Entrevista
Juanjo Puigcorbé: «En una serie diaria, fluida como la vida, sabes qué hacer, pero no tu destino»
El veterano intérprete se sumará al reparto de la serie más vista de la televisión, «Sueños de libertad», en el papel de don Pedro
En «Entre tierras» era un terrateniente manchego sin escrúpulos, Ramón Cervantes. El actor Juanjo Puigcorbé vuelve ahora a las series diarias como don Ramón en el éxito televisivo «Sueños de libertad» en Antena 3. Un personaje que aparecerá pronto en nuestras pantallas y que portará nuevas e interesantes tramas.
Se incorpora a la serie más vista de la televisión «Sueños de libertad», tras haber triunfado en «Entre tierras».
Tuvo un éxito mundial enorme. A mí me llamaron de México, un amigo, y de Australia, diciendo que habían seguido la serie y que les había encantado. Al pasar de Atresmedia a Netflix, a nivel internacional, durante una semana fue el número uno en muchos lugares. El número dos en Centroamérica también y Sudamérica. Todo esto de repente fue un subidón tremendo para todos.
¿Qué nos puede contar de su personaje, don Pedro?
Me incorporé al rodaje a mitad de junio. No sé si la emisión será dentro de esa temporada o al principio de la siguiente. Me imagino que sí, que habrá una presentación del personaje antes de finalizar esta temporada. Don Pedro Carpena es un negociante, su mujer se llama Inés; su mujer es muy estricta y muy religiosa. Él es un hombre conservador, pero no tanto. Es un hombre de negocios fundamentalmente; es un hombre inteligente, astuto y muy amigo de Damián de la Reina; amigos de juventud. Él es del mundo de la automoción y tiene una fábrica también en Talavera, cerca de donde tiene a su amigo Damián. Empieza a haber una relación con un negocio particular que le ofrece el hijo de Damián, Jesús. Y entonces, a partir de ahí empieza una dinámica de hombres de negocios que despiertan una trama muy interesante en ese sentido, porque está entrando una amistad dentro de los negocios, como posible competencia o no, etc. También hay una trama que es la fundamental de la familia, con el hijo, con Mateo. Él es un hombre que quiere mucho a su hijo, aunque se entiendan poco, porque su hijo quiere ser sacerdote, después no, después sí, pero quiere decir que no es un hombre de negocios como él. No ha heredado, digamos, estas cualidades, pero tiene otras. Pero también admira mucho a su hijo, porque es un hombre de principios, y quizá no ha sido el padre que él hubiera querido ser. Entonces ocurre algo muy importante en su vida que le remueve un poco los cimientos. A partir de ahí el personaje coge una velocidad en muchos órdenes de cosas y empieza a relacionarse con todas las familias, hasta liarla bastante.
Todos los personajes tienen un secreto...
Es muy distinto contar un personaje de una película que tú tienes el principio y el final sabiendo qué es lo que va a suceder, que tú vas haciendo los pasos correspondientes para llegar a donde quieres llegar. En una serie diaria, que es fluida como la vida, uno sabe qué es lo que tiene que hacer, pero no sabe lo que le va a deparar el destino. Como la vida misma, que es otra manera de narrar completamente diferente. Entonces, el personaje está sujeto a muchas cosas, pero pueden suceder avatares y él tiene que reaccionar a esos sucesos que van a venir. Todos los personajes del mundo dramático tienen un secreto. Porque precisamente, personaje quiere decir en latín máscara, quiere decir que oculta algo; está en la base misma del personaje.
¿Qué le llamó la atención de la serie?
Había trabajado con Diagonal ya, en «Amar en tiempos revueltos» de los 17 años, estuve uno de ellos. Conozco muy bien la productora, los directores, etc. Me ofrecieron la posibilidad de trabajar aquí con un papel muy bonito. Entonces dije, ‘sois la serie de éxito absoluto de la tarde’. Y dije que sí. Entonces ahí ya entramos en la dinámica de lo que es rodar una serie diaria, que es trabajar, estudiar, rodar, trabajar, estudiar, ser rápido, resolver las cosas, etc. Y eso también es un aprendizaje muy grande para los jóvenes y para los no tan jóvenes. Lo que pasa es que es duro, lógicamente, porque hay que estar al 100 % constantemente: tener una gran capacidad de memoria, de atención, porque claro, como todo está cogido por los pelos, tienes que estar muy concentrado para que salga bien a la primera o la segunda.
¿Qué le dio la interpretación que no le dio Filosofía y Letras?
Como todos los jóvenes, intentamos hacer algo en grupo. Unos se dedicaban a las motos, otros a las guitarras, y una peña determinada, hacíamos teatro. Da esa sensación de tener un grupo, de descubrirse uno mismo, de estar delante del público. Pero sobre todo el teatro es una prolongación de la adolescencia. Entonces aprendes algo muy bonito en grupo. O sea, el trabajo individual del actor está bien, pero no es nada al lado de lo que sería el trabajo grupal. Y por eso, de alguna manera, en las series diarias se crea esta sensación de familia.
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