Estreno

Amigos de mediana edad con derecho a no rozarse

►Apple TV+ estrena «Platonic», comedia con la pareja Seth Rogen y Rose Byrne, alejada del romanticismo y el sexo

Seth Rogen y Rose Byrne vuelven a reunirse tras hacer «Malditos vecinos» en 2014
Seth Rogen y Rose Byrne vuelven a reunirse tras hacer «Malditos vecinos» en 2014Apple TV+

En 1989 la película «Cuando Harry encontró a Sally» lanzó al aire una pregunta incómoda: ¿Pueden dos amigos, un hombre y una mujer, ser sólo eso? ¿sin enamorarse y sin sexo? Cualquiera de nosotros podría dar respuesta a eso, o debería. Para los que quieren argumentos una escena del capítulo piloto de «Platonic» la nueva serie de comedia protagonizada por Seth Rogen y Rose Byrne que acaba de estrenar Apple TV+.

Hace 9 años que Rogen y Byrne se reunieron en la cinta «Malditos vecinos» para interpretar a un matrimonio. Ahora se meten en la piel de Will (Rogen), un recién divorciado, socio de una cervecería de moda y «un payaso grunge de los 90» por su forma de vestir, y Sylvia (Byrne), un ama de casa con tres hijos y un marido ideal. Ambos en la crisis de la «mediana edad», amigos íntimos durante la universidad y separados durante años por una fuerte bronca. Cuando Sylvia se entera de que Will se ha divorciado, se deja convencer por su marido Charlie (Lucas Macfarlane) para retomar el contacto. Ya esta escena nos da una idea del carácter general de los diez episodios que forman esta primera temporada. Toda la serie se sustenta por la química entre los dos protagonistas, a los que vemos huir recurrentemente a su otra mitad para desahogarse, mentalmente, y volver a sus vidas para que podamos ver por dónde hacen aguas. Rogen y Byrne consiguen hablar sin palabras, pero también con ellas, y en ocasiones parece que no existe guión y se dejan llevar por la magia de su interacción. Seguro que gran parte del metraje está lleno de improvisaciones eternas antes del «corten».

La base argumental de «Platonic» es que nadie llega a entender la relación que mantienen estos dos amigos y que nunca se acerca ni de lejos al sexo o a una atracción romántica. Por eso, y sin esta expectativa, la serie disfruta de frescura y diálogos ingeniosos, aunque es cierto que para algunos espectadores las travesuras de chiquillos a los que se ven abocados por la vuelta a la adolescencia, rozan la comedia absurda. Hablamos de teñirse el pelo, drogarse y haciendo el ridículo en los restaurantes. Sylvia y Will reconectan, tardan, pero entre insultos y halagos, lo hacen. Porque esta serie también habla de la amistad que con el más leve contacto revive de las brasas porque nunca se apaga del todo, aunque haya que atizar el fuego. Los dos protagonistas se conocían con 20 años, y ahora más que nunca son los únicos que pueden ver la deriva vital del otro, en qué se han convertido sobre aquello que querían ser. Ella abogada, pero lo sacrificó por los hijos (quizá manido) y él nunca ha terminado de madurar, en cuanto al menos lo que se refiere a su vida y su negocio. En cada capítulo se sentarán unos minutos e intercambiarán piropos, consejos, insultos y quejas a partes iguales.

También es cierto que sobrevuelan temas como la crisis del matrimonio, pero no lo arrastra por el suelo, si no que lo admiten. No es una serie en la que al final el amigo se queda con la chica porque el marido es imperfecto. Completan el reparto secundarios uqe provocan momentos hilarantes: la amiga de Sylvia, Katie (Carla Gallo) y los camareros de Will, Omar (Vinny Thomas) y Andy (Tre Hale). Los creadores, Nick Stoller y Francesca Delbanco nos han dado en qué pensar mientras expresaban su irritación con los e-scooters y nos enseñan a robar lagartos.