Tecnología

Siete cosas que debes dejar de hacer en Internet por tu bien

En la red podemos encargar comida, consultar nuestras cuentas corrientes o mandar mensajes, pero todo ese ecosistema está plagado de peligros

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Internet ha revolucionado nuestras vidas. De eso no hay duda. Incluso, se podría decir que nos la ha facilitado bastante. En la red podemos comprar, vender, encargar comida, consultar nuestras cuentas corrientes, mandar mensajes, contratar servicios... pero todo ese ecosistema está plagado de peligros.

Lo habitual es encontrar consejos sobre la postura que los usuarios deberían adoptar y las acciones que deberían realizar para garantizar una experiencia lo más segura posible en internet. Estas son algunas de las cosas que, según Kaspersky, deberían de dejarse de hacer para mantener nuestros datos totalmente seguros.

Confiar en las redes WiFi abiertas

Las conexiones WiFi abiertas te hacen correr riesgos por la confianza que depositas en la autenticidad de la red. Por ejemplo, los delincuentes pueden crear puntos WiFi y darles un nombre plausible, como McDonalds open wifi u Hotel Guest 3. Si te has asegurado de que una red WiFi abierta es real, eso no significa que sea segura. Si debes usar la red, hazlo de la manera más segura posible: evita visitar webs que soliciten datos de acceso y, en especial, evita cualquier transacción financiera. Nada de banca, ni de compras. Y, si es posible, utiliza una VPN.

Elegir contraseñas fáciles de recordar

Nombres de mascotas, cumpleaños, apellidos y demás hacen que las contraseñas sean muy inseguras. En su lugar, empieza con conceptos que otras personas no adivinen tan fácilmente. La buena noticia es que una contraseña fiable no tiene porque ser una del tipo ML)k[V/u,p%mA+5m (una combinación de la que nunca te acordarás). Para estar seguro de la fortaleza de código, utiliza un verificador de contraseñas, que te indica si tu contraseña es fácilmente hackeable, como el que ofrece Kaspersky Lab.

Reutilizar contraseñas

Muy bien, has elegido una nueva contraseña estupenda. Más segura que una caja fuerte. Fácil de recordar, difícil de hackear. Pero, ¿sabes qué? Vas a necesitar más contraseñas. Porque aunque puedas ser víctima de un hacker que adivine tus contraseñas, es más probable que tus credenciales de acceso se comprometan por el hackeo de alguna gran base de datos. Y si un nombre y una misma contraseña de inicio de sesión abren tu correo electrónico, tu cuenta bancaria, Amazon, Facebook...

Hacer clic en los enlaces de correos electrónicos

¿Quién pensó que los enlaces en los correos electrónicos eran una buena idea? Pues mucha gente, incluyendo los ciberdelincuentes. Hacer click en un enlace de un correo spam o de phishing puede llevarte a una página que automáticamente descargue malware en tu ordenador o a una web que imite a otra, pero que robe tus contraseñas. Como poco, hacer clic confirmará a los ciberestafadores que una persona ha abierto el mensaje (lo que les permite saber que han encontrado un blanco). Deja de hacer clic en los enlaces de Facebook que acumulan me gustas. Ya los conoces: ¡Dale a me gusta y comparte para ganar un iPhone! o ‘Dale a me gusta si crees que torturar animales está mal’. En el mejor de los casos, no ganarás nada, pero estarás ayudando a los delicuentes y validando prácticas de negocio sospechosas.

Dar tus credenciales de inicio de sesión a cualquiera

La única forma de que nadie malintencionado (ni despistado) tenga tu información es guardarla solo para ti.

Contar que te vas de vacaciones

"En la playa dos semanas, ¿os doy envidia?", "¡Me voy a México mañana!" o "¿Puede alguien ocuparse de Rober mientras estoy fuera la semana que viene?". ¿Y qué hay de las fotos geoetiquetadas que muestran a los usuarios dónde se las hicieron? Comparte esa información solo con amigos de confianza (en especial con redes como Facebook que muestran tu ciudad de residencia).

Aceptar los ajustes por defecto de las redes sociales

En general, las redes sociales te ofrecen cierto control sobre la información que compartes (con el público en general, con tus conexiones, con terceros, entre otros). Investiga bien las opciones de los ajustes y revísalas, puede que cambien muy a menudo. Antes de crear una cuenta nueva, tómate cinco minutos para revisar los ajustes de privacidad y de seguridad. Y, para las cuentas existentes, tómate algunos minutos al mes para confirmar que compartes información solo con personas de tu elección. Luego, antes de compartir nada con tus amigos en Facebook, con tus seguidores de Twitter, con tus conexiones de LinkedIn o en cualquier otro lugar, dedica un momento a asegurarte de que no envías esa información a extraños, información que podría utilizarse para suplantar tu identidad online o a hacerte daño de otro modo.