Javier Sierra, entre Teruel y el universo

No nos damos cuenta de que estamos rodeados de misterios, de que existen y están ante nuestros propios ojos, hasta que alguien nos lo explica. Dichos enigmas pueden estar bien en un escudo, bien en la leve inclinación de una torre e incluso en el típico parque con niños jugando al balón. Por su parte, una persona que se interesa por descubrirlos, curiosea y, a veces, los resuelve, es Javier Sierra. El escritor y ganador del Premio Planeta ha retomado la gran curiosidad por los enigmas de la humanidad que nació en él cuando era tan solo un niño para lanzar la segunda temporada de «Otros Mundos», serie que se estrena en #0, de Movistar+, el próximo lunes. Y no ha podido hacer mejor presentación de sus ambiciones que en la tierra que le vio nacer: Teruel.

Algunos periodistas hemos tenido el lujo de acompañarle a las entrañas de su infancia, sobre las que ha contado anécdotas, espacios, calles e impresiones que tuvo a lo largo de su vida y que, de alguna manera, le llevaron a ser lo que hoy demuestra ser. Todo ello, con una especial delicadeza y entusiasmo que brillaban en sus ojos para grabarse en la retina de los nuestros. Con esto, la conexión entre las estrellas y la tierra roja de Teruel siempre presente y una serie de visitas a sus lugares más emblemáticos, Sierra presentó los cuatro nuevos capítulos de «Otros Mundos», que se irán estrenando por separado cada semana.

En el primer episodio, el espectador ya se da cuenta de que el autor ha querido dar una vuelta de tuerca a la primera temporada, en la que habló sobre su pasión en el Antiguo Egipto, para ir más allá: el universo.

Fanático e investigador

¿Hay que hacer caso a las señales que se nos cruzan en la vida, aunque sean locas o parezcan peregrinas? ¿Existe más allá de nuestro universo? ¿Conviven seres de otros mundos en el nuestro? El autor hace estas preguntas al espectador para, en el primer episodio, «El último ovni de la URSS», intente buscar y dar respuestas. Se narra una historia que ocurrió en Vorónezh, al sureste de Moscú, en 1989. Hubo un presunto encuentro de unos niños que jugaban en el campo con un OVNI y, debido a la cantidad de testimonios, a lo insólito de la información y a la relevancia que le dio la principal agencia de noticias soviética (Tass), tuvo una repercusión mundial. Sierra, fanático e investigador de este tipo de historias galácticas y paranormales, recuerda que «en 1989 yo estaba estudiando Periodismo en Madrid», decidido a dejar atrás su curiosidad –él también creía haber presenciado un avistamiento de un OVNI–para llevar adelante sus estudios. Sin embargo, el primer día de clase, ocurrió lo dicho en Rusia y Sierra, que se lo tomó como una señal del propio universo, ha seguido el caso hasta hoy, que se ha trasladado a Vorónezh en busca de testimonios: «Ha sido bastante compleja la elaboración del capítulo primero porque hay una gran barrera idiomática con el ruso», explica el autor, quien ha conseguido hablar incluso con los testigos de aquella aventura, que entonces eran tan solo niños.

Sin embargo, y volviendo a sus raíces, subraya que «los de Teruel tenemos una virtud, que es la perseverancia, y seguimos hasta el final para localizar todo lo que necesitábamos». Por ello, Sierra echó mano de su diario personal, así como de unos recortes de Prensa que hizo en tiempos de universidad – «yo fotocopiaba los artículos para conservarlos como si fueran reliquias y esa actitud, años más tarde, ha sido como un antídoto contra la erosión de la memoria», explica–, para lanzarse a uno de los casos más impresionantes jamás vividos y que bastante poco se conoce.