
IA
Las empresas han empezado a despedir a sus trabajadores alegando que es culpa de la IA, pero podría ser solamente una excusa para recortar plantilla
La IA se convierte en la coartada perfecta para justificar despidos masivos y ajustes de plantilla

Desde el primer momento, la inteligencia artificial fue presentada como la gran aliada de la productividad, una herramienta capaz de liberar a los empleados de tareas repetitivas y abrir espacio para trabajos más creativos.
Sin embargo, en los últimos meses, el discurso ha cambiado: con el paso del tiempo, lo que antes era una herramienta de apoyo ahora aparece en los comunicados de las grandes corporaciones como el motivo para justificar miles de despidos.
La coartada perfecta de la IA
Y esto lo podemos ver en casos como el de la aerolínea alemana Lufthansa, que anunció que eliminará 4.000 puestos administrativos antes de que termine la década, y entre sus argumentos destacó “el creciente uso de la inteligencia artificial”.
O poco después, el banco holandés ING advirtió que casi 1.000 empleos estaban en riesgo por la digitalización y la IA. Incluso la surcoreana Krafton, dedicada a los videojuegos, congeló contrataciones para centrarse en un modelo de desarrollo basado en estos algoritmos.
Lo llamativo es que, durante el auge inicial de la IA, las empresas evitaban mencionar la tecnología como causa de los recortes por miedo a los titulares negativos.
Hoy, en cambio, esa visión ha cambiado por completo y ahora lo que es tendencia es presumir del uso de la IA como símbolo de eficiencia y modernidad, aunque realmente se haga por otros beneficios como reducir costes o corregir los excesos de plantilla que se dieron sobre todo tras la pandemia.
Según la consultora Challenger, Gray & Christmas, la IA ha sido citada como responsable de más de 48.000 despidos en Estados Unidos en lo que va de año, con un repunte especialmente fuerte en octubre.
La cifra ha despertado la atención de políticos y reguladores, pero también la sospecha de que estamos ante un fenómeno de “lavado de imagen con IA”, es decir, culpar a la tecnología para suavizar decisiones que responden a otros problemas internos.
Y es que, como mencionaba, ejemplos no faltan: en Amazon, Andy Jassy habló en junio de una reducción de plantilla ligada a la IA. Meses después, la compañía recortó 14.000 puestos, aunque reconoció que la medida se debía a una burocracia excesiva, no a los algoritmos.
Y a la vez que ellos, gigantes como Microsoft, Oracle o IBM recortan personal en unas áreas mientras invierten miles de millones en centros de datos y chips para alimentar la próxima generación de sistemas inteligentes.
Y es que mientras se ensalza la IA como motor de futuro, se utiliza también como argumento para justificar despidos masivos.
Y aunque es cierto que la automatización ya está sustituyendo tareas en atención al cliente, logística o recursos humanos, la narrativa empresarial parece diseñada para tranquilizar a los inversores más que para explicar la realidad a los trabajadores.
En este contexto, la pregunta no es si la IA eliminará empleos, ya que eso ya está ocurriendo, sino si las compañías están siendo transparentes sobre sus verdaderas intenciones.
Porque detrás de cada anuncio de “eficiencia tecnológica” los trabajadores tienen miedo de que venga acompañada de una ola de despidos.
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