Entrevista

Paula Echavarría y William Levy: «Incluso lo que escondes te define. Y cuando lo cuentas, muchas veces te libera»

Se conocieron media hora antes del rodaje de «Camino a Arcadia», una serie que nos cuestiona sobre el valor de la verdad... y la mentira

Paula Echavarría y William Levy: «Incluso lo que escondes te define. Y cuando lo cuentas, muchas veces te libera»
Paula Echavarría y William Levy: «Incluso lo que escondes te define. Y cuando lo cuentas, muchas veces te libera» SkyShowtime

SkyShowtime ha sorprendido con “Camino a Arcadia”, su producción internacional, y nos hemos sentado a conversar para LA RAZÓN con William Levy y Paula Echevarría, protagonistas de esta serie de seis episodios que mezcla acción, drama y redención con acento iberoamericano. La serie los une como pareja ficticia, pero también los enfrenta a preguntas incómodas sobre el pasado, las segundas oportunidades y la necesidad de contar —o no— toda la verdad. En esta charla, ambos reflexionan sobre lo que esconden los personajes… y también las personas.

La serie combina melodrama drama, thriller y conflicto familiar. ¿Qué les atrajo del proyecto?

Paula Echevarría (PE): A mí me atrajo absolutamente todo desde el principio. Empecé a leer el primer guion y no quise parar, seguí con el segundo, el tercero, el cuarto… Eso no me pasa siempre, y cuando ocurre, sabes que hay algo ahí que te engancha. Me interesaba la mezcla de géneros, cómo se entrelazaban el drama, la acción y el romanticismo sin forzar. Además, el personaje de Irene me parecía muy completo, muy real, con una luz propia que tenía que mantener incluso cuando todo alrededor se volvía oscuro. Todo sumaba: el equipo, el reparto, el entorno, rodar en Canarias… Fue un sí rotundo.

William Levy (WL): Para mí fue una historia que me eligió. Siempre digo que yo no elijo a los personajes, sino que los personajes me eligen a mí. Cuando leí el guion, vi que no era una historia típica ni predecible. Tenía complejidad, capas, y un protagonista muy humano, con contradicciones. Eso me atrajo mucho. Además, estar implicado desde la producción me permitió formar parte del proceso desde el origen, tomar decisiones creativas y asegurarme de que la historia mantuviera un tono sincero, sin edulcorar nada. Ha sido un proyecto muy personal.

¿El enfoque internacional fue una apuesta consciente desde el inicio?

WL: Sí, totalmente. Desde que llegué a España con Montecristo, uno de mis objetivos era unir mercados, el latinoamericano y el europeo. Antes no era fácil ver a un actor cubano o mexicano en una producción española o al revés, y ahora eso empieza a cambiar. En Camino a Arcadia convivimos con acentos distintos, culturas distintas, pero todos contando la misma historia. Eso enriquece mucho, no solo desde el reparto, también en cómo se escribe, se rueda y se interpreta. Es un paso más hacia una industria más integrada y diversa.

La serie gira en torno a una mentira. ¿Cómo se convive con eso?

PE: Irene vive buena parte de la historia sin saber que hay una mentira de fondo. Para ella, Pablo es quien dice ser. Su realidad es esa, no sospecha. Pero cuando empieza a ver que hay cosas que no encajan, que hay silencios raros, se da cuenta de que hay algo más. Me gusta mucho ese momento en el que le dice: “¿Hay algo más que tengas que contarme?”. Está desesperada, desorientada. Y yo creo que es importante entender por qué se oculta algo. A veces no se miente por egoísmo o por manipular, sino por proteger. Eso no lo justifica, pero lo matiza. En el caso de Pablo, creo que su intención era proteger a quienes quiere.

WL: Exacto. Hay personas que deciden no contar todo su pasado no porque tengan algo que esconder, sino porque no creen que sea relevante en su nueva vida. Yo lo veo así. Él no le mintió, simplemente no compartió todo lo que fue. Y cuando el pasado le alcanza, lo afronta y lo cuenta. Pero hasta ese momento él vive con la esperanza de empezar de cero, de ser alguien nuevo. Y eso a veces implica dejar atrás cosas que dolieron. No es por cobardía, es por instinto de supervivencia. Todos tenemos una mochila, lo importante es cómo convivimos con ella.

¿Ocultar parte de uno mismo es también una forma de empezar de nuevo?

WL: Lo es. Pablo, o Mateo, vive con una incomodidad constante. Tiene miedo de que todo lo que ha construido se derrumbe si alguien mira hacia atrás. Pero lo hace desde un lugar humano, no desde la frialdad. Tiene miedo de perder lo que ama. Y eso lo entiendo muy bien. Cuando uno emigra, cuando cambia de vida, a veces no quieres explicar todo. Quieres que te vean por lo que eres hoy. No porque estés ocultando algo, sino porque prefieres construir hacia adelante.

PE: Y también hay una realidad: cuanto más mayor te haces, menos interés tienes en revisar el pasado de los demás. Cuando tienes 20 años quieres saberlo todo de tu pareja. A los 40 prefieres mirar hacia adelante. Yo soy muy de decir las cosas claras, no me gusta ocultar, pero también entiendo que todos tienen su historia y sus tiempos.

¿En la vida real les ha pasado algo así, guardar o descubrir secretos?

PE: Yo no recuerdo haber ocultado nada importante, pero sí he descubierto cosas que no me contaron. Y te sientes decepcionado, claro. Pero también aprendes. A veces no es lo que te ocultan, sino por qué lo hacen. Y si lo entiendes, no duele igual.

WL: Yo también tengo cosas que no me enorgullecen, como todo el mundo. Pero también creo que lo que hemos vivido, lo que a veces quisiéramos borrar, es lo que nos hace ser quienes somos. Te construye. Incluso lo que escondes te define. Y cuando decides contarlo, muchas veces te libera.

Paula, volvía después de un parón largo. ¿Cómo fue ese reencuentro con los rodajes?

PE: Fue vértigo puro. Llevaba cuatro años sin rodar. Primero por la pandemia, luego me quedé embarazada y decidí centrarme en mi familia. Sentí que esa etapa ya estaba cumplida y tenía la necesidad de volver a sentir la adrenalina de un rodaje. Este proyecto llegó en el momento justo. Fue perfecto.

¿Y el rodaje?

PE: Dentro de lo que cabe, fue muy fácil. Iba todos los fines de semana a casa para ver a mis hijos y a mi chico. Eso me daba estabilidad, pero también hacía que durante la semana estuviera muy centrada. Estábamos en una burbuja, y creo que eso ayudó mucho a que el ambiente en el set fuera bueno.

¿Conectaron desde el principio?

PE: ¡Es que nos conocimos media hora antes de grabar la primera escena! Él venía de otro proyecto, no hubo ensayos. Pero conectamos enseguida. La risa une mucho, y él y yo tenemos risa fácil. Eso creó complicidad muy rápido.

WL: Paula tiene una energía buenísima. Y compartimos una preocupación común: nuestros hijos. Eso nos conectó. Aunque estemos lejos, ambos tenemos claro que estar presentes para ellos es una prioridad.