Arqueología

Encuentran el cadáver de cuarenta legionarios romanos cerca de Roma: su muerte fue atroz

Un hallazgo arqueológico que permaneció sin respuesta durante más de una década acaba de resolverse gracias a nuevas técnicas de análisis

Encuentran el cadáver de cuarenta legionarios romanos cerca de Roma: su muerte fue atroz
Encuentran el cadáver de cuarenta legionarios romanos cerca de Roma: su muerte fue atrozPicture AllianceGetty Images

La arqueología suele avanzar a un ritmo más lento que las noticias. A veces un descubrimiento necesita años (o incluso décadas) para ofrecer respuestas claras. Eso es lo que ha ocurrido con un hallazgo realizado en 2011, durante unas obras previas a la ampliación de una universidad en Osijek (Croacia), cuando un equipo de investigadores encontró restos humanos en condiciones bastante inusuales: siete esqueletos completamente conservados, ocultos en el interior de un pozo del yacimiento de la antigua ciudad romana de Mursa, un enclave que funcionó como puesto militar y frontera del Imperio.

Durante años, los huesos quedaron catalogados y en estudio, a la espera de que técnicas más avanzadas permitieran extraer información fiable sobre su origen, la causa de la muerte o la época a la que pertenecían. El resultado de ese trabajo acaba de publicarse, y las conclusiones arrojan luz sobre uno de los periodos más convulsos del Imperio romano, posiblemente vinculado a los enfrentamientos en torno a la batalla de Mursa alrededor del año 260 d. C.

Una fosa común que habla de violencia en las fronteras romanas

La datación situó los restos a mediados del siglo III d. C. Los siete individuos eran varones adultos y presentaban numerosas lesiones, muchas de ellas compatibles con heridas sufridas en batalla: fracturas en el cráneo, cortes en huesos del brazo y las costillas, dientes rotos y un impacto en la cadera que sugiere un ataque por la espalda. Uno de ellos parece haber sido atravesado por una flecha o una lanza.

Los análisis isotópicos indican que su dieta estaba centrada mayoritariamente en vegetales, con un consumo limitado de proteínas animales y aún menor de recursos marinos. Estos patrones alimentarios, sumados a los resultados genéticos, muestran que no pertenecían a la población local de la zona, lo que encaja con la composición diversa del ejército romano de la época.

Cuatro de los hombres tenían entre 18 y 35 años, mientras que tres eran de mayor edad, entre 36 y 50 años. Según declaró el investigador principal, Mario Novak, “todos los varones son robustos y fuertes, y su estatura está muy por encima de la media de la época”.

La disposición de los cuerpos dentro del pozo también aporta información sobre sus últimas horas. Los esqueletos aparecieron juntos, sin objetos personales ni equipo militar. Los investigadores creen que fueron despojados de armas, armaduras y pertenencias antes de ser arrojados al pozo, algo habitual en contextos de retirada o caos tras una batalla. La única excepción fue una moneda romana acuñada en el año 251 d. C., encontrada junto a los restos.

En la zona existe además una segunda fosa común similar que será analizada próximamente. El equipo anticipa que podría contener más soldados caídos en los mismos enfrentamientos, ofreciendo una visión aún más completa de uno de los episodios más violentos de la Crisis del Siglo III.