Polémica

La familia de José Ignacio Ustaran lamenta que "se ensalce a Otegui como hombre de paz"

El ingeniero técnico fue asesinado por ETA hace 45 años y tanto su mujer como su hija han reclamado justicia para sentar a sus asesinos al banquillo

BILBAO, 18/11/2023.- El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegui (c) junto a la portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua (i), entre otros, participan en la manifestación que miles de personas han llevado a cabo este sábado en Bilbao bajo el lema "Nazioa gara" (somos una nación). EFE/Miguel Toña
Manifestación de EH Bildu bajo el lema "Nazioa gara" (somos una nación)Miguel TonaAgencia EFE

El magacín matinal de Antena 3 'Espejo Público' ha hablado este mediodía con Charo, viuda de José Ignacio Ustaran, y su hija Rocío, reclamando justicia tras cumplirse 45 años del asesinato del ingeniero técnico a manos de la banda terrorista ETA. Ambas piden poder sentar en el banquillo a los asesinos de Ustaran y han aprovechado el programa liderado por Susanna Griso para sincerarse sobre el papel de Arnaldo Otegui en 2025, sintiendo mucha pena al "ser considerados por mucha gente como una persona de paz".

En busca de la verdad

Han pasado casi 45 años desde que ETA asesinó a José Ignacio Ustaran, ingeniero técnico y padre de familia, pero su mujer Charo y su hija Rocío no han dejado de buscar justicia ni verdad. Aunque el crimen ha prescrito, ambas se han acogido al derecho a saber qué ocurrió realmente aquella noche en la que su vida cambió para siempre. El archivo reciente del caso, después de lograr reabrir el sumario tras casi cuatro décadas de silencio institucional, ha supuesto un nuevo golpe para la familia. “Ha sido otro palo, otra decepción más”, lamenta Charo, que considera que en su momento no se investigó con la debida eficacia. Tras años de esfuerzo, lograron identificar a los miembros del comando que irrumpió en su casa, pero con el caso ya archivado, nunca podrán declarar. Charo y Rocío no buscan venganza, sino saber la verdad, una verdad que, según explican, no prescribe con el paso del tiempo. El cierre del caso sin que nadie haya respondido ante un juez por lo ocurrido agrava la sensación de abandono institucional que han sentido durante años.

Charo tenía solo 36 años cuando su marido fue asesinado. Con cuatro hijos y una fortaleza admirable, batalló durante décadas para esclarecer los hechos. Ahora, a sus más de 80 años, admite estar cansada y decepcionada: “Ha habido pruebas de que eran ellos”, afirma, aludiendo a los sospechosos identificados. Uno de los nombres que resuena con más fuerza en sus palabras es el de Arnaldo Otegui. La familia está convencida de que fue jefe del comando responsable del asesinato y que conoce perfectamente a los autores. Verlo hoy como una figura pública legitimada como “hombre de paz” les resulta especialmente doloroso. “Me queda poco de vida, pero me moriré con la pena de haber visto cómo encumbramos a Otegui como un hombre de paz que sabe perfectamente quién mató a mi marido”, denuncia con firmeza. Para Charo y Rocío, ese reconocimiento social supone una segunda humillación, una herida que nunca ha cerrado del todo y que se reabre cada vez que sienten que los crímenes de ETA siguen sin resolverse ni condenarse con claridad.