Estreno

Un triángulo amoroso con más de tres aristas

Prime Video estrena hoy la segunda temporada de «El verano que me enamoré» con nuevos desafíos para los protagonistas

El verano que me enamoré
Un triángulo amoroso con más de tres aristasPrime Video

«Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver», escribió magistralmente Joaquín Sabina en «Peces de ciudad». Esa es la intención de Belly, Conrad, Steven y Jeremiah, los jóvenes protagonistas de «El verano que me enamoré», la serie basada en los libros súper ventas de Jenny Han, que hoy estrena en Prime Video su segunda temporada de ocho episodios. Venimos de una primera entrega donde la noticia de la enfermedad de Susannah ha revolucionado el mundo de las dos familias que veranean juntos en el pequeño pueblo costero de Cousins Beach, y juntos, y por separado, se enfrentan, incluida la enferma, a la posibilidad de un mal final.

Montaña rusa

Sin hacer spoilers, aunque es evidente desde el primer capítulo, un suceso ha puesto patas arriba la casa de vacaciones, con Belly (Lola Tung), Conrad (Christopher Briney), Jeremiah (Gavin Casalegno), Laurel (Jackie Chung) y Steve (Sean Kaufman), dentro. Unos confusos flashbacks van dejándonos entrever que el invierno tras el que la joven Belly besó a los dos hermanos y todo explotó, hay razones por las que todo está avinagrado, y el dulce verano se ha transformado en un confuso invierno, y un verano sin buenas perspectivas. Además, el triángulo amoroso inaugurado por Belly, Jeremiah y Conrad tiene más aristas de las previstas, puesto que todo el universo alrededor de las idas y venidas de los tres jóvenes provoca auténticos tsunamis en la comunidad, la universidad y la relación entre ellos y de cara al exterior. Durante gran parte de los primeros capítulos, los personajes se mueven somnolientos y cabizbajos y se acusan unos a otros de insensibles. La tristeza se ha adueñado del corazón de cada uno de los protagonistas a los que se unen esta temporada Elsie Fisher como Skye y Kyra Sedgwick como Julia, la hermana de Susannah. La montaña rusa en la que se ha transformado la serie no da tiempo para confiarse. Las relaciones mejoran y empeoran a velocidades vertiginosas, mientras cada personaje elige qué quiere hacer con su verano, sus recuerdos y su vida. Es cierto que no hay nada que no arregle una buena reunión de amigos alrededor de un helado en el muelle o jugando en la feria, pero la vida real siempre vuelve al regresar a casa. La existencia parece más sencilla si nada cambia, si todo permanece en su sitio, lo que nunca sucede. Y provoca decepción durante todo el metraje. El acierto en esta segunda temporada de «El verano que me enamoré» es abrir los ojos a que cada uno interpreta su verano como el único existente, cuando realmente alrededor de Belly y Jeremiah o Conrad, giran otras vidas que también ganan en intensidad. Intente no parpadear y enriquecerse con otras historias lejos del triángulo amoroso principal.

Pero quizá toda esa nostalgia que notan los protagonistas es la sensación previa a despegar definitivamente; a soltarse y dejar atrás los días en los que todo era dulce, sencillo, y pacífico. Pretenden en ocasiones crecer por encima de su edad verdadera, lo que complica comprar alcohol para celebrar el final de una época. La música volverá a ser determinante para los estados de ánimo del metraje y repite Taylor Swift con «Cruel Summer» y «Lover», temas de Leirie, Gricer Gause, Vampire Weekend y Dua Lipa, entre muchísimos otros. Los tres primeros episodios de la exitosa serie, a cargo de las showrunners Jenny Han y Sarah Kucserka, se estrenarán hoy 14 de julio, seguido de un estreno semanal cada viernes hasta el final de temporada el 18 de agosto. La segunda temporada de «El verano en que me enamoré» estará disponible en más de 240 países y territorios de todo el mundo como parte de la suscripción Prime.

No podemos desvelar si alguno de los tres protagonistas tomará la decisión por los otros dos. Pero sí que habrá una cocción lenta y transiciones por doquier, algunas no las comprenderemos, pero les acompañaremos en este viaje en el que se descubrirán las primeras decepciones amorosas cuando ya el verano de su vida se va transformando en un otoño con esperanzas, pero puede que sin amor.