permitiesen su detención, querían ponerlo nervioso y que cometiera un error. La presión fue tanta que evitó la vigilancia y huyó. Así, el pasado miércoles, comenzó la caza al hombre que culminó este viernes. No hubo que apretarle. El sutil trabajo de la Policía le había convencido de que tenían pruebas más que suficientes contra él. Sobre todo cuando le dijeron que sabían que había cambiado algo más de mil dólares que le robó a Denise en euros días después de su desaparición y que habían encontrado alguna herramienta que había dado positivo a sangre en uno de los galpones de su finca. El ADN reveló que pertenecía a Denise. Miguel Ángel confesó el crimen de corrido, sin pausas. Cuando le pidieron que señalase el lugar donde había escondido el cadáver no tuvo reparos en llevarles al lugar. El tiempo había dejado el cuerpo en un estado irreconocible. A pesar de que la prudencia indica que hay que esperar a las pruebas de ADN, nadie duda de que el misterio de la desaparición de Denise ha quedado resuelto. Lo que probablemente dure eternamente será el dolor de su familia y amigos. Sospechaban que había fallecido, pero la confirmación ha supuesto un golpe durísimo. Ya sólo les queda el consuelo de que se haga justicia.

La segunda carta de Rajoy a John McCain

El presidente del Gobierno ha enviado al senador de EE UU, John McCain, una nueva carta informándole de la detención del principal sospechoso de la muerte de Denise P. Thiem. Tras transmitirle «el pesar de todos los españoles», Mariano Rajoy le ha asegurado que se «trabajará incansablemente hasta esclarecer todos los detalles de este horrible crimen y no descansarán hasta que se haga justicia».