Estreno
Ah, que el sueño americano es una cuestión de dinero
Apple TV+ estrenó este mes la tercera y última temporada de la comedia negra «Physical» protagonizada por Rose Byrne
Hace un poco de calor para calzarse las mallas y los calentadores, pero es el momento perfecto para despedirse de Sheila Rubin y su idílico mundo de los 80 en «Physical». A través de dos temporadas hemos visto a la frágil ama de casa de la soleada San Diego convertirse en una empresaria de primer orden en el mundo del fitness a pesar de los cientos de problemas a los que tiene que hacer frente y que incluyen su propia lucha interna. Ahora Apple TV+ ha estrenado este mes los 10 capítulos que conforman la tercera y última entrega de esta serie, comedia negra, producida por la protagonista Rose Byrne y creada por Annie Weisman.
Para los no iniciados, «Physical» nos presenta la vida de Sheila Rubin (Rose Byrne), una ama de casa silenciada por un matrimonio disfuncional con un marido chovinista dedicado a la política y una hija chillona, y que sufre en silencio una vida frustrante llena de ira y odio en pleno nacimiento de la era conservadora de la presidencia de Ronald Reagan. En su afán por superarse y controlar su propios problemas mentales que la avergüenzan desde su propia cabeza, encuentra en el aeróbic no solo su fuente de independencia y empoderamiento, sino también un negocio próspero, aunque por el camino tenga que bailar sobre algunas cabezas rubias. En la segunda temporada y con la serie mostrando la decadencia del «sueño americano», Sheila lanza un ultimátum a su marido y pone toda su vida patas arriba. Acaba teniendo por citas en la habitación del motel con el apuesto y excéntrico desarrollador John Breem (Paul Sparks), el enemigo mortal de su marido. Aquí ya vimos despuntar a Ingresa Greta (Dierdre Friel), una compañera-madre en la guardería de la hija de Sheila que asume un papel más importante y mucho más divertido esta temporada como la posible mejor amiga de Sheila. En esta tercera entrega tenemos nuevos personajes. Uniéndose al reparto habitual que incluye a Rory Scovel, Dierdre Friel y Paul Sparks, está la galardonada actriz Zooey Deschanel en su regreso a la televisión. Con la ayuda de su leal amiga y ahora socia de negocios Greta, Sheila ha encontrado confianza y fuerza interior a través de su trabajo como monitora y empresaria con «Body by Sheila». Pero todo en la vida de nuestra protagonista es obsesión, y para esta entrega final tenemos a la nueva diosa del aeróbic Kelly Kilmartin (Deschanel), que se convierte rápidamente en una amenaza para el imperio y la salud mental de Sheila, ya que acaba apareciendo en la imaginación de la empresaria hasta límites absurdos. Kilmartin no solo sale en televisión, si no que promociona el mismo tipo de producto que Sheila, una especie de step para los ejercicios. Sus apoyos, Greta y su marido Ernie Hauser (Ian Gomez), y el exmarido de Sheila, Danny (Rory Scovel), no lo ven claro y Danny todavía está terriblemente implicado con el medio ambiente, por lo que no le gusta que el step esté hecho de plástico. A Ernie no le gusta que Sheila se engañe sobre la competencia del producto, y hasta su propia amiga se la encuentra hablando sola y duda de la integridad de amiga y negocio. Sheila se apuntará a la guerra televisiva gracias a su antiguo amor John Bree y desemboca en un programa semanal.
En «Physical»Rose Byrne está sensacional y se come todas las escenas, sin faltar ni una. Y en esta temporada esto sigue acentuándose, de tal manera que la moraleja de que por arreglar un problema superficial todo lo demás no se va a arreglar solo nos lo enseña en Sheila, pero deja demasiado de lado al resto de secundarios con problemas similares y distintas resoluciones. Las zapatillas de aeróbic de «Physical» pasan de puntillas sobre muchos detalles y se muestra lineal hasta el odio a los tonos pastel. Muchos no querrán ver otra serie de televisión en la que se ve lo horrible de algunos, pero se puede aprender mucho de Sheila, y de Byrne. Pero la tercera temporada se muestra desgastada tras el acelerón de la segunda. Veremos a Sheila dejar de intentar eliminar las voces y encontrar una fría paz interior gracias a aprender a vivir con ellas en armonía. Y, qué demonios, el dinero compra libertad.
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