Psicología

Validar emociones en pareja: cómo comprender sin justificar conductas que hieren

Validar no es dar la razón, es entender desde dónde siente el otro sin renunciar a tus límites. A partir de las ideas de los psicólogos Rosi y Víctor, exploramos cómo se practica -de verdad- la validación emocional en pareja

Validar emociones en pareja: cómo comprender sin justificar conductas que hieren
Validar emociones en pareja: cómo comprender sin justificar conductas que hierenRosi y Víctor, psicólogos, pareja y autores de El amor se construye juntos

En las discusiones de pareja solemos atascarnos en discusiones sin sentido, justo cuando lo que más falta hace es sentirnos entendidos. Ahí entra la validación emocional, no para dar la razón, sino para reconocer que la emoción del otro tiene sentido en su historia. Básicamente, es hacer un cambio de enfoque y pasar del juicio a la comprensión para bajar las defensas, tener una conversación productiva y poner límites sin dinamitar el vínculo.

Sobre esta idea trabajan Rosi y Víctor, psicólogos, pareja y autores de El amor se construye juntos. Ellos subrayan que validar no es innato: exige entrenamiento, momentos incómodos y una curiosidad activa por el contexto del otro -qué ha vivido, qué aprendió en su casa, por qué le duele eso en concreto-. Solo así se puede girar la cabeza, mirar desde sus ojos y fusionar esa perspectiva con la propia sin justificar conductas que hieren.

Qué es validar (y qué no)

Según los expertos, validar es reconocer que la emoción del otro tiene sentido en su historia. Al hacerlo no es que justificas las faltas de respeto, solo que empiezas a comprender lo que le pasa y por qué. Y a la vez, se abre el espacio necesario para decir que no aceptas gritos, ironías o silencios incómodos. La clave es sostener ambas cosas: comprensión y saber poner límites.

Validar sin perderte: el puente entre dos realidades

Rosi y Víctor insisten en una idea: la validación une dos realidades, no borra ninguna. Primero miras la del otro -con preguntas auténticas- y luego traes la tuya con ejemplos que ayuden a comprenderla. Esa fusión no ocurre en un día, se entrena con paciencia y se asienta en conversaciones difíciles.

Cuando duele lo que el otro siente

Hay emociones ajenas que chocan con nuestros valores o con nuestras heridas. Ahí la validación es más difícil… y más necesaria. No se trata de tragarte lo que piensas, sino de cambiar el orden: primero entiendes, luego explicas. "Tiene sentido que te moleste, al mismo tiempo, para mí es importante que acordemos X". Validar amortigua la reactividad y hace posible negociar sin convertir cada diferencia en un juicio moral.

Cuándo pedir ayuda profesional

Si los intentos de validar siempre acaban en bucles de reproche, si hay escaladas que no sabéis desactivar o si los límites se difuminan, conviene pedir ayuda. El enfoque de Rosi y Víctor -apego, trauma y relaciones- pone el acento en crear un espacio seguro, sin juicio, donde aprender habilidades conversacionales, identificar disparadores y traducir emociones en acuerdos. El objetivo no es tener razón, sino construir el vínculo para que las diferencias no rompan lo esencial.