Contaminación
Microsoft tiene la solución para reducir la contaminación: tu materia fecal
La idea es llevar estos residuos humanos a más de 1500 metros bajo tierra.
En un intento por compensar las crecientes emisiones de su imperio de inteligencia artificial, Microsoft ha firmado un acuerdo para enterrar 4,9 millones de toneladas métricas de carbono mediante el vertido de residuos humanos y agrícolas a 1.524 metros bajo tierra.
El gigante de la informática anunció un acuerdo de 12 años con la empresa de gestión de residuos Vaulted Deep, para convertir las aguas residuales en una solución climática sorprendentemente lucrativa.
Aunque poco glamurosa, la idea consiste en tomar todos los residuos orgánicos que nadie quiere, incluyendo biosólidos, estiércol y residuos de alimentos, mezclarlos e inyectarlos en formaciones rocosas profundas, aisladas del mundo exterior.
Por cada tonelada de carbono atrapada bajo tierra, Microsoft obtiene un crédito de eliminación de carbono. Esto significa menos emisiones en sus cuentas corporativas y una imagen más limpia para un futuro impulsado por la IA que no es nada bajo en carbono.
El método de Vaulted Deep puede parecer sacado de un guion de ciencia ficción distópico, pero ya se utiliza en ciudades como Los Ángeles. Y con el respaldo de Microsoft, la compañía está expandiéndose, lo que demuestra que, en la economía climática actual, incluso los residuos tienen valor cuando se entierran correctamente.
“A medida que la eliminación de carbono va más allá de los pilotos y prototipos, crece la demanda de soluciones que puedan escalar de forma segura y abordar problemas del mundo real – explica Julia Reichelstein, cofundadora y directora ejecutiva de Vaulted Deep -. Vaulted ofrece una doble solución: satisface las necesidades urgentes de gestión de residuos e impulsa mejoras mensurables en el clima y la salud pública. Este acuerdo refleja un cambio más amplio en la forma en que se está implementando la eliminación de carbono. Ya no se limita a las tecnologías emergentes, sino que se implementa cada vez más a través de infraestructuras existentes a gran escala con aplicaciones novedosas”.
Microsoft, que emitió más de 75 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono entre 2020 y 2024, ha invertido fuertemente en la eliminación de carbono para alcanzar su objetivo de ser carbono-negativo para 2030.
Para 2050, la compañía espera haber eliminado todos los gases de efecto invernadero emitidos desde su fundación. Hasta la fecha, ha adquirido más de 83 millones de toneladas de créditos de eliminación de carbono, lo que la convierte en uno de los mayores compradores del mercado.
A diferencia de la plantación de árboles o la captura directa de aire, ambas de escala lenta, la inyección profunda de residuos se basa en la infraestructura ya existente en algunas partes de EE. UU.
Esta técnica se ha utilizado durante décadas para gestionar residuos industriales. Vaulted simplemente la reutilizó para material orgánico lodoso que, de otro modo, se acumularía en vertederos, se filtraría a las vías fluviales o liberaría metano a la atmósfera. Para Microsoft, el atractivo no reside solo en retener el carbono, sino también en eludir la reacción pública relacionada con los problemas visibles de gestión de residuos.
“Básicamente, están utilizando biosólidos, y gran parte de ellos hoy en día se distribuyen en los campos - añade Brian Marrs, director sénior de energía y eliminación de carbono de Microsoft -. Puede generar escorrentía de nutrientes y otros contaminantes para las cuencas hidrográficas, y aislar esos biosólidos donde no puedan ser una molestia para el medio ambiente… ese enfoque de cobeneficios nos resulta sumamente interesante”.
Aun así, los críticos afirman que enterrar los residuos no es la solución milagrosa. Los grupos ambientalistas llevan mucho tiempo advirtiendo sobre las incógnitas de la inyección en pozos profundos, desde los riesgos de contaminación de las aguas subterráneas hasta los desafíos de la monitorización a largo plazo.
Sin embargo, por ahora, esta improbable alianza entre las grandes tecnológicas y las grandes empresas de residuos orgánicos podría ser precisamente la solución climática que reduzca las crecientes emisiones de la IA.