Tecnología
Esto es lo que cuesta criogenizarse el cuerpo o solo el cerebro para ser revivido en el futuro
Una empresa de Arizona mantiene congeladas 200 personas y 100 mascotas a la espera de un mundo que pueda curar enfermedades terminales y sea capaz de revivir a una persona criogenizada
A finales de 2021, un viejo mito volvió a ponerse de actualidad gracias a su viralización en medios sociales. Walt Disney iba a ser descongelado, 55 años después de su muerte, en diciembre. El año terminó y, por supuesto, Walt Disney no ha vuelto a la vida. Entre otras cosas porque nunca fue criogenizado tras su muerte, a pesar de ser una leyenda que ha acompañado a la figura del fundador de Disney durante décadas. Sin embargo, existen (o han existido) las personas que han elegido criogenizar sus cuerpos a la espera de un futuro en el que sus enfermedades terminales puedan sanarse y, más importante aún, sea posible descongelar un cadáver y, de alguna manera, conseguir que vuelva a la vida.
Bajo esa premisa, los restos de 200 personas, contando cuerpos completos y los que solo solo preservan su cerebro, esperan a que llegue su oportunidad en el interior de tanques llenos de nitrógeno líquido en las instalaciones de la empresa Alcor Life Extension Foundation en Arizona, Estados Unidos. Y no solo personas, también un centenar de mascotas aguardan allí un futuro que sea como el prometido por la ciencia-ficción.
La primera persona en el mundo en ser criogenizada fue el psicólogo James H. Bedford que murió a los 73 años por cáncer de riñón, en 1967. Aunque el cuerpo de Beldford se encuentra actualmente en las instalaciones de Alcor, la empresa aún no existía cuando falleció. Fue creada en 1972 por Linda y Fred Chamberlain y congeló a su primer “paciente”, así les llaman, en 1976. Desde entonces, 200 personas han confiado en las promesas de Alcor, 9 de ellas en lo que llevamos de 2022. En sus instalaciones se preservan también 19 personas de nacionalidad española y el propio Fred Chamberlain que murió en 2012. En el mundo, se calcula que unas dos mil personas han seguido el procedimiento, principalmente en Estados Unidos y en Rusia.
Max More, antiguo CEO de Alcor y actualmente embajador y presidente emérito de la compañía, señaló a Reuters que la medicina y la tecnología actuales no son capaces de mantener a la gente viva cuando están cerca de morir. “Lo que decimos es que en lugar de disponer del [cuerpo del] paciente, dádnoslo. Vamos a estabilizarlo, impedir que empeore y mantenerlos hasta que la tecnología permita revivirlos y retomar sus vidas”, explica More. El precio, en el caso de las personas, es de 200.000 dólares por el cuerpo completo y 80.000 por el cerebro.
El proceso de muerte y criogenización
No se puede criogenizar a una persona viva dado que sería el equivalente a matarlo, por lo que el proceso comienza cuando la persona es declarada legalmente muerta y sus órganos aún son viables. Según explica Alcor en su web, un equipo se encuentra a la espera desde una semana antes del deceso para comenzar a trabajar en cuanto el corazón se detiene.
Antes de que hayan transcurrido dos horas, el paciente habrá sido estabilizado. Para proteger el cerebro, se restaura artificialmente la respiración y la circulación sanguínea, se administran “medicamentos protectores” de forma intravenosa, se enfría el cadáver con hielo y la sangre es reemplazada por “una solución de preservación de órganos”.
En un plazo de 24 horas tras la muerte, el cadáver es trasladado a las instalaciones de Alcor donde se introducen una solución crioprotectora para prevenir la formación de cristales de hielo que dañen vasos sanguíneos, cerebro y otros órganos. Entre el quinto y el séptimo día tras el fallecimiento se procede a criogenizar a lo que queda del paciente a -196 °, fase en la que “el proceso de muerte se ha detenido de forma efectiva”, y se almacena en un contenedor aislado al vacío que solo necesita ser rellenado de nitrógeno líquido regularmente y no depende del suministro eléctrico. Ni Alcor ni ninguna empresa que se dedique a la criónica prometen que el cadáver del cliente pueda ser revivido, aunque Alcor confía en que sea posible en el futuro.
La compañía defiende que es posible “pausar el proceso de morir” y que “la vida se puede detener y reiniciar si se pueden preservar sus estructuras básicas” y pone como ejemplo a los embriones humanos congelados. Pero la diferencia salta a la vista: los embriones no están muertos ni padecen enfermedades terminales cuando se congelan, mientras que los pacientes criogenizados son cadáveres. El mayor problema para ellos, por tanto, no es esperar a que la medicina encuentre una solución a su enfermedad terminal, algo que entra dentro de lo plausible, sino regresar de la muerte muchos años después, algo que suena absolutamente a ciencia ficción y fantasía.
Preguntado por Reuters, Arthur Caplan, que encabeza la división de medicina ética en la escuela de medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, ha opinado sobre la criónica que “esta idea de congelarnos para el futuro es de ciencia ficción y es ingenua. El único grupo... que se emociona con esta posibilidad son las personas que se especializan en estudiar el futuro lejano o las que quieren que pagues el dinero para hacerlo. Clive Coen, neurocientífico en el King´s College de Londres, señala a MIT technology Review que es “un deseo desesperado que revela una ignorancia atroz de la biología”.
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