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Energía

China va a aplastar a EE. UU. en su carrera por la IA, y se debe a un factor muy concreto

La carrera por la inteligencia artificial entre ambos podría tener ya un líder. Pekín aventaja a Washington gracias a una red eléctrica robusta, mientras la capacidad energética estadounidense flaquea para sus modelos de IA

Consumo de electricidad de la Inteligencia Artificial Dreamstime

La competencia mundial por la inteligencia artificial ha alcanzado niveles de tensión geopolítica sin precedentes, donde la infraestructura energética emerge como factor determinante del futuro tecnológico. El escenario actual revela una dinámica compleja entre Estados Unidos y China, con implicaciones profundas para el equilibrio global.

La percepción de la IA como un "arma nuclear del siglo XXI" ha transformado esta competencia en un campo de batalla estratégico, donde cada inversión y desarrollo representa una jugada maestra en el tablero internacional. La diferencia de enfoques se hace cada vez más evidente.

La energía, el campo de batalla de la IA global

Asimismo, el despliegue de la IA y sus vastos centros de datos revela una faceta igualmente crucial: su voraz apetito energético e hídrico. Requieren ingentes cantidades de electricidad y agua para su funcionamiento y refrigeración.

En este contexto, la infraestructura eléctrica emerge como un cuello de botella para la expansión de la IA en Estados Unidos. La red energética estadounidense muestra limitaciones notables, mientras China ha logrado una ventaja sustancial al invertir proactivamente en su propia infraestructura, demostrando que las palabras de su primer ministro Li Qiang acerca de la importancia que concede a la inteligencia artificial tenían su razón de ser.

La situación energética en Estados Unidos es crítica, con una demanda eléctrica en máximos históricos y una evidente escasez de capacidad. Un ejemplo es xAI, de un Elon Musk que ya vaticinó el escenario actual tiempo atrás. xAI utiliza 35 generadores portátiles de gas metano en el aparcamiento de su centro de datos en Memphis, como informan en el medio digital Futurism.

Por el contrario, China ha invertido notablemente en su red, liderando la construcción global de energías renovables en 2024 (casi el 65%). Estas instalaciones le permitieron reducir sus emisiones de CO2 por primera vez, pese a demandas récord.

Esta disparidad energética otorga a China una notable ventaja en el soporte de sus modelos de IA. La capacidad de su infraestructura tiene importantes implicaciones estratégicas y geopolíticas en la carrera global por la supremacía tecnológica. Ante la urgencia en EE. UU., el presidente Donald Trump sugirió incluso conectar directamente centrales de carbón a los centros de datos, una propuesta que subraya la desesperación energética.

En definitiva, la verdadera "guerra fría" por la inteligencia artificial se libra fundamentalmente en el terreno de la infraestructura energética. La capacidad de un país para generar y distribuir electricidad definirá su liderazgo tecnológico.

Así las cosas, esta brecha energética podría definir a medio y largo plazo qué naciones lideran o se quedan rezagadas en la IA global. Si Estados Unidos y Occidente no abordan con urgencia su déficit energético para la IA, su posición tecnológica futura podría verse comprometida.