
Machismo
Iker Jiménez y Carmen Porter relatan los comportamientos humillantes que emanan del caso Salazar
"De verdad, no sé si voy a seguir", confesaba asqueado Iker Jiménez en 'Horizonte', quien analizó esta nueva polémica que rodea al PSOE junto a su mujer, Carmen Porter

La gravedad de este asunto ha provocado que Iker Jiménez encendiese anoche "la baliza de emergencia" en 'Horizonte', uno de los programas nocturnos que lidera durante la semana en Cuatro. El maestro de ceremonias de Mediaset junto a su mujer Carmen Porter, iniciaron el programa de ayer con una de las últimas polémicas que rodea al PSOE. Durante las últimas horas se han producido un aumento de denuncias internas en contra de Paco Salazar, quien estuvo a punto de convertirse el nuevo secretario general del Partido Socialista, sustituyendo a Santos Cerdán. Durante los primeros minutos de la noche de ayer, Iker Jiménez y Carmen Porter relataron los comportamientos humillantes que emanan del caso Salazar y el propio presentador confesó sentirse muy asqueado por las declaraciones que iba a leer a continuación.
Iker Jiménez y Carmen Porter, asqueados tras las acusaciones contra Paco Salazar
Iker Jiménez manifestó una profunda consternación ante la difusión de graves testimonios que detallan un ambiente laboral tóxico y degradante dentro del PSOE. Durante la lectura de fragmentos, el presentador se vio visiblemente afectado por la crudeza de los relatos, que aluden a situaciones de "misoginia", "baboseo" y comportamientos humillantes sufridos presuntamente por mujeres en su entorno de trabajo por Paco Salazar. Carmen Porter complementó la discusión enfocándose en la gestión interna y la repercusión de las denuncias, señalando la existencia de presiones, posibles coacciones y la presunta oferta de cargos a las mujeres afectadas para que retirasen sus quejas. Subrayó, además, que el caso está provocando una fuerte división en el PSOE, donde cada vez más voces internas abogan por elevar el asunto directamente a la Fiscalía. Por otro lado, el colaborador Miquel Giménez ofreció una descripción irónica y mordaz de la figura de Salazar, a quien definió como "un guarro" en contraste con su supuesto perfil de "intelectual" y "fino poeta", con el fin de contextualizar el escándalo para la audiencia más joven. Giménez criticó duramente la pasividad de los mecanismos internos del partido, que no proporcionaron una respuesta formal ni actuaron ante las quejas iniciales de las trabajadoras.
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