Emoción
Jesús Calleja ayuda a reconstruir un pueblo valenciano afectado por la DANA en 'Volando Voy': "Hay futuro"
El aventurero leonés se trasladó a Sot de Chera y sorprendió a todos los vecinos de la zona con sus acciones
Desde 2007, Jesús Calleja lleva ligado a Mediaset España y su vinculación con el grupo de comunicación situado en la carretera de Fuencarral está en uno de sus mejores momentos tras sorprender a todos con su viaje al espacio en el mes de febrero. Tanto es así que fue ubicado al canal principal del grupo, Telecinco, tanto con su 'Universo' como con 'Volando Voy', que inició ayer su temporada número once ayudando a dar visibilidad a las zonas rurales de nuestro país y anoche en el primer capítulo, el aventurero leonés se trasladó a Sot de Chera, un pequeño pueblo valenciano que fue arrasado por el paso de la DANA de finales de octubre del 2024, cuyas infraestructuras han sido recuperadas gracias a los trabajadores del espacio televisivo que ahora ocupa el prime time de los jueves de Telecinco.
Un inicio bastante emotivo
Jesús Calleja y su equipo se desplazaron hasta Sot de Chera, un pequeño municipio de la sierra valenciana que sufrió gravemente las consecuencias de la DANA en octubre. El pueblo, conocido por su playa fluvial y su paseo, vio cómo estos espacios clave para la vida social y económica quedaban arrasados por la fuerza del agua. Al conocer la magnitud de la tragedia y el impacto emocional que supuso para sus habitantes, el equipo del programa decidió implicarse por completo en su recuperación. Fue así como emprendieron un ambicioso proyecto de reconstrucción, con el objetivo de devolver al municipio no solo su estructura, sino también su esperanza. En un gesto simbólico y emotivo, eligieron a Fina, la vecina de 95 años, para sobrevolar con Calleja el renovado paisaje. Desde el helicóptero, pudo ver por primera vez cómo su querido pueblo había recobrado la vida, entre lágrimas y palabras de agradecimiento que emocionaron a todos.
El programa capturó con detalle el proceso de transformación del municipio, mostrando el antes y el después de cada rincón restaurado. La playa fluvial fue completamente recuperada, y el paseo se llenó de jardineras, árboles, y una nueva escalera para acceder a la arena, ahora equipada con toallas y sillas. Las mejoras no se limitaron al entorno natural: también se construyó una pista de petanca, una de las peticiones más insistentes de los vecinos, y un parque infantil lleno de columpios y juegos para los más pequeños.
Estas acciones no solo devolvieron espacios físicos, sino también el alma del pueblo. “Si hay río, hay pueblo y futuro”, declaró Calleja, mientras los vecinos aplaudían con emoción.