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¿Mereció Ana ganar “MasterChef”?

Ante la prepotencia y los “brotes” de algunos de sus compañeros, siempre ha tenido un perfil bajo. Se ha dedicado a cocinar y a aprender.

Ya sabemos cómo funcionan los “realities”: cuanta más polémica, mejor, algo que los concursantes de los “talents” -en especial en esta edición de “MasterChef”- han aplicado a un concurso en el que le han puesto demasiado “sabor a la vida”, concretamente varias guindillas y un bote de tabasco entero.

Ana, ante la prepotencia y los “brotes” de algunos de sus compañeros, siempre ha tenido un perfil bajo. Se ha dedicado a cocinar y a aprender. ¿Qué le falta algo de sal para contribuir al espectáculo? Puede que sí, dadas las embestidas y la cara de palo de Jordi Cruz, los gritos de Samantha Vallejo-Négera y la hiperactividad y postureo de algunos de los participantes. En la final, a una de ellas, Luna, le perdió su ansia de protagonismo, Cruz llamó a Andy “pretencioso” porque quiso ir a su bola, Alberto fue cumplidor e Iván fue en la final voluntarioso.

¿Qué hizo ganadora a Ana?

Además de presentar un menú coherente y con pretensiones las justas, ha sido ese tipo de concursantes que no dejan mal sabor de boca: disciplinada, empática con sus compañeros, poco amiga de las broncas... Lo que viene denominando desde hace décadas inteligencia emocional.