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El gadget del sábado: Amazfit Cheetah Pro, la hora del deporte
Económico, resistente, batería extrema y excelente pantalla. ¿Cuál es el fallo?
Durante varios años, el atleta nacido en Kenia, Kelvin Kiptum se barajó como el hombre que bajaría de las dos horas en la maratón, rompiendo una barrera que se supone imposible, pero Kiptum tenía todo para conseguirlo. Desafortunadamente, un accidente en carretera acabó con su vida. Pero su legado ha quedado. Y prueba de ello es la Edición Conmemorativa Kelvin Kiptum del Amazfit Cheetah Pro, un reloj que también rompe barreras.
La baza principal de este reloj es su precio: no llega a los €200. Si a eso le sumamos una pantalla AMOLED brillante (de las mejores del sector), un sensor de frecuencia cardíaca bastante fiable, posicionamiento GPS de doble banda muy fiable y una batería a prueba de días... El resultado es un reloj más que deseable. Pero vamos por partes.
La Edición Conmemorativa Kelvin Kiptum del Amazfit Cheetah Pro que he probado es básicamente la misma que la versión Pro convencional, la diferencia es la correa, por lo demás, hasta el peso es el mismo. Solo el color de la correa (negro para la versión “normal” y gris para la opción Kiptum) los distingue. Bueno, eso y una mención a los tiempos de Kiptum en la esfera y que todos los beneficios de esta edición se donan a la Fundación Kelvin Kiptum.
El Amazfit Cheetah Pro tiene una caja de 47 mm y un peso de tan solo 34 gramos sin la correa, de los más ligeros de mercado. Pese a ello incluye una gran pantalla AMOLED de 1,45" con una resolución de 480x480 píxeles y una antena GPS de doble banda (confirma por partida doble la ubicación para mayor precisión), además de una gran variedad de sensores, incluyendo un sensor biométrico BioTracker PPG, un sensor de movimiento, un acelerómetro, un giroscopio, uno geomagnético… y más.
La esfera redonda del reloj está protegida por un bisel de aleación de titanio y una lente Corning Gorilla Glass 3, esta última con un revestimiento antihuellas, muy útil si estamos en plena faena atlética, ya que la pantalla táctil es un adicional muy logrado. Y útil.
La correa es cómoda, se cierra rápidamente y de forma intuitiva y tiene un alto grado de resistencia al roce y la abrasión, imprescindible para aquellas personas que no solo corren o nadan, sino que lo hacen en sitios donde es muy fácil crear fricción.
Tiene dos botones: una corona digital y un pulsador, ambos ubicados a la derecha de la caja. La corona funciona tanto como pulsador como giratoria (bien hecho por Amazfit), aunque sería muy bueno que aceptara diferentes funciones de pulsaciones para distintas funciones, por ejemplo, una presión larga para cambiar de deporte y una corta para las vueltas.
El Amazfit Cheetah Pro tiene una resistencia al agua de 5 ATM (no solo está preparado para piscinas, también para aguas abiertas, tanto que el sensor de frecuencia cardíaca sigue funcionando bajo el agua).
El resto de los sensores no le van a la saga: monitor de sueño, estrés, control de niveles de oxígeno en sangre y la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Obviamente, cuenta los pasos, la distancia, las calorías quemadas, altura...
En lo que a GPS respecta, es muy fiable y no nos deja tirados… siempre que cambiemos la configuración automática que contempla la banda única. Si lo hacemos tendremos la banda doble y en sitios lejanos o en entornos urbanos complejos, nos da mayor precisión.
El Cheetah Pro también cuenta con la función de mapas sin conexión, aunque algo limitada: hay que descargar los archivos de mapas OSM a través de la aplicación Zepp y luego transferirlos al reloj.
En total incluye más de 150 modos deportivos (una exageración personalmente). Con 20 como mucho, sería suficiente y el resto de la memoria para tareas que requieran más precisión, procesamiento o ambas. Incluir más de una decena de modos de baile (con todos los respetos hacia esta disciplina) o juegos de mesa, no sé si tiene mucho sentido.
Obviamente, la estrella, inspiración de Kiptum sin duda, es la carrera: el Cheetah Pro monitoriza métricas de carrera como la cadencia, la zancada, la velocidad vertical, el efecto del entrenamiento aeróbico, etc. Incluso puede estimar la potencia al correr.
A esto hay que sumarle que es capaz de detectar automáticamente 25 ejercicios de fuerza, incluyendo series, repeticiones y tiempo de descanso. También proporciona un mapa muscular post-entrenamiento, que muestra los músculos trabajados.
La batería de 440 mAh del Amazfit Cheetah Pro se carga de cero al 100 % en unas dos horas usando la base de carga magnética. Una vez cumplido este proceso tenemos 14 días en modo smartwatch, que se extienden hasta 24 días en modo ahorro de batería. Pero si solo lo queremos para saber la hora, tenemos unos 45 días de “vida” con una sola carga. La pregunta clave: ¿Y con GPS? Hasta 44 horas, casi dos días seguidos, con todo el sistema en alerta. El problema no es la batería, sino el cargador: usarlo tan poco hace que sea fácil olvidar dónde lo dejamos.
Veredicto: