Armas nucleares

Las SADM que EE.UU. creó en los años 60: saltar en paracaídas con una bomba atómica entre las piernas

Durante la Guerra fría, Estados Unidos diseñó bombas atómicas portátiles para ser desplegadas tras las líneas enemigas por paracaidistas en misiones, en la práctica, suicidas

Las SADM que EE.UU. creó en los años 60: saltar en paracaídas con una bomba atómica entre las piernas.
Las SADM que EE.UU. creó en los años 60: saltar en paracaídas con una bomba atómica entre las piernas.U.S. Army.

La carrera tecnológica nuclear que arrancó tras la Segunda Guerra Mundial produjo una gran variedad de armas nucleares, pero ninguna que requiriera tanto valor usarla como las SADM. Estas eran pequeñas bombas atómicas diseñadas para ser operadas por equipos formados por dos soldados de las Fuerzas Especiales del Ejército de EE. UU. Estos debían lanzarse en paracaídas con ella tras las líneas enemigas, activar el temporizador en tierra e intentar alejarse lo suficiente antes de que detonara. En la práctica, misiones suicidas.

SADM en su mochila de transporte.
SADM en su mochila de transporte.McDuff, Glen George.

Después de que la Unión Soviética detonara su primera bomba atómica en 1949, Estados Unidos inició varios programas para ampliar el abanico de armas nucleares disponibles desarrollando nuevas bombas más pequeñas para un uso táctico limitado en los conflictos del futuro. Entre ellas se encontraban la Munición de Demolición Atómica (ADM, por sus siglas en inglés), de la que en los años 60 se desarrolló una versión “portátil” llamada Special Atomic Demolition Munition o SADM.

Munición de Demolición Atómica para modificar el campo de batalla

Las ADM se habían diseñado para modificar el campo de batalla y así dificultar el avance de las tropas enemigas. Por ejemplo, creando cráteres gigantes o destruyendo la ladera de una montaña. En 1954, Estados Unidos detonó la primera ADM dentro de la serie de pruebas nucleares realizadas en el desierto de Nevada en el marco de la operación Teapot. La bomba, de más de tres toneladas y media y con 1,2 kilotones de potencia, creó un cráter de 91 metros de ancho y 40 metros de profundidad al explotar.

SADM y la ojiva nuclear W-54

Las SADM no llegaron hasta una década después y fueron desarrolladas por el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore hasta 1959 y posteriormente por el Laboratorio Nacional de Los Alamos. Se fabricaron 300 de ellas entre 1964 y 1966, según recoge el medio TheWarzone.

En su interior se encontraba la ojiva nuclear táctica W-54, diseñada para su uso en armas tácticas y portátiles. Dependiendo de la variante, su potencia explosiva podía ser desde el equivalente a 10 toneladas de TNT (0,01 kilotones) hasta de 1.000 toneladas de TNT (1 kilotón). La W-54 empleada en las SADM medía 40 centímetros largo y 27 de ancho. El dispositivo completo con el que debían cargar los soldados de las Fuerzas Especiales alcanzaba los 61 centímetros de largo por 40 de ancho y pesaba 68 kilogramos, de los cuáles 24 corresponden a la W-54.

Operaciones tácticas tras las líneas enemigas

El uso previsto para las SADM era el de operaciones tácticas detrás de las líneas enemigas en los países de la Europa del Este, con objetivos como la voladura de estructuras fortificadas, túneles, pasos de montaña y viaductos. Aunque podían desplegarse tanto por tierra como por mar, para hacerlo en territorio enemigo era necesario poder hacerlo desde el aire también.

De ello se encargarían equipos formados por parejas de soldados de las Fuerzas Especiales que saltarían en paracaídas, uno de ellos con la SADM entre sus piernas. Eran necesarios dos soldados por la doctrina nuclear estadounidense que establece que una sola persona no debe tener los medios para emplear un arma nuclear por su cuenta. Así, uno de ellos saltaba con la bomba aún desmontada mientras que el segundo era imprescindible para introducir el código de detonación que permitía activarla.

Una vez en tierra debían establecer el temporizador y salir corriendo como alma que lleva el diablo. Sin embargo, estos temporizadores no eran especialmente confiables y los soldados no podían estar seguros de cuánto tiempo disponían realmente. Además de la dificultad de tener que huir en territorio enemigo.

SADM en una mochila rígida.
SADM en una mochila rígida.McDuff, Glen George.

“Todos sabíamos que era una misión suicida”

Estados Unidos, al menos que se sepa, nunca llegó a utilizarlas pero sí entrenó a soldados de las Fuerzas Especiales en su uso durante los años 60 y 70. Mark Bentley of De Pere, miembro de las Fuerzas Especiales ya retirado y de uno de los pelotones SADM, explicaba su experiencia al medio Army Times en una entrevista hace unos años: “todos sabíamos que era una misión unidireccional, una misión suicida. Configurabas el temporizador y hacía clic cuando se apagaba, o sonaba o no recuerdo qué, pero sabías que estaba frito en ese momento.”

Aunque teóricamente los soldados disponían del tiempo para alejarse de la bomba, Bentley relató que en la práctica no era así dado que alguien debía quedarse para asegurar la bomba y que no cayera en ningún caso en manos del enemigo. “El Ejército no va a poner una bomba así y salir corriendo y dejarla, porque no saben si alguien más se apoderará de ella. Tienen que dejar tropas allí para asegurarse de que no sea robada o comprometida, y eso solo sería un daño colateral. No sales con la idea de que es otra cosa que una misión de ida. Si eres Bruce Willis, te podrás escapar, pero yo no soy Bruce Willis”, señalaba Bentley.