Tecnología

Stephen Hawking predijo algo terrible sobre las IAs: creía que "puede ser el fin de la raza humana"

Las advertencias de Stephen Hawking sobre la amenaza existencial de la inteligencia artificial cobran hoy plena vigencia tras los despidos en IBM y el caso Eldagsen, confirmando el temor del físico a que las máquinas terminen por superar a la raza humana

El astrofísico británico Stephen Hawking que falleció de ELA
El astrofísico británico Stephen Hawking que falleció de ELAEFELA RAZÓN

Stephen Hawking, el genio que desentrañó los misterios del cosmos hasta su fallecimiento en 2018, dejó tras de sí un legado que trasciende la pura astrofísica y que hoy cobra una vigencia verdaderamente estremecedora. Aunque gran parte de su brillante carrera la dedicó a observar las estrellas, sus últimas reflexiones estuvieron profundamente ancladas en el futuro de nuestra especie aquí en la Tierra. El científico británico se mostró especialmente preocupado por el avance imparable de la tecnología, advirtiendo en repetidas ocasiones sobre los peligros existenciales que la Inteligencia Artificial podría acarrear si no se gestiona con la debida prudencia y un control ético riguroso. Precisamente, para establecer esos límites y mitigar los riesgos, ya existen iniciativas legislativas pioneras, como la de este primer país de la Unión Europea en sacar adelante una ley integral que regula el uso de inteligencia artificial. Aunque parece que ha cambiado radicalmente su visión en las últimas semanas.

En este sentido, las palabras recogidas en su libro póstumo resuenan ahora con mayor fuerza que nunca. Hawking planteó un escenario que muchos consideraban propio de la ciencia ficción: una "explosión de inteligencia" en la que las máquinas no solo igualarían las capacidades humanas, sino que las superarían ampliamente. Para el físico, este hito tecnológico, si carece de supervisión, podría derivar en el fin de la raza humana. Ya en una entrevista concedida a la cadena BBC en 2014, fue tajante al declarar que el desarrollo de una IA completa representa una amenaza real. Su postura era cristalina: es vital que los sistemas avanzados sean entrenados meticulosamente para que sus objetivos estén siempre alineados con los intereses y la supervivencia de las personas. Esa supervisión implica también una vigilancia sobre cómo interactuamos con las máquinas, un debate que se ha intensificado desde que OpenAI admite que puede leer tus conversaciones de ChatGPT y avisar a la policía en caso de ser necesario.

Por otro lado, los temores teóricos del célebre físico parecen estar materializándose en el tejido empresarial actual, especialmente en Estados Unidos. La teoría ha dado paso a la práctica con decisiones corporativas de enorme repercusión social. Un ejemplo contundente es el reciente movimiento de IBM, el gigante tecnológico, que ha anunciado un recorte de 8.000 empleos. Lo inquietante de esta medida no es solo la cifra, sino la causa: estos puestos de trabajo serán sustituidos directamente por herramientas de inteligencia artificial. Se trata de una prueba palpable de que la automatización avanzada ya está redefiniendo el mercado laboral global. Esta transformación no es un caso aislado, sino parte de una tendencia mayor que confirman los datos, como un estudio que revela la verdad más incómoda sobre cómo la carrera profesional ha cambiado para siempre.

La difusa frontera entre la creación humana y la artificial

Asimismo, la línea divisoria entre la creación humana y la algorítmica se ha vuelto borrosa en el ámbito cultural, generando situaciones sin precedentes. El artista Boris Eldagsen protagonizó recientemente una polémica notable al rechazar un premio de los prestigiosos Sony World Photography Awards. Tras resultar ganador, Eldagsen confesó que la imagen galardonada no había sido capturada por una cámara, sino generada íntegramente por una IA. Su rechazo no fue un acto de soberbia, sino una denuncia para evidenciar la rapidez con la que estas herramientas están penetrando en todos los estratos de la sociedad, a menudo sin que estemos preparados para distinguirlas de la realidad.

De hecho, ignorar estas señales de alerta podría ser fatal para nuestro porvenir. Hawking sostuvo firmemente que descartar los riesgos de las máquinas inteligentes, tratándolos como meras fantasías, podría constituir el "peor error de todos" los que ha cometido la humanidad. A la luz de los acontecimientos recientes en el sector tecnológico y artístico, la advertencia del científico se perfila no como un presagio pesimista, sino como una llamada urgente a la reflexión sobre el rumbo exacto que está tomando nuestra civilización en esta nueva era digital.