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El error que Karlos Arguiñano nunca comete en la cena: un hábito clave
El popular chef televisivo explica por qué ha dejado de incluir cierto producto en sus cenas, a pesar de ser uno de sus grandes placeres gastronómicos
Karlos Arguiñano no necesita presentación. A sus 77 años, el cocinero más carismático de la televisión española sigue dando guerra en los fogones, combinando recetas sencillas con consejos que muchas veces valen más que una consulta médica. Esta vez, el chef ha sorprendido al revelar el alimento que más le gusta… y que, aun así, ha eliminado por completo de sus cenas.
"El pan me encanta, pero por la noche ni tocarlo", confesó sin rodeos en Antena 3. El motivo es claro: según Arguiñano, este alimento tan cotidiano "se convierte un poco en azúcar" si se toma al final del día, algo que puede tener un impacto negativo en la salud, especialmente con la edad. La frase lo dice todo: "A partir de una edad, se nos va cargando la mochila".
Eso no significa que lo haya borrado de su dieta. Al contrario. El cocinero defiende el pan como un excelente complemento en el desayuno y el almuerzo. "Por la mañana lo quemas, por la noche lo acumulas", resume con esa mezcla de sensatez y cercanía que le ha convertido en uno de los rostros más queridos del panorama televisivo.
Arguiñano ha insistido muchas veces, tanto en "La cocina abierta" como en "Karlos Arguiñano en tu cocina", en que el pan puede jugar muchos papeles en la mesa: desde el clásico acompañamiento hasta postre improvisado o merienda tradicional. Eso sí, siempre con criterio y sin abusar.
La clave está en el equilibrio. Arguiñano es de los que no sataniza alimentos, pero sí defiende el uso responsable de los ingredientes, especialmente en función del momento del día. Su forma de entender la cocina va más allá del recetario: es una expresión cultural que también cuida el cuerpo.
Con la experiencia que da el tiempo y la vitalidad de quien ha vivido entre sartenes y cámaras, Arguiñano sigue dejando lecciones que no solo se comen, también se piensan. Y si él, que ama el pan, ha decidido no tocarlo por la noche, quizá sea hora de que muchos se replanteen su última comida del día.